Los Forqué abren la temporada de premios

Se acerca la temporada de premios cinematográficos, esa en la que los cinéfilos nos dividimos entre la certeza de que las películas no pueden ponerse a competir unas con otras y, por tanto, de que los premios no tienen el menor sentido, y la irresistible tentación de comentar las nominaciones, las que nos parecen justas e injustas, o incluso, ya a lo loco, de convertirnos en firmes defensores de este o aquel filme, o en críticos con aquella otra cinta que consideramos tan sobrevalorada. No falla. Es un clásico. Renegamos de los premios, sobre todo tras decepciones pasadas. Nos convencemos de que los galardones los entrega un grupo reducido de personas, que no son infalibles, que no significan nada, que una buena película no lo será menos si no obtiene un premio, ni será mejor un bodrio multigalardonado. Pero da igual porque es conocer las primeras nominaciones a algún premio, o incluso las primeras quinielas, y se despierta ese académico de cine que llevamos dentro para empezar a emitir nuestros veredictos y hacer apuestas, para dejar claro las enormes injusticias cometidas por quienes eligen a las candidatas, sus ausencias, o sus presencias intolerables. 


Igual que pasa la lotería de Navidad, es algo absurdo y se repite cada año, pero volvemos a comprar el décimo del trabajo y a comentar puntualmente cada entrega de premios. De algo hay que hablar y, en el fondo, los premios cinematográficos no son más que una excusa para hablar del cine. A veces, hasta sirven para descubrir películas que nos habían pasado desapercibidas. En España siempre abren la temporada los Forqué, que son los premios que entregan los productores. Esta semana se han conocido los nominados y no hay excesivas sorpresas. Los Forque tienen muchas menos categorías que los Goya y no tienen capacidad predictiva alguna, pero por su situación en el calendario pueden servir para anticipar al menos de qué títulos hablaremos más durante los primeros meses del próximo año, cuando se entreguen los galardones correspondientes a este 2019 que se acerca a su fin. 

En la ceremonia de entrega de los Forqué del 11 de enero, que volverá a Madrid tras unos años celebrándose en otras ciudades, la película que partirá con más nominaciones es La trinchera infinita. La última película de Jose Mari Goenaga, Jon Garaño y Aitor Arregi será candidata en las categorías de mejor película, mejor actor (Antonio de la Torre) y mejor actriz (Belén Cuesta). No he visto la película, así que no puedo opinar, espero poder hacerlo en breve, pero todas las referencias que tengo de ella son buenas. Si además tenemos en cuenta que sus directores son los autores de la maravillosa Handia, las expectativas no pueden ser más altas. 

Competirán con ella, entre todas las comillas del mundo, por el Forqué a mejor película Dolor y Gloria, de Pedro Almodóvar; Mientras dure la guerra, de Alejandro Amenábar; y O que arde, de Óliver Laxe. Esta última también está en la lista de las películas pendientes, que tengo muchas ganas de ver. No he leído ni una sola crítica negativa de la película del director gallego. Sí he visto, y he reseñado aquí, la deliciosa obra con tintes autobiográficos de Almodóvar, una de las mejores de su filmografía, y eso es mucho decir, y la notabilísima película de Amenábar en la que, a través de la figura de Miguel de Unamuno, se reflexiona sobre el presente, la identidad nacional y esta realidad tan compleja, atormentada y dividida que llamamos España. 

Las películas de Almodóvar y Amenábar tienen cada una otra nominación más, ambas en la categoría de mejor interpretación masculina, para Antonio Banderas, en el que probablemente es el mejor papel de su vida, y Karra Elejalde, más que solvente en un papel difícil. Optarán igualmente al galardón Enric Auquer, por Quien a hierro mata, y Antonio de la Torre, cuya compañera de reparto en La trinchera infinita, Belén Cuesta, buscará el Forqué a mejor actriz protagonista, al igual que Marta Nieto (Madre), Greta Fernández (La hija de un ladrón) y Pilar Castro (Ventajas de viajar en tren). Las cinco nominadas a mejor película latinoamericana son La odisea de los giles (primer trabajo conjunto de Ricardo Darín y su hijo, Chino Darín), Monos, Araña, La camarista y Un traductor, mientras que aspiran al Forqué a mejor documental El cuadro, Ara Malikian: una vida entre las cuerdas, Historias de nuestro cine y Aute retrato

Los Forqué tienen otras dos categoría: mejor corto, con Suc de Síndria, El nadador y Maras como candidatos, y el premio al cine en educación y valores, al que optan Abuelos, Vivir dos veces, Elisa y Marcela y la magnífica Diecieste, de Daniel Sánchez Arévalo, que demuestra hasta qué punto puede ser grande una historia mínima, tan pequeña como profunda, tan sencilla en apariencia como valiosa y memorable. 

Comentarios