Billions. Temporada 4

No recuerdo ningún caso en el que una serie que haya ido ganando intensidad y calidad, desde un punto de partida altísimo, en una línea ascendente durante sus primeras cuatro temporadas, sin atisbo alguno de agotamiento. Es lo que sucede con Billions, que emite en España Movistar, en la que todo sigue funcionando como un reloj y nada chirría. Las mismas virtudes que tenía la serie al comienzo (sus diálogos inteligentes, casi teatrales; su profundidad en el planteamiento de las tramas, sin maniqueísmo alguno; la complejidad de los personajes; los sorprendentes giros de guión; el ritmo endiablado; la originalidad y la valentía de las historias...) se mantienen intactas, o incluso salen reforzadas en la cuarta temporada de la serie. Ya se está preparando una quinta tanda de episodios y, a diferencia de lo que ocurre con muchas series a estas alturas, parece lo coherente, la única opción posible, no porque se quiera estirar el chicle de una historia que funciona, sino porque tiene sentido, no se entendería lo contrario. 


Una de las grandes ventajas que ofrecen las series a los contadores de historias es que permiten trazar un desarrollo complejo y amplio de los personajes. Hay más tiempo para contar su evolución, para llegar a lo más profundo de cada uno de ellos, para asistir a sus cambios, a sus motivaciones más íntimas, a sus debilidades. En Billions esto queda claro. No hay personajes planos, ni previsibles, ni simplones. Todo es maduro, más y más maduro en cada temporada. También un poco más oscuro y cínico. Para quien no sepa nada de la serie, ésta comienza con un enfrentamiento entre un ambicioso fiscal neoyorquino, Chuch Rhoades (Paul Giamatti) y un inversor con mucho más dinero que escrúpulos, Bobby Axelrod (Damian Lewis). Pero, afortunadamente, pese a lo que pueda sugerir esta sinopsis, no es la clásica historia del honrado hombre de justicia que persigue al malvado tiburón financiero. Todo es mucho más complejo, mucho más interesante. Sin buenos ni malos.  Sin caminos trillados. Sin simplezas

La serie crece y crece a cada temporada. La cuarta (pequeño spoiler para quien no haya visto la tercera tanda de capítulos de la serie) comienza con los dos máximos enemigos aliados, en parte, por la mediación de Wendy (Magie Siff), mujer del fiscal y psicóloga y asesora del inversor, uno de los personajes más fascinantes de la serie. Pero, sobre todo, unidos para esquivar ambos sus miserias. En vez de un duelo entre los dos protagonistas, que sólo se conforman con la destrucción de su antagonista, en el que cuando a Rhoades le va bien , Axelrod pasa por aprietos, y viceversa, la serie pasa a ser mucho más abierta y se enriquece aún más, algo que parecía altamente improbable dada la calidad de la tercera y las dos anteriores temporadas. Ya no hay sólo un enfrentamiento personal entre ellos dos. Los odios y las venganzas se multiplican, como lo hacen los trapicheos, los acuerdos bajo cuerda, las trampas y los abusos de poder. 

Ahora hay más rivales. Rhoades, para empezar, necesita volver a ser el hombre influyente que fue, tras haber perdido su cargo. Axelrod, por su parte, quiere destruir a Taylor Mason (Asia Kate Dillon), quien fue su pupilo en su firma de inversión, pero que ha decidido crear su propia empresa. En el código de Axelrod casi todo está permitido, pero no la traición, o lo que él considera traición. Con estas cartas sobre la mesa, y una trama que, como es habitual, va complicándose más y más, la cuarta temporada de la serie comenzaba con la intriga de si sería capaz de continuar despertando el mismo interés ahora que los enemigos acérrimos caminan de la mano, al menos, aparentemente. En pocos capítulos se despejan las dudas

Un poco más avanzada la temporada, pero no demasiado, la única pregunta, si tiene algún sentido plantearla, es si la cuarta temporada de Billions es la mejor de la serie, por detrás, por este orden, de la tercera, la segunda y la primera. Un caso extraño este de Billions. Una serie que no para de crecer y que esperamos que tenga una larga vida, siempre que mantenga el excepcional nivel actual. Probablemente, el hecho de vivir la edad de oro de las series hace que Billions no goce del lugar de privilegio que merecería entre la crítica, tal es el aluvión de series que nos invade. Desde luego, pocas son tan coherentes, maduras, inteligentes y entretenidas como ésta, que sigue profundizando en la condición humana: la avaricia, el deseo, el amor, el poder, la ambición, las debilidades que cada cual oculta como puede, la psicología, el sexo. ¿Cuándo dicen que se estrena la quinta temporada?

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