Muy lejos


Impresiona que Muy lejos sea la primera película como director de Gerard Oms. Impresiona por su madurez, la sutileza con la que cuenta la historia, el acierto en cada decisión narrativa que toma y la madurez que muestra la película en cada plano. Es impresiona su brillantez de una opera prima. El director ha contado que la historia de la película está inspirada en la suya propia. Más allá de que, en mayor o menor medida, todo lo que cuenta un creador es en cierta forma siempre autobiográfico, este film está lleno de verdad. Es honesto de inicio a fin. 

Oms, que es coach de actores, acordó hace años con Mario Casas, con quien trabaja desde hace años, que él protagonizaría su primera película si algún día se animaba a dar el salto a la dirección. Casas firma aquí el que posiblemente sea su mejor papel. Aunque no siempre se es justo con él y lleva muchos años alejado de los papeles más estereotipados de sus inicios, tengo la sensación de que el intérprete aún arrastra ciertos prejuicios, siempre injustos. Todavía hay queja arruga un poco la cara cuando ve que una película está protagonizada por Casas, a quien asocia con papeles más planos del guaperas de turno. Lo cierto es que basta prestar una mínima atención a sus trabajos de los últimos años para darse cuenta de que el actor decidió hace mucho labrarse una carrera interpretativa de primer nivel, tomando riesgos, alejándose de los papeles más facilones, convenciendo de su profesionalidad del mejor modo posible, trabajando, defendiéndose de prejuicios y críticas con sus papeles. 

La dupla que forman Oms y Casas es el alma de esta película. Por todo lo que Oms ha puesto de su propia historia en este trabajo, por el hecho de que sea su primera película, y vaya primera película, y por la soberbia calidad interpretativa con la que el actor da vida a Sergio, el protagonista de la película. No es una película de la que convenga contar demasiado, ya adelanto, porque es un filme que confía en la madurez del espectador. Cuenta con sutileza la historia, va dejando pistas, huye de subrayados innecesarios. Se puede decir, porque sucede nada más empezar la película, que Sergio decide quedarse en  Utrecht, adonde había acudido con su hermano y un grupo de amigos a ver un partido del Espanyol. No sabemos bien por qué toma esa decisión, qué hay detrás, qué quiere encontrar tan lejos de casa. 

La película se toma entonces su tiempo para mostrarnos lo que le sucede a Sergio. La película habla de la identidad, de la necesidad de encontrarse con uno mismo, de no escapar de lo que uno es. Pero habla de la identidad en sentido amplio, porque ésta puede venir definida por tu situación socioeconómica o por cómo te ven los demás. Uno es, de pronto, ante el resto del mundo, un inmigrante, alguien de fuera, y, por lo tanto, a ojos de mucha gente, sospechoso. La película está llena de aciertos y uno de los mayores es la forma en la que muestra esa situación de vulnerabilidad en la que viven tantas personas inmigrantes a nuestro alrededor, a quienes preferimos no mirar, de quienes no sabemos nada. 

El filme muestra una sociedad racista (¿cuál no lo es?) y, en medio de los prejuicios, también a buena gente. Como el inmigrante marroquí en situación irregular al que da vida Ilyas El Ouhdani, que le busca un trabajo al protagonista. O el maravilloso personaje al que interpreta Jetty Mathurin, mucho más que una casera, quien protagoniza una de las mejores escenas de la película, cuando afirma que en este país (Países Bajos, pero es aplicable a muchos otros, a todos los demás) uno puede divorciarse, fumar, casarse y tener sexo con quien quiera, pero, si eres extranjero, alguien te lo recordará todos los días, preguntándote de dónde vienes, de dónde eres de verdad, mirándote con desconfianza. El filme muestra bien las distintas formas de afrontar la inmigración, a través del personaje de David Verdaguer.

La película está rodada en neerlandés, catalán, español e inglés, entre otros idiomas, y sin duda es parte de su riqueza. Siempre es preferible ver las películas como han sido rodadas, en su versión original, pero en casos como este, en el que la adaptación a un nuevo país, que pasa por el aprendizaje de su lengua, por la dificultad para entender y hacerse entender con los demás, es imprescindible. 

El debut como director de Gerard Oms, en fin, habla de la importancia de aceptarse a uno mismo y de cómo, a veces, para encontrase, hay que ir muy lejos. Es una peli la delicada, emotiva y honesta que, por si hicieran falta más alicientes, cuenta con la gran Sílvia Pérez Cruz, al final, con la exquisita Ben poca cosa tens, que tan bien resume la esencia de la película cuando dice eso de:

Deixa-ho tot. Al carrer

Fa una tarda tranquil·la

Camina. Hi ha gent

Per fer-te companyia

No et refusis a cap

Dels horitzons que et criden

Es decir, déjalo todo. En la calle hace una tarde tranquila. Camina, hay gente para hacerte compañía. No rechaces ninguno de los horizontes que te llaman 

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