Noches mágicas en la Casa Batlló

El fin de semana regresé a Barcelona, una ciudad a la que siempre estoy deseando volver, incluso antes de haberme marchado. Quizá por aquello de que siempre está bien que queden motivos para regresar, aunque en realidad éstos no son necesarios, aún no había visitado la Casa Batlló, pecado imperdonable, porque sí había admirado su fachada decenas de veces. Me había detenido en el Paseo de Gracia, fascinado, a admirar cada detalle. Había quedado deslumbrado viendo la fachada decorada con rosas el día más bello del año, Sant Jordi. Pero no había entrado nunca y este pasado fin de semana, al fin, entré y disfruté de esta prodigiosa obra de Gaudí desde dentro, además, con un pretexto formidable, las Noches Mágicas de la Casa Batlló, una serie de conciertos en la azotea de este edificio sensacional, que se producen después de una visita por sus principales salas. 


La Casa Batlló, igual que Barcelona en sí mima, fascina por tantas razones que sólo queda rendirse a la evidencia. La visita, por cierto, se realiza con audioguía y con una pequeña pantalla, como de móvil, de realidad aumentada, que permite sumergirse de un modo aún más profundo en este templo modernista. Las figuras en las que se inspiró Gaudí cobran vida ante tus ojos y algunas de las salas que no se mantienen exactamente como nacieron, como el gran salón de la casa, vuelven a la apariencia de entonces. Uno, un poco clásico, suele recelar de esta clase de complementos en la visita, pero creo que tanto esas imágenes como el audio que va narrando lo más destacado de cada sala, aportan mucho al visitante, ayudan a vivir con más intensidad la experiencia. 

Como ocurre con cualquier creación de Gaudí, todo fascina dentro de la Casa Batlló. Especialmente las formas, inspiradas en la naturaleza, que a veces te lleva a sentirte envuelto por olas de mar, o incluso bajo el mar, con esos colores de las cristaleras y esas formas caprichosas. La iluminación del espacio fue una de las obsesiones de Gaudí. También la ventilación, porque aplicó sistemas muy avanzados para la época. No faltan otras creaciones del genio, como Confidente, una de sus peculiares sillas. El ventanal del piso principal (arriba) es extraordinario, igual que el desván y la bóveda superior. También son fascinantes el patio y la fachada interior. 

En la azotea termina la visita y comienza el concierto. Un espacio excepcional para disfrutar de las noches de verano. El sábado fue el turno de Gisela Novais, a la que no conocía y que me encantó, con su mzcla de swing, jazz y blues. La intérprete afirma que busca en estos conciertos "transmitir que estas canciones han sido arrancadas del alma y tocar las teclas adecuadas para que realmente conmuevan". Versiona clásicos, sobre todo en inglés, idioma en el que se dirige mayoritariamente al público, aunque también habla en español y un poco en catalán. Su voz muy particular, su energía en cada interpretación, su empeño por celebrar la vida y disfrutar del momento, hacen del concierto una experiencia sensacional. Por el lugar, claro, pero también por el poder de la música. 

Hay conciertos programados en estas Noches Mágicas de la Casa Batlló hasta el 3 de noviembre, con artistas como Arkano, Summer Lovers o Lexter. Arte y música de la mano bajo el cielo de Barcelona. ¿Quién da más?

Comentarios