Unorthodox

 

Contaba la escritora Rosa Montero en una reciente entrevista en Página Dos, el programa de libros de La 2, que todo el mundo tiene alguna vez la tentación de cambiar de vida, de ser otro. Recordé sus palabras al ver Unorthodox, la miniserie de Netflix basada en las memorias de Deborah Feldman, que relata la huida hacia Berlín de una joven judía ortodoxa de su asfixiante comunidad en Nueva York. Y pensé entonces que, efectivamente, todos podemos sentir en ocasiones esa necesidad de cambiar de vida, pero hay personas para las que ello se convierte en una necesidad imperiosa, porque es insoportable el nivel de opresión y falta de libertad de la vida a la que parecen destinadas. 

Emociona la serie, dirigida por Alexa Karolinski, Anna Winger y Maria Schrader. Conmueve desde el comienzo la historia de la joven, a quien da vida de forma más que convincente Shira Haas. Está lleno de verdad el relato, desde el miedo en esa huida, que conocemos en el primer capítulo de la serie, hasta el asombro y la fascinación al encontrar en Berlín una sociedad abierta y tolerante. Tal vez se le puede achacar a la serie que todo ocurre demasiado rápido y es demasiado brusco. Hace amigos rápido. Va a un concierto. Encuentra pronto situaciones que le cuestionan su vida anterior y le ofrecen mil oportunidades nuevas, ventanas abiertas al mundo. Pero es una cuestión menor, una licencia narrativa. Lo que importa y remueve es el fondo. 

La protagonista respeta las muchas y muy rígidas tradiciones de su comunidad judía ortodoxa. Se casa y tiene como objetivo último dar hijos a su marido. Ése es su papel en el matrimonio, ésa es la misión de su vida. Ahogada por la falta absoluta de libertades, sin ni siquiera poder continuar dando clases de piano, sin poder cantar delante de un hombre (porque se considera pecaminoso), sin personas de confianza a las que contar lo que siente, sin poder ser ella misma, un día decide huir. Se marcha a Berlín, donde vive su madre, otra oveja descarriada del rebaño, otra mala judía a ojos de la comunidad. 

Uno de los múltiples aciertos de la serie es que no juzga a nadie. Sólo muestra. Enseña cómo son esas tradiciones ortodoxas y en qué papel queda la mujer, más o menos, el mismo en el que queda en la mayoría de las religiones, al menos, en las concepciones más radicales de las religiones. Pero no presenta al marido de la joven como un malvado opresor machista, sino más bien como un pobre chaval hijo de la educación recibida y de lo que se espera de él, fiel seguidor de los principios que se le han enseñado como sagrados desde niño. Más oscuros e inquietantes son otros personajes de la comunidad, decididos a dar con la joven y llevarla de vuelta a casa. 

Es emocionante ver a la joven descubrir, no ya una nueva vida, sino la posibilidad de ella. Descubre en Berlín que allí nadie la juzga, que nadie reprobará su vestimenta ni a quién besa o con quién camina por la calle. Se encuentra con un grupo de jóvenes apasionados por la música, como ella, y que la acogen con cariño y amabilidad. El contraste es salvaje. De la cerrazón a la apertura de mente, de las normas rígidas a la libertad, del control religioso de la intimidad a la capacidad de sentir y vivir como uno desee, de la asfixiante falta de libertad a la inspiradora sensación de que todo es posible. Sí, la serie dulcifica algo la vida en Berlín, pero vemos la ciudad y la vida occidental desde la mirada de una joven que procede de una comunidad cerrada con normas estrictas hasta para el acto sexual entre marido y mujer. Y así, adoptando la mirada dela protagonista, temiendo cuando ella teme y emocionándose cuando ella se emociona, asombrándonos cuando ella se asombra, es como más se disfruta esta serie.

Hay varias escenas memorables en la serie. Una de las más potentes es aquella en la que un familiar de la joven protagonista, que acude a Berlín a por ella, se encuentra con la madre de la joven, expulsada años atrás de la comunidad. Cuando ella habla de dios, él le pregunta "¿dios?", como extrañado de que ella, oveja descarriada, mencione si quiera a dios. "¿Os pensáis que es sólo vuestro?", le responde. Y ahí, en ese breve diálogo, está gran parte de la esencia de esta serie pequeña y muy emocionante.  

Comentarios