Las mejores películas que he visto en 2024


Nunca hago distinción entre películas españolas e internacionales a la hora de elegir lo que más me ha gustado este último año, porque la nacionalidad no es un género cinematográfico ni es tampoco un factor relevante que por sí solo diga algo sobre la calidad de un filme. Este año, las primeras películas que se me vienen a la cabeza cuando pienso en las mejores que he visto los últimos doce meses son casi en su totalidad españolas. No es sencillo elegir, ni tampoco hace ninguna falta, entre todas ellas. Perfectamente podría encabezar este artículo con la impresionante La virgen roja, con la demoledora Casa en llamas, con la genial Segundo premio, con la exquisita La estrella azul o con la trepidante La infiltrada, pero lo haré con la maravillosa Volveréis, el último largometraje de Jonás Trueba, tal vez su película más redonda hasta la fecha.    

Acompañado de Itsaso Arana y Vito Sanz, como en buena parte de su filmografía, que aquí además también firman el guión junto a él, Jonás Trueba rueda una historia maravillosa con todos los sellos de su cine. Hay paseos por Madrid, siempre Madrid en su cine. Hay diálogos que riman con otros ya escuchados, pero que siempre se antojan un poco distintos. Hay una bellísima reflexión sobre el concepto de amor-repetición. Hay también más humor que nunca. Hay cine dentro del cine. Por haber hay hasta un papel pequeño del padre del director, Fernando Trueba. Hay en Volveréis, en fin, todo lo que hace tan único el cine de Jonás Trueba, que tiene una muy personal manera de captar la vida, pedazos de la vida, miradas muy especiales y concretas de la vida, en la gran pantalla. Una obra maestra. 

Jonás Trueba empezó a rodar Volveréis después de abandonar el rodaje de Segundo premio, la película sobre el grupo granadino Los Planetas. Cuando se fue, dejó el proyecto en manos de Isaki Lacuesta, quien transformó por completo la historia y firmó una película sensacional. Es curioso y muy bueno para todos, empezando por los espectadores, que ambos proyectos hayan terminado confluyendo y destacando entre lo mejor de la cartelera el mismo año. Segundo premio adopta una mirada alucinada, poética y un tanto surrealista sobre el proceso de grabación de uno de los más míticos discos del grupo granadino. El resultado es portentoso. Sin música grabada, sin impostura ni frialdad, y con vibrantes interpretaciones, la película es una auténtica experiencia. Ha sido un buen año para el cine sobre música, porque La estrella azul, en la que Javier Macipe  lleva al cine la historia real de Mauricio Aznar, un cantante zaragozano que marchó a Argentina en busca de inspiración, está también con méritos propios entre lo mejor del 2024 cinéfilo. 


Otras tres películas que no pueden faltar en la lista de lo mejor del año son muy distintas entre sí, pero tienen en común el peso de la familia. Hablo de Casa en llamas, la descomunal película de Dani de la Orden en la que Emma Vilarasau da vida a una madre que busca mantener cerca a sus hijos; La virgen roja, en la que Paula Ortiz retrata con su maestría habitual la impactante historia real de Hildegart Rodríguez y su madre, y La casa, una encantadora película de Álex Montoya que lleva al cine el emotivo cómic homónimo de Paco Roca


Otra película que me viene a la cabeza enseguida en cuanto pienso en las mejores que he visto este año es Perfect Days, de Wim Wenders. No es una película para todo el mundo y no pocos dirán de ella que es lenta (ese adjetivo un tanto perezoso que suelen emplear quienes necesitan efectos especiales, carreras de coches y estallidos a cada rato para que una película les entretenga). A mí esta historia de un empleado que se dedica a limpiar los baños públicos en Tokio y cuya vida es tan monótona como feliz gracias a la lectura, su afición por la música y su actitud vital me parece una auténtica joya

Emparenta en cierta forma con ella, por lo que tiene de filosófica y reflexiva,  Los que se quedan, una maravillosa película de Alexander Payne en la que un profesor misántropo, un alumno y la jefa de cocinas de un instituto forman un improbable y adorable tercero en medio de las Navidades. Es encantadora y sabia. 

También tiene un poso vitalista, aunque con un trasfondo durísimo Shayda, en la que Noora Niasari lleva a la pantalla la historia real de su madre, una mujer iraní que busca dejar atrás a su marido maltratador y proteger a su hija. La película está protagonizada por Zar Amir-Ebrahimi, quien ya cautivó en Holy Spider


Este año también me han gustado especialmente la excelencia formal y narrativa de Anatomía de una caída, la aproximación diferente al horror nazi dLa zona de interés, el retrato de la asexualidad de Slow, la historia sobre el daño del fanatismo y el extremismo en la educación que vemos en  La profesora de literatura, el encanto de pura comedia británica de Pequeñas cartas indiscretas, el conmovedor humanismo de  El maestro que prometió el mar y dos producciones francesas que crean belleza partiendo de eso que llamamos realidad: Los años del Super 8, un documental basado en las grabaciones caseras de Annie Ernaux con su familia, y París (vibrantes) años 20, una rarísima y genial película rodada en los tiempos del confinamiento en la siempre atractiva capital francesa. 

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