Houris


Houris, de Kamel Daoud, premio Goncourt 2024, es un libro envuelto en la polémica desde su publicación. La propia personalidad de su autor, que es argelino con nacionalidad francés y es venerado por la derecha francesa y tildado de islamofóbo por la izquierda, contribuyó a ello. Pero también el tema abordado, la guerra civil argelina conocida como la década negra, de la que se prohíbe por ley hablar en Argelia. Además, una joven, Saada Arbane, afirmó en una entrevista en televisión que el libro cuenta su historia y que incluye detalles que sólo podía conocer su terapeuta, que casualmente, siempre según ella, fue la esposa de Daoud. Un libro, en fin, valiente al escribir de lo que las autoridades argelinas no quieren que se escriba, en un ejercicio de censura inadmisible, pero también polémico, si se confirma que se basa en una historia real de una persona que no dio su permiso para que se contara su vida en una novela, algo que sería muy feo y de muy dudosa ética. 

Empecé a leer el libro, claro, con todas estas cuestiones en mente, pero confieso que tardé muy pocas páginas en olvidarlas. Porque el libro, más allá de su contexto, es impactante. Por lo que cuenta y por cómo lo cuenta. La década negra argelina fue un terrible conflicto armado que duró de 1992 a 2002 y que causó entre 60.000 y 200.000 muertes. Es decir, miles de vidas destrozadas, de familias rotas, de proyectos vitales desbaratados por el odio y la sinrazón. Pero es que tras la guerra llegó además una imposición de la ley del silencio, una amnistía a los causantes de tanto dolor y muy escasas ayudas económicas a las víctimas. 

El único modo posible de contar una tragedia semejante, tan gigantesca, tan inimaginable, es acercarse a una historia concreta y, desde ahí, reflejar el impacto de aquella guerra en el país. Es inabarcable de otro modo. La protagonista de la historia es Aube, una joven que con cinco años estuvo a punto de morir, que sobrevivió de milagro a uno de los ataques de los grupos violentos islamistas, y que perdió entonces las cuerdas vocales. La joven, que trabajada de peluquera y vive con su madre, está embarazada. El libro es un largo diálogo de Aube con la criatura que lleva en su vientre, así que lo que leemos es su voz interior, la que el ataque no pudo arrebatarle. Le explica el mundo al que llegaría, en caso de que decida seguir adelante con el embarazo, algo que no tiene nada claro. Un mundo en el que las mujeres son ciudadanas de segunda, en el que no pueden hacer nada sin el permiso de un hombre, en el que está mal visto que vistan como quieran o que hablen en público. 

La protagonista del libro le cuenta su historia a su hija. Le explica todo lo sufrido, todo lo que las autoridades quieren acallar, la realidad de una guerra olvidada por decreto. La gran cicatriz de Aube le hace ser un recordatorio incómodo de las atrocidades de esa contienda. Si a eso se suma que no es religiosa, que tiene un trabajo considerado obsceno (embellecer a las mujeres, nada menos, qué osadía) y que intenta vivir libre, la protagonista es el ejemplo de todo lo que las autoridades argelinas detestan en una mujer. Además, está pensando en abortar, algo que está prohibido y penado con la cárcel. 

La joven sale de su casa, deambula por el país en medio de una fiesta religiosa que expone una sociedad entregada a una fe y a unos ritos que ella no siente propios, que le generan incomodidad. De su mano, recorremos un país en el que el fanatismo religioso y las restricciones a las libertades campan a sus anchas. También conocemos a más personajes, como Aïssa, que continúa el negocio familiar de librero, pero al que sólo dejan vender libros sagrados y de cocina. 

El libro, en fin, es un poderoso ejercicio de memoria histórica en un país, Argelia, que recuerda la guerra contra Francia, pero ha echado un velo de silencio impuesto sobre la guerra civil posterior. También es un libro sobre la libertad, sobre el machismo en todas sus formas, sobre el riesgo de las interpretaciones fanáticas de la religión y sobre la maternidad. Un libro sobre la resistencia personal ante el poder autoritario y la sinrazón, sobre la posibilidad de encontrar una vida propia cuando todo alrededor es opresión y pensamiento único. Un libro, al margen de polémicas, muy valioso, que por momento resulta demasiado agobiante y duro, porque agobiante y dura es la realidad que refleja, pero que termina teniendo chispazos de vitalidad y lirismo. Un gran libro. 

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