Las mejores series que he visto en 2020

 

En 2020 hemos estado más tiempo que nunca en casa, para satisfacción de las plataformas audiovisuales, que han visto incrementar sustancialmente el consumo de series. Puede que este año sea el que más series he visto y es en el que me reafirmo en la idea de que hay mucha calidad en las series, sí, pero también una saturación enorme de contenidos. Más o menos cadas tres días hay una serie de moda, la mejor de todos los tiempos, hasta que llega otra y se deja de hablar de la anterior. Y así una y otra vez. Es imposible estar al día de todos los estrenos de series, pero en este artículo hablaré de las que más me han gustado este 2020. 

Para mí, en lo que respecta a las series, 2020 ha sido el año del final de Homeland. La octava temporada de la serie fue una despedida a lo grande, a la altura de la hondura y la calidad de esta producción. Por momentos, esta temporada final llegó a alcanzar las cotas de tensión y brillantez de sus comienzos. Es cierto que la serie tuvo un bache importante tras su segunda temporada, pero remontó y este año ha culminado con una historia tan compleja, enrevesada, inteligente, reflexiva y llena de conflictos éticos como las de sus inicios. En los últimos años han proliferado las series y Homeland, creación de Howard Gordon y Alex Gansa, basada en la serie israelí Hatifum, siempre ha estado ahí. Supo reinventarse cuando tocó y acertó al mostrar el lado menos amable de la lucha contra el terrorismo y de la geopolítica. 

Por supuesto, 2020 también ha sido el año de Patria, la serie con la que Aitor Gabilondo logra culminar con éxito y difícil reto de trasladar a la pantalla la portentosa novela de Fernando Aramburu. La materia prima de esta producción era inmejorable, pero por eso mismo era un desafío mayúsculo. La serie de HBO logra trasladar la atmósfera de la novela, incluida su estructura narrativa fragmentada. Las interpretaciones de todo el elenco son extraordinarias, en especial, las de las dos grandes protagonistas, las dos matriarcas de esas familias enfrentadas por culpa del odio y la intolerancia del terrorismo etarra: Elena Irureta, que da vida a Bittori, la viuda del Txato, y Ane Gabarain, en el papel de Miren. También aborda el terrorismo etarra, esta vez, reflejando sus comienzos, La línea invisible, una historia honesta y sobria, que además vino acompañada de una excelente serie de podcast que profundizó más sobre ese momento crucial de la historia en la que ETA decidió empezar a asesinar. 

Patria es una de las series favoritas en la temporada de premios, donde se medirá con Veneno, la producción de los Javis para Atresplayer Premium, que espero poder ver en breve, peor de la que no puedo hablar, y Antidisturbios, la muy interesante creación de Isabel Peña y Rodrigo Sorogoyen. Esta producción de Movistar cuenta la historia de un grupo de antidisturbios investigados tras un desahucio en el que muere un joven. Como es habitual en los proyectos de Sorogoyen y Peña, la historia es mucho más compleja de lo que parece y reflexiona sobre el presente, al retratar el poder, sin dar lecciones ni decir al espectador lo que debe pensar. Las mismas cualidades comparte La Unidad, serie también con trama policial y también producida por Movistar, esta vez creada por Dani de la Torre y Alberto Marini. La unidad del título es el grupo de la policía nacional que investiga el terrorismo. Una trama de acción sin complejos que nada tiene que envidiar a las mejores series del género. 

Me impactó Unorthodox, la miniserie de Netflix basada en las memorias de Deborah Feldman, quien huyó de su comunidad ultraortodoxa en Nueva York hacia Berlín, donde encuentra una sociedad abierta y la expectativa de un futuro libre. También están entre las mejores series que he visto este año Mindhunter, de Joe Penhall y David Fincher, que recrea la creación de la unidad del FBI de análisis del comportamiento de los asesinos en serie en los años 70; Ozark, una oscura historia ambientada en la América profunda y con el tráfico de drogas de fondo; El hombre en el castillo, la serie que se basa en la distopía de Philip K. Dick que imagina un mundo en el que los nazis y los japoneses han ganado la II Guerra Mundial, y la tercera temporada de Vergüenza, en la que la gamberrada de Juan Cavestany y Álvaro Fernández Armero se reinventa para ir un paso más allá. 

Skam France me ha permitido hacer oído con el francés y, de paso, me ha encantado, sobre todo, por la relación entre Lucas (Axel Auriant) y Eliott (Maxence Danet-Fauvel), una preciosa historia de amor entre dos jóvenes, en la que se abordan cuestiones como la religión, la autoaceptación de la orientación sexual, la amistad o la bipolaridad. 

Por supuesto, otro de los hitos de mi 2020 seriéfilo fue el regreso de El Ministerio del Tiempo. Los ministéricos empezamos a estar acostumbrados a vivir en la incertidumbre sobre la continuidad de la serie, lo cual nos enfada, pero a la vez parece que cuantas más dificultades tiene el proyecto para salir adelante, más se crece la historia de los hermanos Olivares y más divertida resulta. Ojalá la serie vuelva en unos años para seguir viajando por la Historia de España y recordándonos que el tiempo es el que es. 

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