Nada

 


Era imposible de toda imposibilidad que una serie argentina que se presenta como una carta de amor a Buenos Aires, en la que la comida ocupa un papel central y Luis Brandoni es el actor protagonista no me gustara. Y, naturalmente, Nada, que puede verse en Disney+, me ha gustado. Es una serie extraña ya desde el título, muy a la contra de lo que se estila hoy en día. Sin acción, ni gran trama, con una estructura poco habitual y una historia original, sin prisa a la hora de contar la historia, con ternura. Una serie breve, de apenas cinco capítulos de media hora, y muy discursiva. 


Me ha gustado Nada, por supuesto, y me ha disparado las ganas de volver a Buenos Aires, esa ciudad impresionante, tan bien retratada aquí, de la que el protagonista de la serie está enamorado. El personaje al que da vida Brandoni es un escritor y crítico gastronómico más bien cascarrabias, acostumbrado a tener pocos amigos, a escribir críticas demoledoras de los restaurantes que no le gustan. Por supuesto, acostumbrado a no pagar una cuenta en ningún restaurante y también a que se lo den todo hecho, ya que Marcela, su asistenta, se encarga de gestionarle el dinero y todo lo que necesita en en día a día. 


El personaje principal de la serie es alguien que no conduce, pero que tampoco es capaz de tomar un autobús o de pagar en un supermercado. Su vida cambia cuando fallece si asistenta y, a regañadientes, termina contratando en su lugar a una joven paraguaya (magnífica Majo Cabrera) que le hará cuestionarse su forma de estar en el mundo. La relación entre ambos es lo mejor de una serie que tiene como gran reclamo la presencia de Robert De Niro, quien da vida a un escritor muy amigo del protagonista que vive en Nueva York. Creo que es un papel un tanto extraño, la verdad, y que la serie funcionaría esencialmente igual sin él. Pero bueno, Robert De Niro es Robert De Niro y nunca está de más. Además, es cierto que su papel sirve para enlazar la amistad y la posibilidad de que ésta se dé a distancia entre dos personas que no hablan el mismo idioma y se entienden en una mezcla de inglés e italiano. 


Hay un momento de la serie en la que el personaje de De Niro defiende “el triunfo de lo simple por encima de lo banal”. Y eso resume bien la serie en su conjunto. Es una historia sencilla, con pequeños detalles como que cada capítulo se titula con un refrán argentino, los paseos por Buenos Aires o la devoción del protagonista por la comida. Defiende en un momento que cada comida es crucial y hay que darle importancia porque todos tenemos un número de comidas limitadas en nuestra vida. Buenos Aires y comida juntas en una película. ¿Qué más se puede pedir?


Me ha gustado Nada, sí, pero reconozco que no me ha enamorado como esperaba. No es lo mejor de sus directores, Mariano Cohn y Gastón Duprat, que son autores de la extraordinaria El ciudadano ilustre, una de las mejores películas de los últimos años, o la muy divertida y satírica Competencia oficial. Esta serie emparenta con la crítica al esnobismo de los trabajos anteriores de Cohn y Duprat, que con gracia sirven para cuestionar un tic muy de nuestro tiempo, ese postureo bobo y banal disfrazado de serio e intelectual que suele, por seguir la forma de expresarse del protagonista de la radio, no dejar vivir a la gente y romper las pelotas. 

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