Agatha, ¿quién si no?


No soy el público objetivo de Agatha, ¿quién si no?, no recuerdo haber visto más de tres o cuatro película de brujas en mi vida, tiendo a huir de las historias propias de Halloween, nunca me ha llamado la atención ninguna película ni serie del universo Marvel y no tenía la menor idea de la existencia Wandavision, la serie de Jac Schaeffer, predecesora de esta producción. Y, sin embargo, he seguido con mucho interés esta serie de nueve capítulos que puede verse en Disney Plus. 

Recalco que no soy fan del género de brujería y tampoco seguidor de Marvel porque no puedo saber si esta serie cumple o no con lo que se espera de su género y tampoco cómo encaja dentro del extenso plan de nuevas producciones de Marvel en televisión y cine. Pero, partiendo de ese lugar de alguien que lo desconoce casi todo sobre el contexto de esta serie, me he divertido mucho con la historia de Agatha, con su atrevida mezcla de géneros, sus situaciones más hilarantes, sus actuaciones musicales más indescriptibles y con el delirante universo de fantasía que muestra

Uno de los grandes puntuales de la serie es su elenco, todo un aquelarre interpretativo de primera. Kathryn Hahn deslumbra en el papel de Agatha. Lo suyo es un auténtico recital, sin miedo a la sobreactuación y al exceso, porque precisamente lo que pide la serie y el personaje es el puro exceso, a ratos, pero también la contención y hasta la sensibilidad y la melancolía más recogida. Es fabulosa la forma en la que la actriz recorre todo ese arco de emociones, resultando creíble e hipnótica en todo momento.

A su lado, además, la serie reúne a varias actrices con mucho oficio vistas en cine y televisión, que cumplen aquí con creces con su misión. Son Aubrey Plaza, Maria Dizzia, Ella Caulfield, Ali Ahn y la siempre fantástica Patti LuPone. Redondea el elenco Joe Locke, a quien conocimos por primera vez en el papel de Charlie en la maravillosa Heartstopper, y que aquí se desmelena para dar vida a un joven que aparece de pronto en la vida de Agatha y que juega un papel clave en la historia. 

La serie comienza aparentando ser algo distinto a lo que termina siendo. Maneja a la perfección la intriga, porque durante buena parte de la trama uno no sabe exactamente qué está pasando, ni cuál es la identidad de algunos de los personajes o cuál es el pasado de otros. Ese juego con el espectador, soltando miguitas de información aquí y allá, es una invitación constante para mantener la atención. Todo ello, claro, con lo que puede esperarse de una serie así: embrujos, fantasmas, mundos de fantasía, sucesos paranormales y mucha, mucha magia, siempre con un tono irónico y con situaciones hilarantes. 

Viendo la serie pensaba que igual que es momento de darle nuevas oportunidades a historias de brujas y magia. Es cierto que hay en estas historias, y también en Agatha, ¿quién si no?, algo que me desconcierta, me atrae y me parece tramposo a partes iguales. Como esto va de magia, hasta un hechizo para dar un giro radical a cualquier situación de la trama o hasta convertir en un fantasma a un personaje que ha muerto, o hacer que viaje a otra dimensión temporal. Es esa sensación, gratificante por momentos, pero que también da vértigo, de estar metido en una historia alejada de cualquier realismo (lógicamente), y que por lo tanto puede sorprender de mil maneras. Esa idea de que la trama se puede resolver, nunca mejor dicho, como por arte de magia, que no tiene cabida en otro tipo de historias más realistas, que son las que frecuento más. Así que la clave está, precisamente, en dejarse llevar de la mano por todo el delirio, la magia y la capacidad de sorpresa de la historia. 

Comentarios