La infiltrada


Del cine social al thriller pasando por la comedia. Es el recorrido de la exitosa filmografía de Arantxa Echevarria, siempre con Carolina Yuste en el reparto y siempre con su sello personal. Tras la extraordinaria Carmen y Lola, en la que contaba la historia de amor de dos jóvenes gitanas; la comedia algo convencional pero con puntos interesantes y un enfoque mucho más avanzado que de costumbre en este género La familia perfecta, y la estupenda Chinas, la directora retrata ahora con un formidable pulso narrativo en La infiltrada la historia real de Arantxa Berradre, una policía que estuvo ocho años infiltrada en ETA. 

La película es un thriller excepcional, de los mejores de los últimos años, tal vez el mejor relacionado con la lucha contra el terrorismo. Acierta en tres planos: el retrato de aquella época histórica, la narración trepidante de la acción y la forma tan auténtica y llena de verdad de mostrar la realidad de esta mujer que se infiltró de veinteañera en el entorno de ETA y se jugó la vida para combatir a la banda criminal

Si empezamos por este último punto, gran parte del mérito es de Carolina Yuste. La actriz llena de verdad cada papel que defiende. Consigue siempre que no veamos en ella a una intérprete dando vida a este o aquel personaje, sino que vemos al personaje en sí, con toda su complejidad, con sus sentimientos y emociones. Esto parece una obviedad y es lo que se debería esperar de cualquier intérprete, claro, pero no siempre se consigue con tanta naturalidad como lo logra Yuste. Aquí da vida a una policía joven que quiere hacer todo lo posible por contribuir al final de ETA y que para ello paga un alto precio, alejándose de la familia, fingiendo todo el día, conviviendo con miembros de la banda asesina. Su trabajo es impecable. 

La película, ya digo, también retrata bien aquella época. Muestra, por ejemplo, el fanatismo y el vaciamiento de cerebro de los etarras. El personaje al que da vida Iñigo Gastesi, un etarra que hoy es ilustrador de libros infantiles, refleja a la perfección ese odio incrustado en jóvenes que, con un desprecio absoluto por la vida y los Derechos Humanos. Hay una conversación especialmente valiosa en la que este personaje cuenta cómo se imagina una Euskal Herria libre y lo que estaría dispuesto a hacer por ella. Se muestra con toda su crudeza ese relato de los asesinos tan fantasioso y lleno de odio que distorsionaba la realidad y oprimió durante décadas al pueblo vasco que decían querer liberar. Estremecedor

Ese relato de aquella época también muestra el lado de la lucha policial. Y lo hace, además, con honestidad. Porque claro que muestra los sacrificios y la entrega de tantos y tantos policías que se jugaron la vida para derrotar al terrorismo, con la protagonista de la película como gran ejemplo de ello, pero no deja de mostrar matices más oscuros. Por ejemplo, el personaje al que interpreta Luis Tosar aparece como alguien preocupado por colgarse medallas y que lleva fatal que la Guardia Civil se apunte tantos en la lucha contra ETA. Tampoco se ocultan las torturas y las agresiones a los etarras, ni el clima de desprecio por la cultura y la lengua vasca. 

Y luego, claro, está el tercer gran pilar de la película, quizá el primero y más poderoso: sus cualidades como thriller. Nada tiene que envidiar a una película de este género de Hollywood. La tensión va in crescendo, el guión funciona como un reloj, la forma en la que está rodado el filme ayuda a ponernos en la piel de la policía infiltrada, el equipo que la secunda está muy bien interpretado (con mención especial para Nausicaa Bonnín) y, en definitiva, las casi dos horas de la película pasan volando. Me gusta este cine español sin complejos, que entra en géneros variados y diversos, que se aproxima a la historia reciente de nuestro país con vocación de hacer con ella cine de primer nivel. Arantxa Echevarria, en fin, sigue dejándonos claro que hay que seguir muy de cerca su filmografía. Posiblemente, siempre con la gran Carolina Yuste en el reparto. 


 

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