Sobre mi hija

 

Lo que más me ha gustado de Sobre mi hija, la novela de Kim Hye-jin, editada por Las afueras con traducción de Irma Zyanya Yáñez y Minjeong Jeong, es el punto de vista que adopta el libro. La narradora es una mujer que trabaja en una residencia de ancianos y acoge en su casa a si hija y la novia de ésta, cuya relación desaprueba. Elegir contar esta historia desde ese prisma, desde la mirada de incomprensión de la madre, es todo un acierto. Bajo una aparente sencillez formal, con frases cortas y un relato cronológico en primera persona, se muestran sentimientos y miedos muy profundos. La madre ama a su hija, la adora, pero se muestra incapaz de entender qué hace con esa joven ("esa chica", la llama durante toda la novela) en vez de buscarse un marido y llevar una vida "normal".  

La narradora y protagonista del libro sufre también por la precariedad en su trabajo y por las más que mejorables condiciones de vida de los ancianos que cuida allí. Sobre todo siente una gran compasión y afinidad por una de esas ancianas, en la que en cierta forma se ve reflejada y que juega un rol central en la obra. “Envejecer es ir dejando de hacer una por una las cosas que nos gustan”, leemos en un momento del libro. La madre se presenta como un personaje real, con sus contradicciones, sus heridas del pasado, sus temores. No es un cliqué, la malvada madre homófoba, es mucho más complejo, mucho más rico en matices. Es decir, mucho más literario. 

Sobre mi hija habla, en cierta forma, de la comunicación, del lenguaje, del poder de las palabras, las que se pronuncian y las que sólo se piensan pero no llegan a decirse. “Algunas ideas no se transforman en sonido, como si no se pudiera sacar porque están firmemente incrustadas como clavos de hierro”, afirma la narradora, que escribe sobre la incomodidad que le provoca ver a su hija con su novia y sobre su rechazo visceral a ciertos términos como, precisamente, "novia", "lesbiana" u "homosexual". 

En la obra se establece un paralelismo entre la lucha por la injusticia de ambas mujeres, madre e hija. En un caso, por el trato indigno que se da a los ancianos de la residencia, contra el que se rebela, que le hace sentir muy mal; en el otro, por unos despidos injustos a profesores de universidades que hablaron de homosexualidad en una clase. También se reflexiona sobre el concepto de familia. A la madre no le gusta que su hija considere a su novia como su familia, pero luego verá como una gran injusticia que, al no ser familiar de la anciana que cuida en la residencia, no tenga ciertos derechos sobre ella. El libro, en fin, es realmente atractivo y de su lectura no podremos decir lo que afirma la narradora sobre los momentos felices, plenos en su sencillez: “ese tipo de instantes siempre llegan demasiado pronto o demasiado tarde. Pasan sin que te des cuenta o hacen que te rindas mientras los esperas”. No podremos decirlo porque ningún lector pasará sin darse cuenta por el placer de leer Sobre mi hija, de Kim Hye-jin. 

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