Otra versión de ti


Otra versión de ti, de Inés Martín Rodrigo, es un libro extraño, entendiendo extraño, naturalmente, como un elogio, el único modo posible de entender este adjetivo cuando se habla de literatura. Es extraño por su sorprendente mezcla de géneros (luego volveremos a ello), por su juego de espejos, porque exprime todas las posibilidades de la novela, por su constante coqueteo entre realidad y ficción, por sus idas y venidas, por ser de esos libros excepcionales que parecen escribirse a medida que se leen, y que además contienen otro libro dentro.

Contó la autora en la presentación del libro en Madrid, junto a la periodista Laura Barrachina, con la que tantos buenos ratos de radio compartió en El ojo crítico, que considera que es reduccionista y opresivo hablar de géneros cuando se trata de literatura. Y, en efecto, el debate sobre los géneros literarios parece ya muy superado, precisamente, gracias a soberbios libros como éste, que rompen con cualquier convención sobre lo que cabría esperar de una novela. Es un libro   extraordinario sobre el duelo, las ausencias, el amor, la amistad y la pareja, pero también una fascinante investigación literaria y personal, y, desde luego, un cuaderno de lecturas y de recomendaciones literarias. Todo a la vez. 

Le he escuchado varias veces a Rosa Montero, con cuyos libros esta obra tiene no pocos parecidos, decir que le cuesta discernir si ha vivido, leído, escrito o soñado algo. Y, en realidad, no importa, porque todo ello influye por igual en la vida. La memoria es siempre tramposa y la intensidad con la que nos acercamos a lo que leemos o escribimos lo vuelven tan real como lo que vivimos, porque lo vivimos en realidad.  No es menos real algo que nos impactó al leerlo en un libro que algo que sucede en eso que llamamos realidad, y que no pocas veces, de hecho, nos resulta más ajeno que eso que llamamos ficción. Y de eso también va Otra versión de ti, en el que se reflexiona mucho sobre el papel crucial de la literatura en nuestras vidas.

Las protagonistas de la novela son Candela, una escritora que prepara un libro sobre la muerte de su madre, que llegó cuando era muy joven, y Andrea, su pareja, quien un día al llegar a casa encuentra una nota en la que Candela le explica que se ha marchado, que necesita tiempo y que no la busque. Entonces, Andrea relata en segunda persona, dirigiéndose a su pareja ausente, su investigación sobre ella, basada en recuerdos y elucubraciones, pero también, y sobre todo, en sus últimas lecturas (el rastro de nosotros mismos que dejamos en lo que leemos) y en lo que guarda su ordenador, en lo que lleva escrito de ese proyecto de un libro sobre su madre, con testimonios de las personas a las que conoce. Es fascinante el modo en el que Andrea conoce mejor a su pareja paradójicamente en su ausencia, sin ella presente (“amemos esta distancia, toda ella tejida de amistad, pues los que no se aman no pueden ser separados”, escribió Simone Weil en una de las muchas citas de la novela). También juega un papel central en el libro Belén, más que una amiga de Candela, familia elegida. 

El título del libro, maravilloso y delicado como todo lo que él contiene, nos habla de una de las claves de la obra, la identidad, que siempre es compleja y con aristas, nunca terminamos de conocernos ni, desde luego, de conocer a la gente querida. Hay muchas versiones de todos nosotros. La obra, muy emotiva, extraordinariamente bien escrita, con una precisión en la selección de las palabras y una musicalidad especial propia de la autora, que gusta de cambiar el orden de las frases, mover el sujeto, por ejemplo, a la mitad, es sobre todo una historia de amor. Hay pasajes y citas maravillosas sobre el amor, como ésta, deliciosa: “esa es la esencia del amor correspondido y el estado más glorioso al que uno puede aspirar: desear solo lo que ya se tiene”. 

Pero el libro es mucho más, siempre es más. Hay conversaciones con neurólogos, psicólogos y personas expertas sobre la memoria que explican que ésta se rehace constantemente, que nunca es fiable del todo y que se forja en las horas o días posteriores al momento en el que se está aprendiendo algo, lo que se llama periodo de consolidación. Por eso el sueño es fundamental para la memoria. También hay en estas páginas muchas canciones, porque el libro lleva una banda sonora incorporada. Y situaciones familiares con las que cualquier lector se podrá sentir identificado. Hay cuidados, hay compañía, hay recuerdos y fotografías. Hay, en fin, mucha vida, mucha verdad, en este libro raro, maravillosamente raro, una obra extraña que nos recuerda que la literatura está hecha de trazos de verdad y que puede ser tan real, o incluso más, que aquello que llamamos realidad. 

Otra versión de ti, uno de los mejores libros que he leído últimamente, versa en gran medida sobre la muerte y el duelo y, como todo bien libro sobre la muerte, termina siendo una celebración de la vida. Como leemos ya al final de la novela, “ojalá no tuviéramos que atravesar la muerte para aprender a celebrar la vida. Libros como éste, instantes de tanta emoción y felicidad como los que nos procura la lectura de novelas como esta excelente Otra versión de ti, nos ayudan sin duda a ello. Es una lectura extraordinaria, de esas que te hacen sentirte afortunado por haberla encontrado. Tiene todo lo que se le puede pedir a la gran literatura. 


 

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