Poco se habla de esto


Generalmente, cuando cuesta mucho describir una novela es que estamos ante un gran libro. Es el caso, desde luego, de Poco se habla de esto, de Patricia Lockwood, editado por Alpha Decay con traducción de Inga Pellisa. Se trata de una especie de novela distópica que adopta la forma de la navegación por Internet, con textos cortos y en apariencia inconexos separados por el simbolito ese de la rueda cuando se carga una página web. Es un libro atrevido, rompedor y, por momentos, algo irritante, incluso, pero uno termina rendido al comprobar cómo fondo y forma se fusionan aquí para presentar una historia sobre el tiempo presente: las llamadas guerras culturales, el auge de la extrema derecha, el fanatismo, la polarización política, la cultura de Internet, la influencia de las redes sociales en nuestra vida diaria… 

La protagonista del libro está enganchada al “portal”, donde encuentra memes, vídeos de lo más disparatados, debates encendidos sobre cualquier tema de actualidad, mensajes ingeniosos al lado de otros de odio… Nos suena un poco, ¿verdad?  Cada día la atención del mundo debía virar, como el brillo en un banco de peces, todos a un tiempo, hacia una persona nueva a la que odiar”, leemos en un momento. 


Estamos en Estados Unidos, tiempo después de la llegada de un dictador que no se nombra en ningún momento del libro. Sí se da una fecha de su llegada al poder: el 8 de noviembre de 2016, fecha de las elecciones que ganó Donald Trump ante Hillary Clinton. Hay menciones dispersas a pérdida de derechos y libertades, a la crisis climática, a polarizados debates, a escenas temibles


El libro presenta pensamientos fragmentados. La trama avanza, pero lo hace entre la maraña de textos cortos; algunos, meras transcripciones de los mensajes o vídeos que la protagonista encuentra en el portal. Es una realidad alternativa, hasta que a mitad de novela, la vida real llama a sus puertas. Ese giro, del que naturalmente no desvelaré nada, desconcierta al lector y otorga una mayor carga de profundidad a la obra, que aun así mantiene un tono sarcástico, irónico, algo surrealista y muy sugerente para el lector de hoy en día. Porque esta novela es, por encima de todo, un libro sobre nuestro tiempo presente. 


El libro está lleno de perlas, entre la provocación y la genialidad, entre lo hilarante y lo brillante, entre el disparate y la lucidez. Aquí cinco pasajes que sirven como ejemplo: 


Las personas blancas, que tenían la educación política de una patata -grumosa, desabrida y con un sesgo hacia lo irlandés- se sentían de pronto empujadas a alzar la voz sobre la injusticia. Eso sucedía una vez cada cuarenta años, de media, por lo general tras un periodo en el que la música folk se ponía otra vez de moda. Cuando la música folk se ponía otra vez de moda, la gente recordaba que tenía ancestros, y luego, con una dilación considerable, que sus ancestros habían hecho cosas feas”. 


Alguna gente andaba muy emocionada con lo de volver a preocuparse por Rusia. Otros no pensaban hacerlo pasará lo que pasase. Porque, por encima de todo, la Guerra Fría había sido de vergüenza ajena”.


La generación inmediatamente posterior se había pasado la mayor parte del tiempo online haciendo bromas de una intolerancia increíble solo para reírse de los idiotas que eran lo bastante tontos como para creer que iba en serio, y al final, no se sabía cómo, eran nazis. ¿Era así como sucedía siempre?


Nuestros políticos no habían sido nunca más auténticos, nunca habían ido más de la mano con la gente de a pie”.


“De vuelta en Ohio y heterosexual de nuevo”.


De la literatura uno puede esperar y espera muchas cosas. Una de las más gratificantes para los lectores es que un libro te sorprenda, que no siga convención alguna, incluso que te cabree o desconcierte por momentos. En su primera novela, escrita durante el confinamiento, Patricia Lockwood lo logra con creces. Uno de los libros más extraños que he leído últimamente. Uno de los que más recomendaré a partir de ahora. 

Comentarios