The Good Doctor 3

AXN emitió la semana pasada en España el último capítulo de la tercera temporada de The Good Doctor. Sólo en versión original subtitulada, por cierto, ya que la crisis del coronavirus también está impidiendo de forma temporal el doblaje de las series. La serie sobre un residente de cirugía con autismo, que deslumbró en su primera temporada y dio algún síntoma de agotamiento en la segunda, consigue en esta tercera tanda de episodios mantener la atención del espectador, en gran parte, por el cariño que le ha tomado a los personajes, pero también porque sabe mostrar nuevos pasos en la evolución del personaje principal, una vez más, inmenso Freddie Highmore en el papel de Shaun Murphy


La emotividad y los casos médicos complejos con historias humanas detrás, siguen siendo dos de los puntos fuertes de la serie, pero su pilar central es Shaun. Terminó la segunda temporada (spoiler para quien no la haya visto) empezando una relación sentimental, y en esta tercera temporada veremos a Shaun compaginar sus avances amorosos con su brillantez profesional como cirujano. Es atractivo ese contraste entre la precisión absoluta de su trabajo, su capacidad para ver lo que otros no ven, y su dificultad para entender las claves de una relación, y para comprender incluso sus propios sentimientos

La ternura y la emoción a flor de piel, que puede ser la gran virtud de la serie o su gran defecto para quien le resulte excesivo, son marca de la casa. De nuevo, conviene ver los capítulos con pañuelos al lado. Sigue funcionando bien la forma de introducir debates y dilemas éticos con los casos médicos que tratan Shaun y sus compañeros. Porque la serie apela al espectador, es imposible no preguntarse qué decidiría uno en una situación así, empatizar con las emociones de los pacientes y de sus familiares, con la historia que tienen detrás, con los temores e ilusiones que les mueven.

The Good Doctor, que ya ha confirmado una cuarta temporada, tiene ante sí el reto de seguir teniendo historias interesantes de contar, de no fiarlo todo a ese cariño a los personajes del que hablábamos antes. Tiene la ventaja de que las series de médicos se pueden eternizar con más facilidad, porque siempre habrá casos por contar, siempre se podrá explorar con todo lo que sucede dentro de un hospital, pero eso también puede ser una amenaza.  A los incondicionales les (o nos) bastará con seguir viendo a Shaun desenvolverse como puede en la vida, y ver junto a él a sus compañeros afrontar situaciones complicadas e ilusionantes. 

Desde luego, en lo que a la vida personal del protagonista respecta, parece que los guionistas tienen una nueva senda que seguir recorriendo. Sin hacer spoiler, en el doble capítulo final de la temporada, realmente espectacular y muy potente, hay cambios significativos en la serie, no sólo en lo relativo a Shaun. Algunos personajes no continuarán en la serie, lo que posiblemente dará paso a nuevos personajes. Veremos qué sucede. ¿Se puede pensar que la historia está llegando a su fin y puede que no tenga mucho más que contar? Es posible. ¿Voy a ver la cuarta temporada en cuanto se estrene? Sin ninguna duda. No vivimos tiempos buenos para renunciar a la ternura y la sensibilidad que regala esta serie. 

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