La familia perfecta

 

Netflix da tres opciones para valorar a los series y películas dentro de la plataforma: "no es para mí", con un pulgar hacia abajo; "me gusta", con un pulgar hacia arriba, y "me encanta", con dos pulgares hacia arriba. Quizá le faltaría otra opción intermedia entre la primera y la segunda. Algo así como "me interesa a ratos" o "es entretenida, sin más". Es por la que me encajaría mejor para La familia perfecta, que ahora puede verse en la plataforma tras su estreno en cines en diciembre pasado. Ni por tono, ni por ambición ni por profundidad tiene nada que ver esta película con Carmen y Lola, la más que notable opera prima de su directora, Arantxa Etxevarria.
Con todo, La familia perfecta, que tiene una vocación más comercial, más de entretenimiento ligero, tiene puntos que me interesan. Sobre todo, porque termina siendo algo muy distinto a lo que parece. De entrada, la película se presenta como una comedia centrada en las diferencias entre una familia de clase alta y otra de clase obrera. El hijo de la familia bien, a quien interpreta Gonzalo Ramos, se enamora de Sara (Carolina Yuste), una monitoria de gimnasio que vive en un barrio humilde con su madre conductora de autobús (Pepa Aniorte), su padre ebanista (José Coronado) y su hermano adolescente y un tanto alocado. El contraste es demasiado para Lucía (Belén Rueda) y su marido (Gonzalo de Castro), que no creen que Sara sea la persona adecuada para su hijo. 

La película empieza exprimiendo, de forma en ocasiones un tanto caricaturesca, con trazos de brocha gorda, esos recelos entre familias que parecen proceder de planetas distintos. El buen hacer del elenco, entregado a la causa, y alguna que otra situación entretenida, hasta hilarante, sostiene ese primer tramo del filme, que en todo caso no aporta excesiva novedad ni una gran originalidad respecto a lo habitual en este tipo de comedias. En su segunda mitad, sin embargo, la película da un vuelco, centrado en el papel que interpreta Belén Rueda. Pasa a ser otra cosa, más valiosa, para mí gusto, con más atractivo

No haré spoiler, por supuesto. Digamos que, con frecuencia, las comedias familiares tienen un mensaje de fondo un tanto conservador. No es el caso de esta película, que plantea una historia diferente, muy del tiempo en que vivimos, sobre el papel de la mujer en la sociedad. El encuentro con su familia política, a la que inicialmente detesta, le abrirá sin embargo a Lucía puertas que le permitirán conocerse mejor y conectar con ella misma. La familia perfecta, ya digo, es un buen entretenimiento, sin más, que crece a medida que avanza la trama y la película se termina convirtiendo en otra cosa, algo así como un canto a dejarse sorprender en la vida y a escucharse a uno mismo, un alegato contra esa perfección impostada de puertas hacia afuera que nadie se cree pero mucha gente alimenta. 

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