Jane Austen arruinó mi vida


 Jane Austen arruinó mi vida es una película adorable, sin pretensiones y, sin grandes hallazgos en el género de comedia romántica con tintes literarios, pero muy agradable de ver. Y eso está bien y es más que suficiente. No todas las películas revolucionan la historia del cine. Con que nos permita disfrutar, sonreír y pasar un buen rato, a menudo, nos conformamos, ya cumplen con su propósito. Sin duda, es el caos de la película de Laura Piani, chiquita, entrañable, tierna y divertida. 

Si soy sincero, una película cuya protagonista trabaja en la librería Shakespeare & Company de París, que quiere ser escritora y habla a menudo del papel de la literatura en su vida no podía no gustarme. Era absolutamente imposible. La cinta va de menos a más y gana a medida que avanza la trama. No hay grandes sorpresas ni giros de guion. Tampoco es solemne ni pretenciosa. La protagonista, interpretada por Camille Rutherford, es un tanto desastrosa, vive con el freno de mano echado, quiere escribir pero no termina de atreverse, tampoco está satisfecha con su vida sentimental. 

La parte amorosa o romántica de la película es quizá la más floja o, al menos, convencional. Porque resulta previsible, no aporta nada original y parte además de una premisa un tanto viejuna y demodé, esa según la cual todo el mundo anda buscando su media naranja y es casi imperativo encontrar pareja, una especie de príncipe azul que te está esperando a la vuelta de la esquina. Toda la trama más relacionada con sus intereses amorosos, las dudas con su mejor amigo y compañero de trabajo (Pablo Pauly) y la atracción un tanto estereotípica de amor-odio con el personaje al que interpreta Charlie Anson es, de largo, lo que menos me interesa de la película. Lo menos logrado, creo, también. Y, pese a ello, todo lo demás me atrae y el encanto sencillo del filme termina imponiéndose. 

Me gusta lo mucho que se habla de libros y de literatura, de cómo algunos libros forman parte de nuestra vida y algunos personajes de eso que llamamos ficción se antojan más reales que personas de carne y hueso que nos cruzamos por la calle en eso que llamamos realidad. Me encantan los debates sobre el papel de la literatura y las reflexiones sobre ella, como esa idea que se escucha ya casi al final de la película de que “la literatura es como la hiedra, como la mala hierba, necesita de las ruinas”. Y me gusta también ese encanto como de otra época del filme, empezando por su propia protagonista, que declara en un momento de la película que no encaja en este siglo. 

La protagonista trabaja en la celebérrima Shakespeare & Company de París, que, por cierto, aparece sin saturación ni turistas guardando colas para entrar, lo que confirma que el cine nos regala a veces una imagen más bella que la de la realidad. Es bonito que la película hace en cierta forma lo mismo que aquella librería, que se centra en la literatura en inglés y une así a Francia con la cultura inglesa. El filme, con esa visita de la protagonista a la residencia de escritores de Jane Austen, también un puente entre la cultura francesa y la británica, entre las películas con guiños literarios tan habituales en el cine francés y las clásicas comedias británicas agradables y encantadoras en su sencillez

El tramo central de la película está rodado en lo que se presenta como la residencia de escritores Jane Austen. Son estampas preciosas, un tanto anacrónicas, incluido un baile que parece llevarnos un viaje atrás en el tiempo. La protagonista apenas es capaz de escribir unas líneas, algo que parece lógico, porque ningún sitio se antoja menos propicio para escribir que, precisamente, un lugar en el que se supone que tienes la obligación de hacerlo, de no hacer otra cosa que escribir, encima, con todo el peso de la historia y el simbolismo sobre ti. Jane Austen arruinó mi vida, es una más que prometedora opera prima de su directora, Laura Piani, que sin duda atraerá a los amantes de las comedias románticas y, sobre todo, a los letraheridos. Si encima adoran París, a Jane Austen o a ambas, ésta es su película. 


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