Billions

El mundo de los mercados financieros aparece de forma recurrente en cine y televisión. Por eso cuesta encontrar aproximaciones originales a las finanzas. Es habitual que los personajes de estas producciones sean arquetipos y que se ofrezca una visión muy reduccionista, muy de brocha gorda, de este mundillo. Billions, la serie de Showtime que emite Movistar en España y que acaba de terminar su segunda temporada, escapa de los estereotipos y las simplezas. Son personajes son mucho más complejos, tienen muchos más matices. Es decir, son mucho más reales. Los diálogos son casi teatrales y están más cuidados que de costumbre. Es una delicia. Hay capítulos colosales y otros que, aún siendo entretenidos, maduran a fuego lento la trama, una historia de rivalidad, de ego, de dinero, de poder y de relaciones personales. Porque, por encima de todo, está eso, las relaciones, los defectos y las carencias emotivas, las aspiraciones de cada personaje. 


Billions es la historia de un duelo entre dos hombres. De un lado, Chuck Rhoades (Paul Giamatti), un fiscal influyente, con ciertas inseguridades, apegado a la sombra de su padre y con claras ambiciones políticas. Del otro, Bobby Axelrod (Damian Lewis), un millonario que dirige un hedge fund con cuyo control se hizo después de que la firma en la que trabajaba quedara devastada tras el 11-S, ya que sus oficinas estaban en las Torres Gemelas. Axelrod, que llamo Axe Capital a su firma de inversión, no es el clásico tiburón financiero. Tiene mucho dinero y lo utiliza para vivir, para comprarse la pizzería que más le gustaba de pequeño, sólo por el gusto de seguir comiendo sus pizzas preferidas, o que utiliza su jet privado para ir a conciertos de grupos a los que admira. Es un bon vivant que detesta los trajes, que no habla el mismo idioma estirado de muchos de los grandes gestores que le rodean. Un hombre hecho a sí mismo, con tácticas más bien dudosas. 

El fiscal Rhoades investiga el uso de información privilegiada de Axelrod. Va a por él, intenta abrir un proceso contra su firma, igual que ha hecho ya con otros grandes inversores que incumplieron las reglas del mercado. En contra de lo que pueda parecer, Billions no es una serie moralizante, no va de un malo malísimo al que persigue un honrado y desinteresado fiscal. Es mucho más complejo. Y por eso resulta cautivadora. Visualmente, la serie es impecable. Utiliza la música con frecuencia, con distintos géneros, y siempre de forma acertada. Y hay mucho, mucho diálogo. Se toma su tiempo la serie para crear personajes de carne y hueso, que no respondan a ningún estereotipo, que tenga muchas caras. 

Al lado de los dos protagonistas de la serie, que se enfrentan desde el inicio y que desarrollan una obsesión arrolladora por el otro, hay personajes secundarios vitales para la evolución de su historia. Y por encima de todos brilla Wendy (Maggie Siff), que es la mujer del fiscal Rhoades, pero es mucho más que eso. Uno de los avances más reseñables de las series en los últimos años es el empeño de los guionistas, al fin, por crear personajes femeninos fuertes. Y el de Wendy es uno de los más deslumbrantes de los últimos tiempos. Una mujer inteligente, independiente y tan fuerte por fuera como sensible por dentro. Wendy es psicóloga y trabaja en Axe Capital. Tiene una relación de amistad muy intensa con Axelrod, y a la vez está casada con su gran enemigo, el fiscal Rhoades. El personaje de Wendy es durante buena parte de las dos primeras temporadas de la serie uno de los pilares de Billions. Su personaje, como todos los demás, cambia a medida que avanza la trama, y siempre está en el centro de la historia. 

También hay otros secundarios de lujo, en el equipo del fiscal Rhoades y en el de Axelrod, como Bryan Connerty (Toby Leonard Moore), que es la mano derecha del fiscal, o Mike Wagner (David Costabile), el segundo de Axelrod, un tipo cínico, de vuelta de todo, excesivo y divertidísimo. En la segunda temporada la entrada de Taylor Mason (Asia Kate Dillon), que pronto se convierte en una pieza clave para Axelrod y que, de nuevo, es un personaje con muchas aristas. Billions tendrá tercera temporada y es una gran noticia, porque es una de las series más entretenidas, inteligentes y elaboradas del momento. 

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