El agente nocturno


Igual esto ya es un poco obsesión, no lo niego, pero me cuesta creer que el nombre del protagonista  de El agente nocturno, Peter Sutherland, no busque hace un guiño más o menos deliberado a Kiefer Sutherland, el actor protagonista absoluto de 24, con la que esta serie tiene no pocos parecidos. La serie, creada por Shawn Ryanprotagonizada por Gabriel Basso y Luciane Buchanan, ofrece exactamente lo que se espera de ella: acción trepidante, sorpresas, giros de guión y finales de cada capítulo que dejan con ganas de más. 

No es una serie que reinvente la historia de la televisión ni que aporte nada sustancialmente original o no visto antes, pero tampoco lo pretende. Lo que busca y, desde luego, consigue con creces, es atrapar la atención del espectador desde el primer capítulo y no soltarla hasta el final. A todos nos gustan series más profundas, más lentas, más teatrales y discursivas, más innovadoras y profundas, por supuesto. Pero a quién no le va a gustar también una buena serie de acción. Todo tiene su momento. Y para ese momento en el que lo que se busca es una historia de amenazas terroristas, espías y mucha tensión narrativa, El agente nocturno es la opción ideal. 

Este tipo de serie, al igual que las novelas negras, por ejemplo, dicen más de la época en la que vivimos de lo que cabría pensar a primera vista. Claro que el objetivo prioritario de series como ésta es entretener al público, pero reflexiva sus miedos, su mirada al mundo y la sociedad en la que son creadas. 24 fue hija del trauma del 11S y su conflictiva postura sobre las torturas o el trato a los sospechosos sólo se entiende desde ese lugar. Homeland, otro gran referente de historias sobre la luchar contra el terrorismo, es mucho más ambigua, porque para entonces ya se han destapado escándalos de la guerra contra el terrorismo. 

Es imposible no ver en algunas de las tramas de El agente nocturno el clima actual en Estados Unidos tras la irrupción de Donald Trump en la política de aquel país y el auge de los bulos y el extremismo. Desde la mención a los bulos hasta el riesgo de que la amenaza al país se encuentre en la Casa Blanca, la serie resuena en la actualidad. Y por ahí apunta también lo que se esboza sobre la tercera temporada en el final de la segunda.

De momento, se puede disfrutar en Netflix de las dos primeras tandas de episodios. En la primera, un agente del FBI medio castigado a pasar las noches en vela pendiente de un teléfono que casi nunca suena se ve envuelto de golpe en una trama que se complica por momentos y en la que, desde el principio, planea la sombra de la sospecha de la existencia de infiltrados y topos en el centro de poder en Estados Unidos. Cada capítulo de la serie comienza con un flashback que cuenta algo más sobre el pasado del protagonista o del resto de personajes de la serie, y casi todos, claro, terminan con un final de esos que dejan sin aliento y con ganas de más. 

Uno de los grandes aciertos de la serie es que su protagonista no es un Action Man perfecto e infalible. Es vulnerable, a veces comete errores, no puede con todo, y hasta hay algún que otro espacio para el humor. Su relación con Rachel, que no forma parte ni del FBI ni de los Servicios Secretos, pero que se envuelta en todo este embrollo y con la que establece una muy intensa relación, es también de lo más interesante de la serie. Una serie que no es siempre verosímil, pero sí adictiva y trepidante. 

Tras una sensacional primera temporada, por momentos la segunda es aún más frenética. Comienza en Tailandia, aunque pronto vuelve a desarrollarse en Estados Unidos, en Nueva York. Esta vez, un proyecto secreto de desarrollo de un arma química, con una campaña electoral de fondo y la legación iraní en Estados Unidos, son el centro de la trama. De nuevo, con in crescendo hasta el final, que abre las puertas a una tercera temporada ya confirmada, que posiblemente podrá verse el próximo año. Netflix no quiere soltar esta serie, que tanta audiencia le está reportando, y no es para menos. Somos muchos los que acudiremos puntuales a la cita. 

Comentarios