Parásitos hace historia en los Oscar

Los Oscar aciertan pocas veces (como todos los premios, no están hechos para acertar, no pueden hacerlo, sino para generar debate y celebrar el cine) y hacen historia muchas menos veces. Anoche lograron ambas cosas, al encumbrar a Parásitos, la excepcional película de Bong Joon-Ho, con cuatro estatuillas: mejor película, mejor película internacional, mejor dirección y mejor guión. Acertaron los Oscar, sí, porque es inapelable premiar a un filme que roza la perfección, una película febril, inmensa, que es puro cine en cada plano, que se desafía a sí misma y se retuerce son sucesivos giros de guión, varios saltos mortales a los que sobrevive y de los que sale fortalecida. Y hace historia, también, porque es la primera película en otro idioma distinto al inglés (The Artist es muda) desde que se crearon estos galardones hace más de 90 años. 


La película surcoreana dio la sorpresa y marcó un punto de inflexión. Con su decisión de ayer, la Academia de Hollywood le dio a sus galardones un tinte internacional como nunca antes, un hito, quizá, sin vuelta atrás. Lleva años los Oscar reconociendo a películas rodadas en otros idiomas, pero con cuentagotas y nunca antes con el premio gordo, el de mejor película. Lo merece esta película portentosa, ganadora en el Festival de Cannes, que ha conseguido algo heroico: poner de acuerdo al público, a la crítica más sesuda, a los festivales, a los Oscar. Absolutamente a todo el mundo. El triunfo de Parásitos, para qué engañarnos, nos reconcilian a muchos con los Oscar y, de paso, nos hacen creer en que la calidad arrolladora de una película puede con todo y que termina imponiéndose en todos los terrenos. 

Insisto, absolutamente nada que objetar al triunfo de la película surcoreana. Ya era un éxito contar con nominaciones más allá de la categoría de mejor película internacional. Qué decir de los cuatro Oscar logrados anoche. La incredulidad del director del filme fue un poco la de todos. No podíamos creérnoslo, no porque Parásitos no lo mereciera, sino porque era demasiado bello para ser real. Pero fue cierto. Y nos alegro a muchos que nada tenemos que ver con este filme más allá que el goce que nos ha regalado. 

Por lo demás, se cumplió el guión previsto de la gala. Joker fue reconocida en su justa medida, por la música de la película, uno de sus puntos fuertes, y por la excelsa interpretación de Joaquin Phoenix, que es por lo que de verdad será recordada esta película, por lo demás, bastante sobrevalorada. El Oscar a mejor actriz se lo llevó, como también se preveía, René Zellweger, por su papel en Judy. Tampoco hubo grandes sorpresas en los premios a mejor actor y actriz secundaria: Brad Pitt por la maravillosa Érase una vez en... Hollywood, de Tarantino, y Laura Dern, por Historia de un matrimonio, uno de los pocos premios que se llevó una película producida por Netflix

1917, el colosal prodigio técnico de Sam Mendes, ganó tres Oscar, a mejor fotografía (no podía ser de otra forma), mejor sonido (idem) y mejores efectos especiales (cómo no). Un solo premio se llevó Mujercitas, de Greta Gerwig, una de las grandes olvidadas de la noche, a la que se reconoció sólo por su vestuario, aunque también muchos echaron en falta algún galardón para la última de Scorsese. Elton John ganó un Oscar por la canción de Rocketman, su biopic, y Toy Story 4 venció en la categoría de mejor película de animación, en la que optaba a estatuilla la española Klaus, que se quedó sin premio, igual que Pedro Almodóvar y Antonio Banderas por la magnífica Dolor y gloria, que nada pudo hacer en la histórica noche de Parásitos

Comentarios