Los mejores conciertos que he vivido en 2020

 

Recuerdo que a finales de enero le conté a una buena amiga que, a pesar de que el año acababa de comenzar, creía que ya había visto los dos mejores conciertos de los que disfrutaría en 2020. No sabía entonces hasta qué punto eso era cierto y, sobre todo, por qué maldita razón lo sería. A la hora de hablar de la música con la que más he disfrutado en 2020 hay un antes y un después en marzo, como con todo lo demás en este año pandémico. Los conciertos que pude disfrutar como siempre, en vivo, saltando y coreando las canciones, y todo lo que llegó después, donde la música estuvo muy presente en nuestro día a día. 

Los dos conciertos por los que estaba extasiado en enero fueron el de Sabina y Serrat en el Palacio y el de Amaia en el Circo Price. Fue memorable poder disfrutar con los dos maestros, autores de tantos temas inmortales en un WiZink Center completamente abarrotado y entregado desde el principio. Los dos derrocharon complicidad e ironía. "Con este señor trabajamos la mitad y cobramos el doble", contó Sabina al comienzo del recital. Esta noche contigo fue el primer tema que sonó en el concierto, una canción que meses después, cuando llegó el confinamiento, sonaba profética: "que no arranquen los coches, que se detengan todas las factorías, que la ciudad se llene de largas noches y calles frías". Se sucedieron las canciones de ambas leyendas, que componen la banda sonora de tantas vidas. Mediterráneo, Princesa, Lucía, Peces de ciudad, Paraules d'amor, con la que Sabina se animó con el catalán ("no soy nada partidario de las fronteras y casi nada de las banderas, pero las lenguas son sagadas", dijo el madrileño de Úbeda). Una noche inolvidable, uno de los mejores conciertos de mi vida. 

Poco antes, el 16 de enero, y gracias al regalo de una buena amiga, había disfrutado por primera vez en directo del talento de Amaia. Fue un concierto corto, de menos de hora y media, pero con una energía especial. La artista, ganadora de OT 17, cantó varios de sus temas y también hizo algunas versiones. Del piano a la guitarra, de las canciones más lentas, casi susurradas, a las más animadas, dando saltos en el escenario, Amaia nos regaló un recital extraordinario. En un florido escenario y rodeada de cuatro músicos (batería, bajo, teclado y guitarra), Amaia deslumbró y hasta cantó un chotis. Ese concierto me ayudó a despejar algunas dudas que me generaba su primer disco, cuyo proceso de grabación muestra el documental Amaia, una vuelta al sol, que se puede ver en Amazon Prime Video, en el que los pasajes más interesantes, sin desmerecer al documental, son aquellos en los que Amaia canta. 

El sábado 7 de marzo ya se hablaba del coronavirus en los medios, sí, pero no podíamos imaginar aún lo que se nos venía encima. Aquella noche en la que Luis Ramiro presentó su nuevo disco, 2029, en la Joy Eslava, no podíamos saber que sería el último concierto antes del confinamiento, el último despreocupados y sin aforos limitados ni mascarillas ni pantallas para seguir el streaming. No sabíamos que era el último, sólo que fue increíble, con una gran energía, con los temas clásicos del cantautor madrileño al lado de sus nuevas canciones, algunas tan valiosas como Capitana o Mentes siamesas. En aquel concierto magnífico, Luis Ramiro estuvo acompañado de Marino Sáiz al violín, y también llamó al escenario en distintos momentos de la noche a Ele, Marwan y Funambulista. Fue un concierto memorable, no sabíamos entonces hasta qué punto, no podíamos imaginar cuánto lo recordaríamos las semanas y los meses posteriores. 

Llegó el estado de alarma y todo se se paró, pero la música no dejó de sonar. Al contrario, se sucedieron los conciertos virtuales y las iniciativas de muchos artistas que compartieron sus canciones para hacer más llevadero el confinamiento, para recordar que siempre necesitaremos la música para salir adelante. Fueron muchos los artistas que pusieron banda sonora al confinamiento, pero sin duda los que más me sorprendieron y alegraron aquellos días fueron los componentes de Stay Homas, grupo que nació en este tiempo y que nos regaló canciones de todos los estilos, sin producción alguna, grabadas en su terraza de Barcelona y con colaboraciones de otros cantantes. Este año he escuchado en bucle canciones como Volveré a empezar, con Nil Moliner, o Estamos mal, con El Kanka. Hace unas semanas, Stay Homas ha sacado su primer disco. Ojalá el éxito que alcancen esté a la altura de su talento y de lo mucho que nos entretuvieron y acompañaron aquellos meses raros. 

También he escuchado una y otra vez A un par metros de ti, la canción compuesta por Funambulista, que lanza un mensaje de esperanza. 

Los conciertos físicos desaparecieron de mi día a día, pero al menos nos quedaron los conciertos a distancia. Seguí en noviembre un recital de Luis Ramiro desde su casa y hace sólo unos días disfruté como hacía tiempo con el concierto en homenaje a Libertad 8, en el que grandes artistas como Pez Mago, Marwan, Andrés Suárez, Conchita, Amaral, Ismael Serrano, Izal o Jorge Drexler se unieron para echar una mano al templo de la canción de autor en Madrid. El presentador del concierto, Alexis-Díaz Pimienta, dijo algo precioso aquella noche. Contó que podrán venir pandemias o guerras, pero que la música no se puede detener, que debe seguir sonando. Este 2020 la música nos ha permitido hacer todos los viajes, dar todos los besos y vivir todos los sueños que el maldito coronavirus nos ha robado. Que no deje nunca de sonar. 

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