Los mejores libros que he leído en 2023

 

"Cuanto más leía, más separación existía entre lo que rebullía en mi interior y lo que ocurría en el exterior, y no sabía dónde estaba la verdad e inventaba explicaciones absurdas para continuar al día siguiente haciendo lo mismo, y en mi memoria ocurrían descabelladas asociaciones y cada vez era más complejo el laberinto de las ensoñaciones". Este pasaje de El palacio azul de los ingenieros belgas, de Fulgencio Argüelles, retrata bien lo que sentimos los amantes de la lectura y cómo muchas veces eso que llamamos realidad no es más verdadero que aquello que encontramos en los libros. Es justo eso de no saber dónde está la verdad y seguir con las fantasías y las ensoñaciones, aunque la literatura también nos ofrece precisos análisis y reflexiones sobre la realidad. Un año más, muchos de los mejores momentos que he vivido en 2023 han sido en compañía de un buen libro. Otros dos en los que pienso inmediatamente cuando me pongo a escribir este artículo son Les enfants endormis, de Anthony Passeron, en el que el autor entremezcla una historia familiar con el relato histórico de la investigación del VIH, y La vida secreta de un cementerio, un libro de lo más singular en el que Benoît Gallot, conservador del cementerio parisino Père-Lachaise, relata cómo es eso de vivir en uno de los cementerios más visitados del mundo, donde descansan los restos de personalidades como Oscar Wilde, Marcel Proust o Jim Morrison. 

Varios de los libros que más me han gustado este año riman entre sí y abordan cuestiones como el papel que otorgamos al trabajo en nuestro tiempo de prioridades confundidas y de prisas desmedidas. Tanto Gozo, de Azahara Alonso, como El último hombre blanco, de Nuria Labari, reflexionan desde una mirada crítica sobre esta cuestión verdaderamente imperiosa en nuestra sociedad. Las dos son espléndidas. 

Este año he disfrutado mucho de una de las experiencias más gratificantes que puede sentir un lector: descubrir nuevos autores. Nuevos para mí, matizo, porque hay libros y voces que llevan décadas esperándote y a las que llegas justo a tiempo. Me ha encantado acercarme por primera vez a la ligereza inteligente de los relatos de Nora Ephron en No me acuerdo de nada y en Me gusta mi cuello. Divertida, ingeniosa, absolutamente genial. De María Cureses había leído su excepcional libro de relatos Ciertas cenizas, que me deslumbró,  y este año me ha encantado su novela Ni luz ni llanto, de lo mejor que he leído en 2023, por su estilo crudo, realista y auténtico. Uno de esos libros que te hacen pensar en lo afortunado que eres por haberlo encontrado. Un libro soberbio. 

En un lugar destacado en el capítulo de descubrimientos del año, o más bien en el de autores en cuya obra he profundizado, porque ya había leído La vida lenta, está Abdellah Taïa, quien presentó en el Institut Français de Madrid su último libro, Vivir a tu luz, dedicado a su madre. Lo compré allí mismo, igual que El que es digno de ser amado, del que aquel es en cierta forma una continuación, ya que incluye una carta escrita a su madre en la que le reprocha que no aceptara su homosexualidad, mientras que en su última novela, en cierta forma, se reconcilia con ella, comprende de dónde viene, qué educación y qué vida tuvo su madre, cuya historia está atravesada por el colonialismo francés en África y que se vio sola cuando su marido murió en la guerra de Indochina. Es arrolladora la fuerza de la voz narrativa del autor marroquí que vive en París, a la vez cruda y delicada, directa y lírica.  

Los libros de Taïa tienen siempre un fuerte componente autobiográfico y sitúan la identidad en el centro de la trama. Lo mismo cabe decir de La mala costumbre, la deslumbrante primera novela de Alana S. Portero. Es un libro escrito con una frescura y una ternura fuera de lo común, en la que el tono de la novela cautiva desde la primera hasta la última página. 

También son protagonistas de la historia dos jóvenes no normativos en Un lugar para Mungo, un libro muy duro de Douglas Stuart ambientado en Glasgow en los años 90, y Algún día este dolor te será útil, de Peter Cameron, cuyo protagonista es un joven homosexual que no quiere ir a la universidad, básicamente, porque no le cae bien la gente. "Estar solo es una necesidad básica para mí, tan básica como alimentarme o beber agua, pero observo que a los demás no les sucede lo mismo". Fantástico. 

Otro libro que he disfrutado especialmente este año es El último sueño, en el que Reservoir Books reúne doce relatos de Almodóvar, con una mezcla muy almodovariana de géneros y protagonistas, desde delirantes cuentos con Jesucristo, Juana la loca o el cónde Drácula, como relatos muy emotivos y personales en los que el autor habla de sí mismo, como el que da título al conjunto, dedicado a su madre. Tampoco puede faltar en este artículo de lo mejor que he leído en 2023 El retrato de casada, en el que Maggie O'Farrell vuelve a llenar de literatura los vacíos de la biografía de un personaje histórico, en este caso, de Lucrezia de Medici, como ya hizo en Hamnet con la mujer y un hijo de Shakespeare, muerto de niño y que podría haber llevado al autor a escribir Hamlet

Voy terminando este artículo de lo mejor que he leído en 2023 con ensayos, o algo así. Libros que toman como materia prima la realidad, al menos. Libros, en muchos casos, raros, inclasificables. Libros magníficos. Por ejemplo, El violín de Lev, en el que Helena Attlee parte de un instante en un concierto en el que queda fascinada por el sonido de un violín y termina construyendo una historia deliciosa que es a la vez guía de viajes, ensayo histórico y libro de memorias. Una maravillosa rareza, como lo es Jóvenes héroes de la Unión Soviética, de Alex Halberstadt, una obra extraordinaria en la que, a través de la historia de su familia, el autor recorre la historia del siglo XX, desde la Unión Soviética en la que nació hasta Nueva York, donde vive. Es un libro que lo tiene todo, de esos que uno recomendaría con los ojos cerrados a cualquiera porque es realmente difícil que esta historia familiar no impresione y conmueva a cualquier lector. Imperdible. 

El cuadro perdido de Picasso, de Eugenia Tusquets, se presenta como una novela pero cuenta una increíble historia real sobre el genial pintor malagueño del que este año se ha celebrado el centenario de su nacimiento. 

Dos ensayos que hablan de nuestro presente y de algunas de las dinámicas más poderosas que nos dominan son Las horas han perdido su reloj, de Grafton Tanner, que reflexiona sobre el enorme peso de la nostalgia en nuestro mundo y el peligro que esto puede acarrear, y Hombres (blancos) cabreados, de Michael Kimmel, en el que el autor busca acercarse de forma desprejuiciada al fenómeno de los hombres que se sienten amenazados por el feminismo o la defensa de los derechos de las personas LGTBI. Una radiografía del trumpismo escrita antes de la irrupción de Trump en Estados Unidos. 

Uno de los libros que más me han gustado en 2023 es sin duda La impostora, de Nuria Barrios. Forma parte de ese selecto grupo de libros que realmente transforman al lector de alguna forma. Yo no he vuelto a leer una obra traducida de otro idioma sin acordarme de lo que la autora explica en este ensayo fascinante, dedicado precisamente al oficio de la traducción. Pone algunos ejemplos de cómo la traducción ha jugado un papel clave en la historia, como la posibilidad de que eso de que dios creó a Eva de la costilla de Adán pudo no ser realmente así, porque más bien parece que lo que se decía en la Biblia era que Eva se creó al costado de Adán. 

La literatura tiene muchas funciones, todas las que encuentre cada persona lectora. Sin duda, una de ellas es ayudar a hacer memoria y recordar pasajes históricos poco conocidos o que a alguien le convino silenciar. Es lo que hace la muy interesante novela Los elegidos, de Nando López, ambientada en el franquismo, y que hace una encendida y muy lírica defensa del poder de la literatura que es el broche perfecto para este artículo de lo mejor que he leído en 2023: 

-Contar no es poco, Carmen.

-Contar son sólo palabras.

-Puede. Pero si no nos contamos, no existimos.


Mañana: El mejor teatro y la mejor danza que he visto en 2023

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