El cuadro perdido de Picasso

 

Me encantan los libros que me entretienen y con los que aprendo algo. El cuadro perdido de Picasso, de Eugenia Tusquets, cumple con creces ambas condiciones. El libro, editado por Editorial Funambulista, está muy bien escrito y, además, ayuda a aprender, porque está basado en una historia real. De hecho, es tan interesante su historia y está tan bien contada que en realidad a uno le importa lo justo si es ficción o realidad. La autora cuenta que, salvo alguna licencia narrativa y algún cambio en los nombres de los protagonistas, esta fascinan te historia de un cuadro perdido de Picasso llamado Don Tancredo ocurrió así de verdad. Ella se vio envuelta en ella y decidió contarla en este libro que, ya digo, merece mucho la pena. 
Se sabe que la primera exposición de Picasso en París fue en 1901 en la famosa galería Vollard, poco después del suicidio de su amigo Carles Casagemas, que marcó al genio malagueño y le llevó a entrar en su periodo azul. Se cuenta con los títulos de los 65 cuadros de esa colección y de uno de ellos, el número 63, Don Tancredo, se desconocía el paradero. En 1992, una coleccionista de arte compró un cuadro sin firmar en un mercadillo parisino que podría tratarse de ese cuadro. Comienza entonces una apasionante investigación que la autora narra con capítulos alternos entre el pasado de Picasso, esa época de juventud en París, y el presente narrativo en el que se cuentan las indagaciones que permiten, pasados los años, que la hija de Picasso, Maya, confirme que el lienzo fue pintado por su padre. 

El misterio es enorme, porque nadie ha podido ver ese cuadro. La autora lo pudo ver un par de veces y le permitieron hacer un boceto que comparte en el libro. El cuadro alude a una figura popular española, la de un hombre que se quedaba quieto en la plaza de toros haciendo posturas raras para que el animal no lo viera, y que tuvo mucha fama en la época. Pero no hay toros en el cuadro, sino caballos, y una figura central misteriosa. 

El libro es maravilloso. Gustará a quien quiera conocer de cerca cómo funciona el mundo del arte, al que no ahorra críticas la autora, por cierto, pero también gustará a todo amante de la lectura y, en particular, a quienes disfruten las novelas de intriga y misterio, o las de investigaciones detectivescas, pues no es otra cosa lo que se narra aquí. Cada detalle mínimo del cuadro, desde la postura de un caballo hasta el cuello de la camisa del personaje que aparece en el libro, es crucial para dilucidar si la obra sin firma fue pintada o no por Picasso. Es, además, una obra realmente importante porque cambiaría lo que se creía saber del paso del pintor a su época azul. Un libro, en fin, extraordinario con el que he disfrutado mucho. Muy recomendable para este verano. 

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