¡Larga vida a Libertad 8!

 

El concierto online de anoche en apoyo al Libertad 8 empezó de la única manera que puede comenzar cualquier cosa en 2020: mal, con una caída del servidor. Afortunadamente, y a diferencia de la situación de la pandemia, todo se resolvió y pudimos disfrutar de un concierto inolvidable. Y ahí, en ese comienzo accidentado, estuvo la primera de las muchas metáforas de la noche, el primer mensaje. A veces las canciones se parecen a la vida, pero siempre terminan embelleciéndola y mejorándola. Y de ecos y estrofas de canciones que mejoran la vida y le dan sentido, de recuerdos de noches inolvidables, de poesía y belleza está lleno Libertad 8, el templo de la canción de autor en Madrid, esa isla que contamina de luz y poesía al resto de la ciudad y del mundo, como dijo el presentador del recital de anoche, Alexis-Díaz Pimienta. Todo un descubrimiento, por cierto. Dio paso con improvisaciones en verso a los artistas que anoche quisieron echar una mano a Libertad 8, al que tanto deben ellos, al que tanto debemos todos.


Ojalá el concierto de anoche no se hubiera tenido que celebrar, porque eso significaría que el Libertad 8 no estaría en una situación crítica y que la maldita pandemia se habría superado ya, que podríamos haber recuperado nuestra vida de antes. No podemos cambiar lo que ocurre a nuestro alrededor, pero sí nuestra forma de enfrentarnos a ellos. Y el concierto de anoche en Libertad 8 fue un modo hermoso y poético de despedir este funesto 2020. Lo de anoche fue un ejemplo de resistencia y de esperanza, un canto a la palabra y a la música, una celebración de la vida. Ya veneraba a Libertad 8 antes de esta noche, pero impresiona ver juntos, uno tras otro, a tantos grandes artistas que tuvieron su primera oportunidad en este escenario. Templo o santuario puede que se quede corto para describirlo. Lo resumiré rápido: prácticamente todos los grupos y cantantes españoles que más me gustan dieron sus primeros pasos artísticos en ese rincón donde la vida se detiene en el barrio de Chueca. 

Comenzó la fiesta con Pez Mago, quien interpretó dos temas: Piscinas vacías y Dibujos de un niño. Una estrofa de esta última canción parecía describir lo que vivíamos en la distancia anoche y tantos otras noches vivimos en el Libertad 8: “he visto a algunos cambiando el mundo con sus palabras”. Tras él llegó Luis Ramiro, que cantó Perfecta, canción dedicada a las mujeres que nació precisamente en el espacio al que ayer todos rendimos homenaje e intentamos salvar, ya que tantas veces fue él quien nos salvó a nosotros. Y, después, Relocos y recuerdos, puede que la canción que más me guste de él, aquella en la que Buenos Aires y Madrid se encuentran.  


Conchita interpretó al piano la exquisita El viaje, dedicada a su hijo. Un canto a la esperanza particularmente bello en un momento como el actual, que comienza con la autora confesando que no sabe si ha hecho bien en traer a su hijo a este mundo de locos, pero que después le dice que hay días grises, sí, "pero hay carreteras que bailan despacio/ Colores que nunca podrás olvidar /Hay besos eternos que no se terminan/ Y risas que nunca podrás comparar/ Miles de animales de todas las formas / Amigos que siempre te van a salvar". Otro verso éste, el de los amigos que siempre te salvan, que parecía adquirir un nuevo significado anoche. Su segundo tema fue Lo hicimos

Tras Conchita fue el turno Vicky Gastelo, a quien confieso que no conocía, pero a la que seguiré de cerca a partir de ahora, por su voz personal y el mimo a las palabras de sus letras. Interpretó Si tú piensas en mí y Será, que me gustó especialmente. Cuando llegó el turno de Funambulista. volvimos a tener un susto técnico, pero duró poco y volvió a imponerse la energía que irradiaban todos los artistas ayer. Comenzó con La vida de antes y después, antes de dar paso a uno de los momentazos de la noche, recordó cómo envió su primera maqueta a Libertad 8 y allí dio su primer concierto ante siete personas. Después cantó junto a Andrés Suárez Ya verás, esa soberbia canción sobre la madurez, el desamor y el olvido ("seré cosas que se cuentan, vueltas de la vida, vueltas de la vida"). 

Seguía avanzando la noche y seguía compartiendo por WhatsApp con mi compañera habitual de conciertos nuestras emociones y las ganas de poder volver físicamente a Libertad 8 en cuanto todo esto pase. Fue el turno de Marwan, el promotor del concierto, que recordó lo que sintió en un concierto de Jorge Drexler en el templo de la canción de autor, antes de cantar su himno a Madrid, Puede ser que la conozcas, con el que se vino muy arriba, como todos, y Un día de estos. Tras él subió al escenario Andrés Suárez, que optó por El cantante y Benijo, uno de sus mejores temas de siempre. Me hizo especial ilusión, porque hace unos años asistí a muchos conciertos de él, pero llevaba tiempo sin escucharle. Él también agradeció la confianza  Julián, el responsable de Libertad 8, del que se acordaron todos los artistas. 

La recta final del concierto nos tenía aún reservados varios grandes momentos, de la mano de Pedro Guerra, Ismael Serrano, Amaral, Mikel Izal y Jorge Drexler. Casi nada. Pedro Guerra, que también empezó su carrera en este rincón de poesía en Madrid, interpretó Pasa, Deseo ("te seguiré hasta el final, te buscaré en todas partes, bajo la luz y la sombra, en los dibujos del aire") y El marido de la peluquera. Ismael Serrano recordó a los técnicos y a todos los profesionales menos visibles del mundo de la cultura que lo están pasando mal estos meses. Con su voz inconfundible cantó Qué andarás haciendo ahora, Ahora que te encuentro y, por supuesto, Papá cuéntame otra vez, quizá su canción más conocida, dedicada a la lucha contra las dictaduras fascistas del siglo pasado y a "aquel mayo francés de los días de vino y rosa", en la que, al final, "bajo los adoquines no había arena de playa". 

Todos los artistas que anoche se unieron para apoyar al Libertad 8 recordaron momentos especiales vividos en aquel local. Fue especialmente emotiva la noche que recordó Eva Amaral, quien contó que poco después de que muriera su padre asistió a un concierto de Jorge Drexler en Libertad 8, que fue una catarsis para ella. Porque la música también tiene ese poder, más necesario que nunca en estos tiempos de pandemia. Eva y Juan compartieron una deliciosa versión acústica de Revolución, antes de interpretar Ruido y Cuando suba la marea, exquisita, en la que cantan eso de "yo solía pensar que la vida es un juego y la pura verdad es que aún lo creo". 

Los dos últimos artistas en jugar anoche en Libertad 8 fueron Mikel Izal y Jorge Drexler. El primero dijo que no pueden desaparecer los locales pequeños, porque son como el fútbol base, donde nacen y crecen las estrellas del futuro. Cantó Pausa, Pánico práctico y La mujer de verde, esos himnos que enardecen multitudes y ayer sonaron más contenidos, más íntimos. 

Puso el broche a esta mágica noche Jorge Drexler, madrileño de Uruguay, uruguayo hijo adoptivo de Libertad 8. Explicó a quienes seguían el concierto del otro lado del charco lo que supuso para él el Libertad 8, donde se subió por primera vez a un escenario en España, en un concierto de Pedro Guerra. Leyó unos versos dedicados a este templo, en los que recitó: "Una noche de deriva de hace 15 calendarios encima de este escenario me dieron la alternativa. (...) Ahí, al costado del piano, aprendí a burlar cerrojos, a cantar desde los ojos y a mirar desde las manos”. 

Después empezó a cantar 730 días, una de las canciones que tocaba en sus comienzos, igual que La samba del olvido, que también estrenó en Libertad 8. Acabó con Asilo, muy oportuna para ser la última canción de la noche. Al interpretar el primero de los temas que compartió, tuvo un problema con un cable en el pedal de la guitarra, pero siguió cantando, improvisando, hasta que se resolvió, y así cerró el círculo, tras los problemas técnicos iniciales. Sí, definitivamente, Libertad 8 resistirá, porque resistirán los versos y el ingenio, la belleza y la poesía, las canciones y la música. “Dame una noche de asilo en tu regazo. Esta noche, por ejemplo, dejemos el mundo fuera”, cantó en la última canción que sonó anoche. Y eso es justo lo que ocurre en Libertad 8, donde todas las noches son de asilo, donde el mundo se queda fuera. ¡Larga vida a Libertad 8!

Comentarios

Waldeska ha dicho que…
Comparto todas las emociones descritas tan minuciosamente
https://www.instagram.com/p/CJCW210hFed/?igshid=4ro0l9lffh1l
Alberto Roa ha dicho que…
Muchas gracias por comentar.