Retour à Reims

 

Llevaba mucho tiempo queriendo leer Retour à Reims, de Didier Eribon, más aún después de ver el documental basado en la obra. La edición de la obra de Flammarion que he leído incluye una entrevista con Édouard Louis en la que el autor de Para acabar con Eddy Bellegueule cuenta lo importante que fue para él leer la obra de Eribon, en cuya vida encuentra muchos paralelismos con su propia historia, la de un joven homosexual reprimido desde niño en un entorno rural que huye a París para vivir en libertad y poder ser él mismo, y que también en ese camino vive un proceso de desclasamiento que le hace en un primer momento alejarse de la clase social en la que nació y perder conciencia de ella, antes de volver la mirada atrás para intentar comprender a sus padres y entenderlos mejor. 

 

Desde su historia personal, Didier Eribon construye un lúcido retrato de la Francia de las últimas décadas y, en general, de la evolución de las sociedades occidentales en nuestro pasado reciente. Hay varios pasajes realmente impactantes, como aquellos en los que el autor reconoce que, cuando empezó a estudiar en París, ocultaba sus orígenes sociales o incluso la edad de sus padres, porque eran muy jóvenes cuando lo tuvieron.

El autor se alejó de su familia, entre otras cosas, porque pasó a formar parte de un mundo distinto, hablaba otro lenguaje, tenía otras inquietudes e intereses. Sin embargo, a raíz de la enfermedad de su padre, volvió a entablar contacto con ellos y regresó a ese entorno que tanto lo dañó de joven. Empezó entonces a mantener conversaciones con su madre y a indagar sobre el pasado de su familia. Descubrió así, por ejemplo, que su abuela materna fue encacerlada por abortar o que él mismo romantizaba el proletariado pero no se había preocupado por conocer las inquietudes y problemas de sus padres. 

Desde esa mirada íntima y personal, el autor va más allá y se pregunta, por ejemplo, por qué los partidos de izquierda abandonaron de su discurso las condiciones materiales de los obreros, como su madre, que trabajó en precarias condiciones en una fábrica o que fue muy mal tratada por las personas que la contrataban para limpiar sus casas. El autor proviene de un entorno en el que sus padres sienten que la escuela no es para ellos. Escapa de ello, de ese determinismo que parece abocarlo a seguir el camino de sus padres. Estudia y aprende inglés, literatura y filosofía, oportunidades que sus padres no tuvieron. Esto provoca algún que otro recelo, como el reproche que su padre le hace cuando le ve leer Le Monde, que asocia con las élites.  

Son muy interesantes, y desde luego bastante infrecuentes hoy en día, sus reflexiones sobre el orden social, sobre cómo la burguesía no suele tener conciencia de clase, igual que un hombre blanco o un heterosexual; o sus ideas sobre el acceso a la cultura. Cuenta el autor que el gusto por el arte se aprende y que, de forma consciente o no, el acceso a la cultura establece una diferencia con los otros, los que no tienen cultura, los que no acceden a ella, y puede conducir a un sentimiento de superioridad.

Como forma de reafirmarse como joven gay proveniente de la clase obrera, Eribon eligió la cultura frente a los valores populares viriles. Por ejemplo, menciona a su hermano, que pasa a ser un completo desconocido para él. “Lo que quería se resumía en no ser como él”, escribe. Su hermano simbolizaba todo lo de que quería alejarse. En ese camino, el autor cuenta que al principio se siente un intruso en el instituto, por la manera de hablar y de vestir de sus compañeros, que además están familiarizados con la cultura, tienen un capital cultural notable. 

En parte, fue gracias a un compañero del instituto del que el autor se enamoró a los 13 o 14 años  por lo que se acercó más a la cultura. Cuenta que las dos principales razones por las que decidió irse a vivir a París con 21 años fueron los libros de Simone de Beauvoir y su deseo de vivir en libertad su homosexualidad. Retour à Reims, en fin, es un muy lúcido y atractivo ensayo que habla de muchas cuestiones interesantes como la necesidad de conjugar múltiples identidades; en su caso, desde luego, la de hombre homosexual e hijo de familia obrera. Muy recomendable. 

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