Coco


De las innumerables aportaciones de Pixar al cine, puede que la más admirable y valiosa de todas sea su capacidad de construir universos más reales que la vida, desde el mundo de los juguetes con vida propia cuando los niños no los ven de Toy Story hasta el cerebro humano en la prodigiosa Inside Out. Esa imaginación desbordante y esa habilidad para deslumbrar creando mundos es lo mejor de Coco, dirigida por Lee Unkrich y Adrián Molina, que al fin he podido ver tres años después de su estreno, a través de Disney +. No sé si es la mejor película de Pixar, porque eso es mucho decir, pero desde luego es un filme extraordinario. 

El protagonista de la película, Miguel, vive en una familia que se ha apartado por completo de la música porque el tatarabuelo del joven abandonó a su mujer y a su hija para irse a recorrer mundo y vivir de sus canciones. Hace mucho tiempo de eso, pero el dolor por el abandono sigue presente y ha pasado de generación en generación. Pero Miguel quiere ser cantante, adora la música, sueña con un futuro en el que triunfe como artista. Esas ganas de abrazar la música le llevarán a enfrentarse a su familia y a entrar en la Tierra de los muertos, el universo que se inventa Pixar y que fascina en cada plano, a cada instante. 

La película es visualmente es impresionante ya desde el comienzo, cuando narra la historia familia con sencillez. Después refleja la exuberancia y la explosión de color de la festividad de la noche de los muertos en México, cuando los familiares montan altares con las fotos de sus seres queridos y les llevan al cementerio objetos que disfrutaron en vida. En torno a esa bella y muy arraigada tradición construye la película una aventura maravillosa que, como es habitual en Pixar, permite distintos niveles de visionado y de disfrute. Desde luego, basta y sobra con disfrutar de la belleza del filme. Porque es una película hecha para epatar en cada detalle. Y lo consigue de principio a fin. 

La trama casi es lo de menos, porque uno está rendido a la formidable belleza del universo de Coco. Pero es que, además, la trama es hermosa, porque aborda cuestiones importantes, como la familia, la conciliación de la vida personal y profesional, el peso de las tradiciones, la necesidad de ser fiel a uno mismo y la memoria. Es especialmente hermoso este último punto. Se suele decir que sólo mueren los olvidados, que alguien permanece vivo mientras siga en la memoria de otra persona, y eso lo refleja esta película con una sensibilidad y una delicadeza prodigiosas

Es un filme muy emotivo que, por supuesto, también reivindica el poder desbordante de la música como catalizador de emociones y moldeador de recuerdos. Coco, en fin, es una celebración de la vida a través de la muerte, como la fiesta de la noche de los muertos que con tanta maestría retrata. Una auténtica delicia. 

Comentarios

Mariola García González ha dicho que…
Me encanta Coco. Siempre lloro cuando la veo. :-) Me están entrando ganas de verla otra vez, jejeje.
Alberto Roa ha dicho que…
No me extraña. Es maravillosa.