Yo, mentira

 

La voz narrativa y el tono son lo más importante en una novela. Importa el tema, claro. Importan muchos factores, pero nada tanto como la voz y el tono, es decir, desde dónde y cómo se cuenta una historia. Y es eso lo que más me atrae de Yo, mentira, la excelente novela de Silvia Hidalgo editada por Tránsito, en la que la narradora es una mujer que es madre, pero no quiere ser sólo madre; que es feliz con su marido, al que llama en todo momento el Escritor, pero que de pronto siente el impulso de serle infiel; que lo tiene todo para ser feliz, pero que no lo es en absoluto. 


El libro empieza con una dedicatoria maravillosa, a mi padre, que odiaría esta novela”. La narradora cuenta su vida diaria, sus anhelos y temores, su insatisfacción vital, desde un tono autocrítico, casi brutal contra ella misma. No se perdona sus errores, siente que no llega a todo, que no consigue dar lo mejor de sí mismo en el trabajo ni en casa, que todo en ella, como anticipa el título, es mentira. 


Cuenta la narradora que es una chica de barrio, que su época más feliz fue cuando era cajera de supermercado para pagarse la carrera. Es también una buena lectora y le gusta la cultura, algo que también con trata con mucha ironía. Hay un momento en el que dice que a veces relee “el mismo párrafo intentando adivinar si el autor pretende hacerme reír o llorar”. No creo que en este libro la autora busque ni una cosa ni la otra, porque la protagonista y su baja autoestima despierta inevitables simpatías en el lector. Lo que le pasa no es dramático, tampoco divertido. Está desbordada, confusa, no sabe qué hacer con su vida. Y eso conecta en gran medida con el sentir de nuestro tiempo, de esta sociedad acelerada en la que cuesta llegar a todo


Hay varios pasajes maravillosos del libro, que es de esos que diría que uno puede abrir casi por cualquier página seguro de que encontrará frases que resuenen e interpelen al lector, que digan algo y lo digan con un estilo propio y muy atractivo. “Me pregunta si lo que escribo es verdad, pero no entiendo de ninguna verdad. Se refiere a si ha ocurrido, como si todo lo que no ha ocurrido fuera por ello mentira”, leemos. “Le desconcierta que esté tan desconectada de la realidad. Lo llama la realidad, como si hubiera una y fuera suya y todos estuvieran dentro menos yo”, nos encontramos un poco más allá.


Hay un momento en el que la narradora se ve impulsada a ser infiel, a tener una relación extramatrimonial. Se tortura y se inquieta por ello. Se pregunta por qué. Y escribe en uno de los mejores pasajes de la obra, que resume el tono de toda la novela:  al Escritor le contestaría que lo hago porque yo no sé escribir, no tengo personajes que vivan por mí; a mí niño le respondería que no recuerdo cómo se juega, que ya no sé fingir ser un policía o un superhéroe y que ser sólo una misma a veces es muy poco; a Pantera le contaría que no pertenezco a ninguna lucha que me haga útil. Todas las respuestas serían verdad y un poco mentira, como todas las palabras, porque lo único en lo que pienso cuando me pregunto por qué es en sus zapatillas verdes bailando bajo la mesa”. 


Yo, mentira es una novela extraordinaria con una protagonista de carne y hueso, contradictoria, confundida, llena de dudas, imperfecta, real. Un libro soberbio. 

Comentarios