Los mejores conciertos que he vivido en 2019

Además del concierto de ayer de Vetusta Morla en el Palacio, este 2019 he disfrutado de varias de esas noches en las que la música detiene el tiempo y mejora la vida, en las que el mundo feo y gris de fuera desaparece, en las que todo es posible. Recuerdo con mucho cariño, con esa sensación de irrealidad que dejan los sueños, la noche del 1 de abril, en la que Zaz conquistó el Palacio con su energía, con su voz siempre a punto de romperse, con su delicadeza, con su energía positiva y sus cambios de ritmo. 


Además de intentar corear los estribillos de sus temas, y practicar así el francés, ese idioma tan musical, ese amor a primera vista, la noche regaló dos horas mágicas, en las que la cantante francesa estuvo rodeada de una banda que arropó su interpretación de temas nuevos y de discos anteriores, al igual que un cuidado juego de luces. Zaz llamó al escenario a Alba Reche, una de las concursantes con más talento de la última edición de Operación Triunfo, que interpretó el tema más conocido de Zaz, Je veux, en el concierto, y con quien mostró una gran química en el escenario. También hubo espacio para hablar de iniciativas solidarias en las que participa Zaz, fiel a sí misma y a su autenticidad en todo lo que hace. Cambió la letra de Paris sera toujours Paris, para hablar de Madrid en una estrofa y celebrar así aquella noche en la que la capital española tuvo un aire parisino

Otro concierto que me hace vibrar como pocos al recordarlo fue el que nos regaló Marwan el 5 de diciembre en una Riviera a rebosar. Era un día raro, en medio del puente de diciembre, pero, de pronto, los atascos y las prisas dejaron de existir, al menos durante un rato. Marwan se acompañó bien en el escenario, al que llamó, entre otros, a Marino Sáiz, Ismael Serrano, Rozalén, David Otero y Pedro Guerra. Fue una noche apoteósica, tras aquel otro concierto del autor de tantos temas inmortales en Donosti, un día antes del 20 de enero, el día más especial del año en San Sebastián. También en Donosti pude disfrutar de Vetusta Morla, esta vez en el Kursaal, escenario de cine por excelencia, donde se rodó otra de esas noches únicas, con la energía arrolladora del grupo madrileño. 

Entre los artistas que acompañaron a Marwan en su fin de gira en Madrid estaba, como dijimos, Marino Sáiz, que aporta su virtuosismo al violín en compañía de otros cantantes, pero que también desarrolla en paralelo otros proyectos en solitario, en los que muestra hasta qué punto es verdad lo que afirma cuando canta que "aquí hay más de lo que ves". Porque Marino Sáiz es el violinista de tantos cantautores, sí, pero también es el genio loco que pone en marcha un espectáculo tan inclasificable como Marino Cabaret, o el que termina interpretando al violín un villancico tras un concierto en el que dejó claro unas cuantas veces que no le gustan nada las navidades, y en las que también interpretó algún que otro tema nuevo, por cierto, en la Sala Marocco. Seguimos dispuestos a continuar el rastro de su talento. También acompañó a Marwan aquella noche en La Riviera Funambulista (Diego Cantero), quien unos meses antes, en marzo, brilló con luz propia en el mismo escenario en un concierto en el que presentó su último disco

Termino con otros tres conciertos. Mejor dicho, dos conciertos y un festival. O, mejor dicho aún, un concierto, un festival y una noche que entremezcló arte con música. El concierto fue el de Tulsa en Las Noches Gatas, en Madrid. Tenía muchas ganas de disfrutar de ella, su estilo peculiar y sus canciones poéticas en directo y no me decepcionó en absoluto. 

El festival, en Barcelona, en el Poble Espanyol, fue el Share Festival, al que fui, sobre todo, porque cualquier razón es buena para volver a Barcelona, y también para ver a los artistas que participaban en él, sobre todo, a Alfred García, cuyo talento está muy por encima de la fama fugaz de un talent televisivo, y también por encima de su suerte desigual en el libro que ha publicado y que ha sido muy criticado en las redes sociales. Y el concierto que mezcló el arte con la música al que aludía antes son las Noches mágicas de la Casa Batlló, en la que se puede visitar esta joya arquitectónica de Gaudí en Barcelona, para disfrutar después de un concierto en su azotea, donde disfrutamos del concierto de Gisela Novais. Volveremos a Barcelona, ojalá también a alguna de estas noches mágicas. 

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