No es fácil que a estas alturas una película de espías logre sorprender y ofrecer al espectador algo que no sienta que ha visto ya más veces. No sé si Confidencial (Black Bag) llega a ello o no, pero desde luego se acerca mucho, no es la clásica, previsible y repetitiva película de espías. Maneja a la perfección los códigos del género y ofrece una acción trepidante, algo irrenunciable en los trabajos de Steven Soderbergh, quien es de esos directores que tienen claro que su primer objetivo a la hora de rodar una película es entretener al espectador.
El filme se apoya además en las deslumbrantes interpretaciones de Michael Fassbender y Cate Blanchett, en su nivel de excelencia acostumbrada. Se diría que sólo por verlos en acción, mano a mano, en su sensacional pulso interpretativo, ya está más que justificado el precio de la entrada. Dan vida a un matrimonio de espías británicos. Trabajan en el mismo equipo, pero tienen misiones distintas y no siempre saben en qué anda el otro. La película comienza con el personaje de él descubriendo que hay un topo en el equipo y que su mujer está en la lista de cinco sospechosos.
El personaje al que da vida Fassbender es un espía que detesta la mentira, aunque su trabajo consiste en gran medida en ella, claro, y que se decidirá a investigar esa filtración que podría causar miles de muertes si no descubre antes lo que hay detrás. Desde la primera escena sabemos ya que todos los que veamos en pantalla serán sospechosos, que cualquiera de ellos puede estar mintiendo y traicionando. El grupo, además, es de lo más peculiar y, para darle aún más salseo al asunto, hay unas cuantas relaciones cruzadas entre ellos. Está la psicóloga que intenta mantener razonablemente cuerdos a los espías, a quien da vida Naomi Harris, quien mantiene una relación con un agente más bien engreído al que acaban de ascender (Regé-Jean Page). La otra pareja disfuncional de la película la forman una analista con traumas del pasado (Marisa Abela) y otro agente que consume toda clase de sustancias y está bastante de vuelta de todo (Tom Burke). Todo ello, con Pierce Brosnan como jefe misterioso e iracundo.
La película tiene un ritmo endiablado, que juega quizá un o o en su contra, de hecho, con la resolución, que resulta algo atropellada. En todo caso. Es el peaje que paga para ofrecer exactamente lo que se espera de un thriller: giros de guion sorprendentes, acción y escenas en las que se revela lo que está sucediendo. Todo ello, además, con muy cuidados diálogos. Hay dos escenas en la casa del peculiar matrimonio protagonista (esa cena, esos juegos) que son auténtico oro.
Si a esto le sumamos menciones a proyectos ultrasecretos y ultrapeligrosos, que siempre aportan, y hasta la geopolítica mundial ahí por el medio en algún momento de la trama, con intervenciones estelares de otras fuerzas de inteligencia, más misteriosas cuentas bancarias, ya tenemos todos los ingredientes en la coctelera, que además sabe mover muy bien, con todo el oficio demostrado en su larga trayectoria, Soberbergh. Eso y, por supuesto, Michael Fassbender y Cate Blanchett, que ya son de por sí alicientes suficientes para ir al cine.
Comentarios