El oro de los akan


 La Fundación Barrié acoge hasta el próximo 13 de julio la exposición El oro de los akan. Tesoros reales del África occidental. Esta fundación, de acceso gratuito, es uno de esos lugares que siempre merecen una visita en A Coruña. Por su exposición permanente, que acoge obras de Francisco Llorens, y también por sus exposiciones temporales, que suele poner en pie en colaboración con otros museos o fundaciones internacionales, y que permiten contemplar obras, a menudo, nunca antes exhibidas en España. 

El año pasado, por ejemplo, la Fundación Barrié acogió  la bellísima Dioses y héroes del Barroco veneciano. Esta vez, en lugar de a Venecia, nos ofrece viajar al África occidental. Concretamente, a la cultura de los akan, que es originaria de Ghana y de Costa de Marfil. El primer mérito de la muestra es, precisamente, que permite conocer más sigue esta cultura, muy poco conocida en España. Los akan no son ni una organización política, ni un Estado ni una religión. En realidad, hay 120 estados akan reconocidos oficialmente, con muchos subgrupos como los ashanti, los baulé o los fanti. El enfoque es, además, atractivo, porque se centra en el papel de la joyería y los objetos de culto en aquella cultura. Para ello, se exponen más de 300 objetos, muchos de ellos, en oro. 



La muestra, muy bien cuidada, incluye cartelas explicativas en las que se detallan, por ejemplo, algunos de los innumerables símbolos que se pueden encontrar en esos objetos, y que reflejan la sabiduría y la tradición de esa cultura politeísta en la que, por cierto, cada tribu tiene una reina madre en lugar prominente. Uno de esos símbolos, por ejemplo, es el nyansapo, conocido como el nudo de la sabiduría, y que representa la importancia de conjugar el conocimiento con la capacidad de aplicarlo a la práctica. Entre otros muchos, también se ven en la muestra el signo Nkyinkyim, una línea que gira en múltiples direcciones y que recuerda la importancia de ser flexible ante los desafíos y la incertidumbre de la vida, o el impronunciable símbolo Funtunfunefu Denkyemfunefu, que son dos cocodrilos siameses y que recuerdan, a la vez, la importancia del trabajo en equipo y la individualidad del ser humano. 


La directora de la Fundación Barrié, Carmen Arias Romero, afirma en el catálogo de la exposición que la colección de Liaunig se distingue de otras “no sólo por su singularidad temática y exquisitez técnica y artística de sus obras, sino porque es el resultado de una interacción prolongada en el tiempo y sumamente respetuosa con el pueblo productor de estas obras de arte”. Y aquí llegamos al otro gran punto de interés y de debate de la exposición. Sin duda, la labor didáctica de la exposición, que nos permite conocer la cultura akan, y también la belleza y la calidad de los objetos mostrados, son muy valiosos e interesantes, pero resulta obligado preguntarnos, en especial en estos tiempos de candente debate sobre la descolonización de los museos, por el origen de esta colección. 

La muestra coruñesa es posible gracias a un acuerdo con el museo Liaunig, que debe su nombre y su existencia al coleccionista austriaco Herbert Liaunig. En la exposición se explica que quedó fascinado por el arte de África occidental y que empezó a comprarlo en Zúrich. Durante años adquirió objetos de la galería de René David, hasta que su hijo terminó ofreciéndole la colección enteras compuesta por más de 400 objetos. René David viajó a lo largo de cuatro décadas a Ghana (donde llegó a vivir), Mali, Camerún, el Congo y Costa de Marfil. Se afirma en los textos explicativos de la exposición que fue uno de los pocos blancos a los que acogieron en el círculo más estrecho de la sociedad de Ghana y que mantuvo buena relación con su familia real. También se dice que en el año 2000 devolvió al Estado de Ghana una parte de esas piezas. 

Queda abierta a la opinión de cada visitante su postura sobre esta cuestión, sobre la legitimidad de esta clase de colecciones, el colonialismo museístico y tantos otros debates que son muy frecuentes hoy en los círculos artísticos. La colección Liaunig se conserva en un precioso museo en Kärnten y nunca antes había salido del mundo germánico. En la muestra se afirma que permite tender puentes entre distintas culturas y ofrecer una aproximación desde Europa a la fascinante cultura de los akan, algo incuestionable para los visitantes de esta exposición, más allá de todos los posibles y enriquecedores debates sobre la mirada desde Europa al arte africano, la procedencia de las piezas y, en definitiva, la relación que tenemos con ellas. También para eso, para generar debate, además de para causar asombro y atraer por la belleza, están los museos. 

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