Ozark

Violencia y drogas son las dos categorías con las que Netflix etiqueta a su serie Ozark, creada por Bill Dubuque. Ni las historias violentas me atraen demasiado ni tengo especial interés por las series sobre drogas, que además han copado los catálogos de las plataformas y las cadenas televisivas de forma excesiva los últimos años, y que me suelen aburrir y dar mucha pereza. Pese a ello, hice caso a un consejo y empecé a ver Ozark. Vistas las tres temporadas y a la espera de la cuarta, lo celebro. Sí, es una serie sobre el mundo de la droga, pero lo aborda desde un prisma diferente. Aporta algo original esta serie, algo distinto, no visto antes, o al menos no contado de esa manera.



La serie se centra en el entramado financiero de un cártel de la droga mexicano y, concretamente, en Marty Byrde (Jason Bateman) y su familia. Él es un asesor financiero de Chicago que le lleva los negocios a Navarro, un capo de la droga. Un día, su socio es asesinado por el cártel y Marty se ve obligado a abandonar Chicago precipitadamente rumbo a los Ozarks, en Misuri, para blanquear desde ahí dinero para el narcotraficante y mantenerse con vida. 

Le acompaña en la peripecia su familia, que encaja a la perfección con esa frase tan citada de Tólstoi sobre las familias infelices que lo son cada una a su manera. Llamarla familia peculiar o desestructurada sería quedarse corto, ya que todos sus miembros saben a lo que se dedican y contribuyen a ello. A medida que avanza la trama va ganando en protagonismo Wendy (Laura Linney), esposa de Marty, al igual que sus hijos Charlotte (Sofía Hublitz) y Jonah (Skylar Gaertner). Este último dice en un pasaje de la tercera temporada una frase que resume bien lo que hace esta familia: “nada de lo que hacemos es normal”. 

La serie, sórdida, madura y oscura, muestra las desventuras de los Byrde en los Ozarks, un espacio natural que juega un rol protagonista en la serie. Su adaptación a este nuevo medio y su necesidad de encontrar negocios con apariencia de legalidad para blanquear dinero para el cártel de la droga les lleva a tratar con toda clase de delincuentes de la zona y pone a prueba su capacidad de persuasión y su encanto personal. Todo ello, mientras el FBI les sigue la pista. 

Hay en la serie personajes llenos de aristas y complejidad, nada obvios. Lo son, desde luego, los cuatro miembros de la familia, desde el metódico y serio Marty hasta el muy peculiar Jonah, pasando por la elocuente y manipuladora Wendy y la impulsiva y noble Charlotte. Pero hay más. Por ejemplo, Ruth Langmore (Julia Garner), una joven que vive junto a su familia en unos barracones, quien tiene talento para la delincuencia y los negocios, que siempre dice lo que piensa y que siempre tiene toda clase de insultos y palabras malsonantes en la boca. O su primo Wyatt (Charlie Tahan), que es inteligente y vive presa del determinismo fatalista de su familia. O, por supuesto, Helen Pierce (Janet McTeer), la abogada del cártel en Estados Unidos, uno de los personajes más interesantes de la serie. 

En las tres temporadas se va enredando más y más la trama. Eleva la apuesta en cada nueva tanta de capítulos y lo hace manteniendo el interés, o incluso incrementándolo. Nada de lo que hacen los Byrde es normal, en efecto, y tampoco es algo ya visto en otras series sobre narcotráfico. Aquí el capo de la droga es un personaje secundario y el protagonismo lo acapara esta familia que blanquea dinero para él y los personajes con los que interactúan. Es, a su manera, una serie familiar, pero no precisamente porque sea apta para toda la familia, sino porque todo gira en torno a una familia extraña que se abre paso en la América profunda y va cruzando fronteras éticas casi a cada capítulo. Como ocurre con los personajes bien construidos, con las buenas historias, uno casi les  toma cariño y todo a los Byrde, incluso aunque lo que hagan sea aberrante. A su manera, el espectador queda embaucado, igual que los políticos, empresarios y magnates con los que negocian, siempre al borde del abismo. Ojalá la cuarta temporada, que ya ha confirmado Netflix y que será la temporada final, le dé un cierre digno a esta serie peculiar que demuestra que siempre se puede abordar un tema ya muy manido desde una perspectiva diferente. 

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