Funambulista deslumbra en las Noches del Botánico

"A veces me quedo callado para haceros una foto mental para luego, cuando llegue a casa y me acuerde, teneros en la memoria", dijo ayer Diego Cantero (alma máter y páter de Funambulista, como dijo Alejandro Martínez), en un momento de su inolvidable concierto en las Noches del Botánico. Fue una noche especial, sí, de esas que uno desearía que no terminaran nunca y que, en realidad, nunca terminan del todo porque se recuerdan siempre. Quizá fue el concierto más importante de la carrera de Funambulista, rodeado de otros artistas, la mayoría de los cuales participan en Dual, su último disco, una joyita con dúos de temas antiguos y nuevos de este murciano que mima las palabras y encuentra poesía en lo cotidiano. Su repertorio está compuesto, casi en la misma proporción, por alegres canciones que celebran la vida y por otras de desamor llenas de melancolía, que es el recuerdo de una alegría pasada. 


Cada uno de los espectadores del fabuloso concierto de anoche hemos llegado a Funambulista por un camino distinto, en una carrera meditada, de pasos lentos pero seguros. La primera vez que lo escuché fue en 2013, cuando versionó una de sus canciones como cabecera de una serie en Telecinco, Familia, que no cuajó, pese a su gran reparto, pero que al menos nos dio a muchos la oportunidad de acercarnos a un artista con mucho olfato, pegado a la calle, capaz de mostrar en sus letras el lirismo de la vida. Para mí fue especial, ya que empecé entonces mi gozosa inmersión en el mundo cantautoril, que tantas alegrías me ha dado, que tantas noches fantásticas como la de ayer me ha regalado. Hasta ahora, no había podido ver a Funambulista en directo, más que acompañando a otros artistas como invitados. Afortunadamente, subsané el error la mejor noche posible. 

Hace unos meses, en un concierto en Madrid, Andrés Suárez, que ayer fue el último artista invitado al concierto para delirio del público, invitó al escenario a Diego Cantero. El gallego contó que en México le elogiaron sus hermosas letras y especialmente la de Ya verás, que no es suya, sino de Funambulista, pero que canta con él. Es uno de los temas más bellos y lúcidos de Funambulista, en el que relata la historia de un desamor ("ya verás cómo me olvidas y te encuentro en cualquier bar pegando saltos de alegría, y me dices que lo nuestro no era lo que merecías"). Suárez, autor de tantas canciones deliciosas, reconocía así la calidad de las letras de Funambulista, que ayer compartió sus mejores canciones, con una humildad nada impostada, realmente emocionado por el éxito de público, por esa senda merecida hacia el reconocimiento que sigue su carrera

Diego Cantero afirmó que le encantaba sentirse parte de una generación de músicos que son autores de sus propias canciones, que llenan de trazos de vida sus letras, y que empezaron cantando en rincones de tugurios con diez personas poco atentas como público. Ayer se rodeó de varios de ellos. Cantó la bellísima Volver a empezar con Leire Martínez, la cantante de La Oreja de Van Gogh, y la magnífica Cosas que no quise decirte con Marco Mengoni. Para entonces el público ya estaba entregado, deseando que no acabara un concierto que combinó canciones lentas con otras mucho más animadas, alternando los asentimientos y los suspiros melancólicos en unos temas con los saltos enfervorecidos de otros. 

Y entonces salió ella, India Martínez, con su voz capaz de transmitir tantas emociones, de cautivar de un modo tan inexplicable. Ni siquiera nos atrevimos a tararear Fiera, otra de las grandes canciones de Funambulista, embobados como estábamos por la voz de la cantante, con quien Diego Cantero se preguntó eso de "y ahora quién te va a amansar cuando salgas fiera, cuando falte voluntad, cuando te deshielas. Y ahora quién te va a abrazar cuando te deshielas. ¿A quién vas a mostrar tus cicatrices, tu rabia por vencer, los imposibles, tu salto que es mortal y te hace libre, tu forma de besar que es invencible?". Fue uno de los momentos más especiales de la noche. Sencillamente insuperable. Llegó después Me inventaré, que Funambulista canta con Dani Martín en el disco Dual, pero que ayer interpretó solo, porque Martín anda componiendo nuevos temas. Es un tema precioso, sobre todo si se conoce su historia de fondo. Según contó ayer el artista, compusieron la canción un día después de los atentados de París y en ella se pregunta cómo proteger a un niño pequeño de tanto horror y tanta sinrazón. "Qué bonito sería decirle que es sólo un cuento, que las cosas que pasan ahí fuera ocurren muy lejos. Qué bonito sería engañarle matándole a besos, pero ahora mis brazos son sólo otros brazos con miedo". 

Marino Saiz, el violinista de los cantautores, y mucho más, también acompañó ayer a Funambulista en varias canciones, como en la deliciosa Bendita mi suerte ("no nos costó querernos, nacimos para eso") o en Sólo luz, tal vez la más melancólica y triste de su repertorio, con esa verdad y esa belleza de los lamentos por lo que no puede ser ("somos sólo luz. Dos cobardes que no encuentran la manera, dos idiotas que no saben cómo hacer una vida con la vida que les queda"). 

Enseguida cambió de tercio, con temas más alegres y vitalistas, como con Hecho con tus sueños, esa tierna canción navideña que sonó delicioso en una noche de julio en Madrid, interpretado con David de María, o con la fabulosa e irónica Como un idiota, a la que tuve un enganche bastante importante cuando supe por primera vez de Funambulista y empecé a buscar canciones suyas por todos lados, y de la que utilizo con frecuencia su maravillosa y precisa primera frase que nos define un poco a todos: "como un idiota que se pone a maquillar de seriedad lo que le importa". También cantó, entre otras, Funambulista, la canción titulada como su nombre artístico, en la que proclama: "hoy simplemente quiero andar, mirar al cielo y esperar que caiga un platillo volante. Sacar las cosas de quicio, sentirme tan bien, serán los bares que piso. Seré funambulista, mañana el preso que escapó y el que perdió de vista al desdichado cantautor. Un loco en la autopista o aquel honrado boxeador que se tiró a una artista el mismo día que la amó". 

Efecto pasillo imprimió otra marcha más, cuando cantó junto a Funambulista Y yo, esa canción tan impregnada de calle y de vida ("una mujer paga contando las monedas. Abajo el metro va a parar en la puerta del Sol. Un niño corre desgastándose las suelas. Dos hombres hablan del amor. Una señora está limpiando la escalera. Arriba una pareja trata de hacerlo mejor. En cada bar están ahogándose mil penas"). Cuando Funambulista cantó Quiero que vuelvas estaba clamando un poco lo que deseábamos todos, que vuelva pronto a los escenarios, que grabé rápido ese nuevo disco que contó que está creando, para compartir sus canciones y su energía en un nuevo concierto. Dijo Diego Cantero que mola ir dando pasitos, ir saboreando el progreso de una carrera honesta y profesional, en la que nunca ha dejado de ser fiel a sí mismo. El de ayer fue un concierto grande ("grande para nosotros"), y se puede considerar un gran éxito, uno de los mayores de su carrera, pero el éxito es, sobre todo, conectar con sus canciones, despertar emociones. Y eso lo consigue desde hace mucho, desde siempre. 

Alejandro Martínez, que acompaña a Diego Cantero y a otros cantautores como Marwan, y que está presentando un nuevo disco propio, acompañó al teclado a Funambulista y también cantó varias de sus canciones antes del concierto. Una de ellas, Di contigo, está escrita pensando en una corista de un gran artista, del que no dijo el nombre. En ella cuenta lo que se siente al acompañar a un gran autor de canciones: "lo aprendí de ti, subiendo los peldaños que van del corazón a cualquier escenario, un paso tras de ti, buscándote en mi voz". Esa canción, preciosa, comienza afirmando: "yo no sabía que se podían decir las cosas así. Así, bien dichas, hacen cosquillas, escuecen y hacer reír". Es lo que logra Funambulista con sus canciones, esas que inundaron ayer de versos y de poesía cotidiana, de buena música y de historias, el Botánico de la Complutense, un espacio fabuloso de obligada visita en los calurosos y culturales veranos madrileños. 

Comentarios