Las mejores exposiciones que he visitado en 2023

 

2023 va llegando a su fin y un día como hoy, antes de tomar las uvas, todos echaremos la vista atrás para repasar mentalmente lo mejor que ha dejado este año. Seguro que muchos sonreirán especialmente cuando recuerden sus viajes. Muchas de las exposiciones o museos de los que hablaré en este último artículo del año están fuera de Madrid, donde vivo, y redondearon con sus obras el disfrute que siempre aporta viajar. Así que, a través del arte, despido el año del blog viajando por A Coruña, Lisboa, Viena, Roma y Barcelona. 
Dos de esas ciudades, por cierto, son ciudades picassianas, A Coruña y Barcelona. En la ciudad gallega pasó el artista cuatro años, entre 1891 y 1895. Fue poco tiempo, pero marcó a Picasso, quien dejo dicho que A Coruña "es la ciudad en la que se despertaron mis sentidos, y eso es algo que ni el tiempo ni la distancia pueden borrar". Como parte del año del centenario del nacimiento de Picasso, el Museo de Bellas Artes de la ciudad gallega acogió en primavera la exposición Picasso blanco en el recuerdo azul. En ella se mostró la importancia de esos años de formación del artista. Impactan muchas de sus obras de juventud en una exposición clara, muy bien organizada y que ayuda a aportar un ángulo distinto y quizá menos conocido del genio. 

Otra de las grandes exposiciones del año ha sido Jaume Plensa, poesía del silencio, que acogió la Pedrera, lo que permitió que dialogaran las obras de Plensa y de Gaudí. Visité la exposición antes de disfrutar de Sant Jordi, el gran día del libro y de la rosa en Barcelona, y fue un momento perfecto, ya que precisamente las palabras, el lenguaje y la poesía están muy presentes en la muestra. Es la primera gran exposición de Plena, barcelonés universal, en su ciudad. Uno de los acontecimientos artísticos del año. 


En Lisboa visité monumentos impresionantes como el Monasterio de los Jerónimos en Belem, y desde allí volví al Palacio da Pena y  a la Quinta da Regaleira de Sintra, impresionante, pero por seguir con las reglas del juego que yo mismo me he impuesto para este último artículo del año me centraré en exposiciones como tal. Y la que disfruté en la capital portuguesa fue la de la Casa Museo de Saramago, en la que se recorre la obra del autor portugués, su compromiso político y pacifista, tan necesario en un momento como el actual, y su forma de entender la literatura. Es estupenda. 

En Viena podemos aceptar como museo, porque no es otra cosa, y de los más impactantes, la Biblioteca Nacional de Austria, ordenada construir por el emperador Carlos VI, que es uno de los lugares más impresionantes que he visitado en mi vida. Todo repleto de libros antiguos, sí, pero también con los frescos de Daniel Gran, esculturas y varios globos terráqueos del siglo XVII. También en la capital austriaca visité este año el Museo Albertina, que debe su nombre al emperador Alberto de Sajonia-Teschen. Acoge obras de Picasso, Monet, Degas, Chagal, Cézanne, Matisse, Kandisky, Magritte, Miró, Giacometti o Bacon, entre otros. Visita muy recomendable, aunque a Viena no le faltan precisamente atractivos. 

Y este año también he vuelto a Roma, que es un museo en sí mismo, pasees por donde pasees, visites lo que visites. Cada monumento, cada callecita, cada rincón, cada historia remota entre sus piedras. Hacía casi dos décadas que no volvía a la ciudad eterna. Ya entonces me fascinó, claro, pero creo que al volver ahora el enamoramiento ha sido aún más intenso, todavía más profundo. Qué ciudad. 

Ojalá el 2024 traiga muchos viajes y momentos felices junto a un libro, en el cine, en el teatro o en un concierto. Porque es imposible saber que vendrá el próximo año pero algo es seguro, sea lo que sea, lo afrontaremos infinitamente mejor gracias a la cultura. 

¡Feliz 2024!

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