Películas y libros para el Orgullo

Estos días se celebra el Orgullo. Son jornadas festivas y reivindicativas que deben servir para celebrar todo lo avanzado en derechos y libertades, pero también todo lo que nos queda para llegar a la igualdad real. Ya hablé ayer de algunas de las razones por las que seguimos necesitando este día. Hoy quiero centrarme en la visiblidad de las personas LGTBI en el cine, la televisión y la literatura. Muchos crecimos sin referentes LGTBI de ningún tipo. Encontrar un personaje homosexual en una serie, por ejemplo, y no digamos ya que no estuviera atormentado o no fuera un secundario que sirviera como excusa para risitas homófobas y chistes denigrantes, era una hazaña. 


Recuerdo que en mi infancia y adolescencia encontrar personas no heterosexuales era todo un descubrimiento. Sí, sí es importante que haya personas diversas en la pantalla. No por cuota, no por el malvado y perverso lobby gay con intenciones ocultas, no. Sencillamente porque ese mundo de hombres blancos heterosexuales que durante demasiado tiempo ha sido casi el único que han mostrado series y películas nunca fue el mundo real. Porque para un joven que no sabe si lo que siente está bien es importante ver a personas que sienten lo mismo que él. Porque la representación es fundamental, porque todos necesitamos referentes. 

Me acuerdo, por ejemplo, del personaje de Jaime al que interpretaba Jan Cornet en Motivos personales (2005). O de Mauri, el personaje homosexual de Aquí no hay quien viva, que tanto hizo por la visibilidad, a quien daba vida Luis Merlo. O la pareja de Maca y Esther (Patricia Vico y Fátima Baeza) en Hospital Central. Eran excepciones, casos contados, y por eso fueron tan pioneros y tan importantes. Sí, estábamos en el siglo XX, pero aún era revolucionario ver a personajes homosexuales en la televisión, sobre todo, si los veíamos felices y viviendo en libertad. 

En el cine pasa algo parecido. Como comentábamos hace unos días con motivo de Salir, el primer corto con un personaje gay de la historia de Disney, estamos todavía en un punto en el que casi cualquier avance en visibilidad es histórico. La vida de Adèle fue la primera película protagonizada por dos mujeres lesbianas en ganar la Palma de Oro de Cannes, la maravillosa y delicada Moonlight hizo historia en los Oscar al convertirse en la primera película con un protagonista homosexual en ganar el Oscar y Love, Simon, estrenada hace sólo unos años, fue la primera comedia romántica adolescente producida por un gran estudio de Hollywood. 

Sí, durante demasiado tiempo los personajes homosexuales quedaron reservados al, por otra parte, maravilloso cine independiente. Aun hoy, por ejemplo, Disney decide emitir en Hulu, otra de sus plataformas, y no en Disney + la serie Love, Victor, basada en aquella película, por que al parecer el descubrimiento de la sexualidad de un joven es algo demasiado escandaloso y poco familiar. 

Se ha avanzado, por supuesto que se ha avanzado. Ahí está, por ejemplo, la excepcional Merlí, creada por Héctor Lozano y emitida en TV3, que tiene entre sus tramas la de la autoaceptación de Bruno David Solans), o su continuación en Movistar, Merlí:Sapere Aude, que explora sin tapujos la bisexualidad de su personaje, Pol (Carlos Cuevas). O la trama, extraordinaria, de Quima (Manel Barceló), una profesora trans, a la que en una escena gloriosa le dicen: "yo soy una mujer auténtica", a lo que ella responde: "serás una mujer auténtica, pero yo soy una señora". 

Sí es importante la representatitividad, la visibilidad, que todos nos podamos ver reflejados en las historias de ficción. Lo es también en la literatura. Recuerdo que para mí fue un shock leer de joven El día que murió Marilyn, y su historia de dos amigos, uno de ellos, abiertamente homosexual. Y me habría encantado leer antes El viaje de Marcos, de Óscar Hernández. Quienes tanto se rasgan las vestiduras por que hoy existan historias de amor diverso para todo tipo de públicos, en especial el adolescente, podrían reflexionar sobre la importancia de verse reflejado en el cine o en los libros, porque lo que no se ve existe, claro que existe, pero lo hace condenado a esconderse, a reprimirse, a no aceptarse y sentirse mal. 

Por todo eso, porque es importante y salvador, porque todos ganamos si las historias que nos cuentan son ricas y diversas, porque todos existimos, también los no normativos, he aquí una lista sin orden ni concierto, nada exhaustiva, de películas, libros y obras de teatro para el Orgullo, con un enlace a la crítica escrita en el blog, en el caso de las que los haya hecho. 

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