Capitalismo

 

En este tiempo de sobreabundancia de series, películas, documentales y plataformas audiovisuales, a veces es fácil perderse. Por eso, siempre está bien volver a profesionales o sellos que son garantía de calidad. Desde luego, es el caso del canal francoalemán Arte, en el que se pueden descubrir auténticas joyas. Una de ellas, estrenada en 2014, es la serie documental en seis capítulos Capitalismo, dirigida por Ilan Ziv. La obra, fascinante, provocadora en ocasiones, ilustrativa y sorprendente siempre, da que pensar. Cuestiona el sistema en el que vivimos, ése que damos por supuesto. Es abrumadora la cantidad de expertos que aparecen en el documental, entre los que están Yuval Noah Harari (autor de Sapiens, uno de los ensayos más influyentes de los últimos años), el economista francés Thomas Piketty o el exministro griego de Finanzas, Yanis Varoufakis, entre otros muchos. También es impecable la producción del documental, que ofrece escenas en distintas partes del mundo, incluidas distintas zonas de América Latina y Asia, que en ocasiones suelen quedar relegadas en este tipo de trabajos. 


El enfoque del documental es crítico, se plantea preguntas, no busca la reafirmación acrítica del modelo económico imperante, aunque aparecen expertos de todas las ideas y corrientes. El primer capítulo, dedicado a Adam Smith, considerado por muchos como el padre del capitalismo, comienza con la imagen de unos turistas chinos que visitan su tumba. En el documental se explica cómo Smith fue rompedor al plantear una explicación del comportamiento humano sin ninguna mención a la religión. En París conoció a economistas que estaban fascinado por las culturales orientales, en especial por Confuncio, que defendían la existencia  de un orden natural. Para Smith, este orden natural es el libre comercio, la tendencia humana al intercambio de bienes.

Algunos expertos cuestionan esa afirmación. En el documental, por ejemplo, se muestran grupos indígenas de Perú donde funcionaba un sistema de reciprocidad, previo incluso al trueque, que consistía en compartir con el resto de la comunidad lo que se pesca o se caza, sin esperar nada a cambio, con la certeza de que los vecinos harán lo propio cuando ellos logren alimentos. Se explica que fue la colonización lo que provocó que se abandonara este sistema. El descubrimiento de América se presenta como el acto inaugural del capitalismo. 

En Capitalismo se muestra también la cara más oscura de este sistema, como la esclavitud o el trabajo infantil. Si hay libertad total y nadie controla nada, ¿quién impide que los niños trabajen? Es interesante escuchar a algunos expertos afirmar que, en realidad, los más firmes defensores de Adam Smith lo han debido de leer poco o mal, ya que se quedan sólo con la doctrina de su obra La riqueza de las naciones, pero no se tienen en cuenta ni otras obras suyas ni los propios recelos que él manifestó en aquel libro fundacional. Por ejemplo, en esta obra también critica los riesgos de la división del trabajo y cómo condena a muchos trabajadores a hacer tareas mecánicas que no les permiten desarrollar su inteligencia.

Es cierto que en La riqueza de las naciones Smith plantea que el interés personal es la fuerza motriz de la economía, pero ttmbién escribió La teoría de los sentimientos morales, que consideraba su libro más importante, en el que defendía virtudes morales necesarias para asentar el capitalismo. En opinión de varios de los intervinientes en el documental, de la mano de las ideas de Smith, o de la interpretación que se ha hecho de ellas, se ha glorificado el egoísmo, mientras que la empatía y la generosidad se presentan como actitudes propias de gente débil.

Quizá la idea más repetida de Smith es aquella de la mano invisible, que el mercado se regulará solo. Lo cierto, cuenta el documental, es que sólo utiliza una vez esa expresión en el libro y no tiene nada que ver con el sentido que se le dio después. Él presentaba la mano invisible como la tendencia que tendrían los empresarios británicos a invertir en su país, no como esa especie de autocontrol del capitalismo que conduce al bien común y al equilibrio incluso a quienes sólo miran por su interés.

Una de las cosas que más he disfrutado de esta serie documental es que permite conocer a economistas e intelectuales de los que reconozco que no había oído hablar. Por ejemplo, Anton Wilhlem Amo, cuya historia apasionante. Contemporáneo de Smith,fue un antiguo esclavo, primer hombre procedente de África que estudia en la universidad europea. Cuestionó la falta de humanidad del comercio de esclavos, la falta de una mirada humana en la visión económica. 

En el documental aparecen también otros autores como David Ricardo, defensor del comercio internacional y de la idea de la ventaja competitiva; Thomas Malthus, apocalíptico sobre el crecimiento demográfico o  Karl Polanyi, protagonista del sexto capítulo. Polanyi tuvo que abandonar Viena en 1934 por la represión a los socialistas en la guerra civil de aquel año. Su hija habla en el documental. Polanyi reflexionó sobre el hundimiento de la civilización tras la II Guerra Mundial en su libro La gran transformación, en el que pide repensar el capitalismo e integrar la naturaleza y una visión más humana a esta sistema económico. Ve la economía mercado como una ideología que ha moldeado la sociedad, no como una especie de ley divina inmutable. Antes, las normas sociales estaban por encima de la economía, afirma. El documental muestra entonces varias tablas halladas en el actual Irak, la Babilonia antigua. Son libros de cuentas en los que se descubre que los comerciantes eran lo que hoy llamaríamos funcionarios. Había ya entonces comercio, sí, pero regulado por el templo, el palacio, es decir, las autoridades, el sector público. No se buscaba el lucro. Para Polanyi, la economía no está en la cúspide de la pirámide social, sino en la base.

El documental muestra igualmente imágenes de los perdedores de la globalización, como obreros en paro en Estados Unidos o agricultores en México. En su cuarto capítulo, provocador, se pregunta qué pasa si Marx tenía razón, mientras que en el quinto se aborda la eterna disyuntiva entre las ideas de Keynes, partidario de una intervención del Estado en la economía, y de Hayek, continuador de Adam Smith, que considera que el mejor gobierno es el que no existe y que se debe dejar hacer a las empresas y a los inversores. 

En realidad, los principales debates económicos hoy en día siguen girando más o menos en torno a las visiones enfrentadas de ambos. Procedentes de distintos entornos, llegaron a conclusiones contrapuestas sobre la economía. Keynes alertó del riesgo de las condiciones impuestas a Alemania en los tratados de Versalles tras la I Guerra Mundial, anticipó la crisis del crac del 29 y propuso una salida, el gasto público para reactivar la economía, que fue la que se terminó imponiendo. Las ideas de Hayek parecieron quedar en el olvido tras la II Guerra Mundial, cuando se impuso un consenso socialdemócrata, basado en más gasto público para promover el Estado del bienestar, pero volvieron a ponerse de moda, continuadas por Milton Friedman, a partir de los años 80, con la llegada al poder en EEUU y el Reino Unido de Reagan y Tatcher, incondicionales defensores del libre mercado y de la desregulación. 

Capitalismo, en fin, plantea una reflexión más que interesante sobre el sistema imperante en la actualidad, sus orígenes, su evolución y las miradas discrepantes a la idea más extendida sobre el mismo. No hace falta estar de acuerdo con las ideas expresadas para que el documental resulte estimulante para el espectador. Porque plantea muchas ideas y porque está bien debatir de todo, cuestionarlo todo, incluso aquello que damos por descontado como el capitalismo. 

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