También la lluvia


La airada y surrealista reacción de algunos tuiteros y ciertos políticos ante la dana que ha sacudido España estos últimos días me ha recordado una estupenda película de Icíar Bollaín, También la lluvia. No por paralelismos con la trama, sino por el título. Porque, efectivamente, también la lluvia es ya susceptible de ser politizada. También la lluvia sirve para el sectarismo y el duelo a garrotazos permanente. El tiempo, que es el tema por excelencia de conversación banal de ascensor, algo de lo que se puede hablar con cualquiera sin verte envuelto en alguna guerrilla politiquera boba, tampoco está ya a salvo de este delirio colectivo. 


No pensemos que es algo único de España, claro. En eso tampoco somos especiales. En Brasil, una de las primeras medidas que tomó Bolsonaro al llegar al poder fue eliminar al homólogo de la Aemet (Agencia Estatal de Meteorología) en Brasil. En Francia, este verano hubo quien criticó con dureza también a los meteorólogos porque en julio no hizo tanto calor y entonces, claro, eso directamente significaba a sus ojos que todo esto del cambio climático era un engaño, como lo del Covid (las conspiraciones nunca llegan solas). Esta oleada de estupidez, de afán por exhibir la ignorancia, que antaño se intentaba al menos ocultar, es tristemente mundial


La historia es conocida. Una dana (depresión aislada en niveles altos) llegó a España el fin de semana y provocó fuertes lluvias, pavorosas inundaciones y, tristemente, varias muertes. La Aemet alcanzó un aviso rojo para Madrid, Toledo y Cádiz. En Madrid, dadas las previsiones, la Comunidad decidió enviar una alerta a los móviles (por un sistema de radio que no implica que nadie acceda a nuestro teléfono, por más que los comentarios de barra de bar dijeran lo contrario) y el ayuntamiento aconsejó no salir a la calle y evitar desplazamientos innecesarios. Al final, en Madrid centro no llovió tanto, pero sí en otras zonas de la comunidad (Madrid no es la M-30) y en otras partes de España. Da igual, Twitter, ahora X, se llenó de comentarios de gente superentederada que dijo que esto era un engaño, que la Aemet patinó, que los malvados gobiernos ya no saben qué inventarse para tenernos encerrados en casa… En fin. Una estupidez tras otra, defendida con orgullo del que alimenta un discurso anticientífico y del todo irracional. 


El caso es que por la noche, después de todos estos comentarios tan sesudos y bien pensados de tantos tipos más listos que todos los demás, porque a ellos con sus gorros de papel de aluminio nadie los engaña, en Madrid sí llovió de lo lindo y ayer hubo problemas serios en el Metro y las carreteras. En todo caso, lo ocurrió ayer podría llevar a los ciudadanos a querer saber más sobre lo que es una dana, a indagar sobre cómo funcionan los modelos, a leer y escuchar a los expertos. Era una oportunidad perfecta para callarnos un poco y escuchar. Pero, claro, ¿quién va a soltar sus frases de enterado por las redes sociales? ¿Cómo van a dejar pasar la oportunidad de politizarlo todo? ¿Quién va a querer informarse de algo antes de opinar sobre ello si puede alardear de su absoluta ingorancia? Nada, mucho mejor decir que la Aemet mintió, que si esto que si lo otro. 


Lo ocurrido estas horas desvela muchas cosas y todas malas de nuestra sociedad y de nuestros políticos, que no dejan de ser la fiel representación de nosotros mismos. ¿Por dónde empezar? Vamos con un puñado de obviedades. No se puede utilizar todo para hacer batalla política. No, campeón, no sabes más tú del tiempo desde tu sofá y con el palillo en la boca que los expertos de la Aemet con sus modelos y sistemas avanzados. Las alarmas avisando de las alertas al móvil no invaden tu privacidad ni es una intromisión del Estado ni de la Comunidad en tu vida privada. La previsión del tiempo ha mejorado muchísimo estos últimos años y eso ha ayudado a salvar vidas, pero no es una ciencia exacta y no puede acertar al 100%. Si no tienes ni idea de algo, mejor te callas, para variar. Aunque te resulte increíble, el mundo no necesita saber tu opinión. La prevención es importante y es mucho mejor prevenir que curar. La responsabilidad de los dirigentes es evitar males mayores. Si hay una probabilidad de que suceda un episodio climático extremo y catastrófico, hay que alertar a la población.


Es muy inquietante, y desde luego no es casual, la forma de denostar a la ciencia y a los expertos, de ensalzar la ignorancia y los comentarios de cuñados. Es patético. Otra obviedad, que igual entiendes mejor si sabes que han muerto tres personas por la dana: que no hayas podido ver un partido de fútbol es un poquito menos grave, sólo un poquito, que las riadas e inundaciones que se han producido unos pocos kilómetros más allá. Otra obviedad más, los daños económicos por las suspensiones de ayer en Madrid palidecen ante la necesidad de prevenir grandes riesgos. Esta pantalla ya deberíamos haberla superado tras el Covid y tras Filomena, pero eso ya tal


Me resulta imposible entender por qué alguien decide situarse contra la ciencia, en una actitud entre negacionista, ignorante y conspiranoica. Qué lleva exactamente a alguien a creer de verdad que la Aemet no es una agencia con expertos que siguen distintos modelos y trabajan con rigor, no, resulta que está ahí Soros en persona manipulando al personal para imponer la malvada agenda globalista


El alcalde de Madrid acertó el domingo al alertar a la población, pero ayer se dejó llevar por el gen cuñado y ha dicho que la Aemet no ha afinado y que muy mal todo. Le ha faltado decir que él sí que atina bien la previsión del tiempo viendo cómo se mueven las hormigas o con cualquier otro método acientífico. Dónde va a parar. El presidente de Andalucía pedía rigor a la Aemet, algo que igual podría aplicarse él a sí mismo cuando no es tal complicado entender por qué las previsiones de fenómenos como la dana son tan difíciles de situar en un lugar exacto. Lo pedía a la misma hora, más o menos, a la que desaparecían tres personas en Madrid por culpa del temporal, ése con el que algunos enterados dicen que la Aemet exageró.


Dentro de la M-30 no llovió tanto, unos kilómetros más allá, sí. Mucho, muchísimo. Por cierto, en este caso, la presidenta de la Comunidad de Madrid está teniendo una actitud impecable, centrándose en lo importante, la atención a la víctima, y sin dar pábulo a creencias cuñadas siempre dispuestas a cuestionar la ciencia. No se trata, por supuesto de no poder criticar a la Aemet o a quien corresponda, se trata de que sea una crítica informada


Es muy triste a lo que estamos llegando como sociedad. Hubo gente de derechas que criticó la alerta que entró en los móviles en Madrid cuando pensaba que venía del gobierno central, pero luego borró esos comentarios en cuanto se enteró de que lo había enviado el gobierno regional. También hubo gente de izquierdas que empezó a criticar la alerta precisamente porque decidió enviarla un gobierno controlado por el PP y, claro, al rival, ni agua. Nunca mejor dicho. Hubo gente que atacó a la Aemet porque en su mente sectaria consideran que, como es una agencia estatal y ahora gobierna la izquierda, son unos chapuceros y hay que atacarlos porque sí. Gente muy indignada porque, bueno, vale, sí, igual en algún pueblo por ahí perdido había gente desaparecida o casas inundadas, pero qué hay de su terraceo o de su plan supermegaimportante que la Aemet arruinó por esa tontería de intentar evitar muertes. 


Esto es insoportable. ¿Queda alguien con dos dedos de frente ahí? ¿Queda alguien capaz de pensar por sí mismo y aislarse de las lógicas de guerras culturales y repugnante partidismo? ¿Queda alguien que quiera informarse y enterarse de algo antes de hacer sus comentarios chuscos partiendo de la base de que todo el mundo salvo ellos mismos es tonto o, peor, malvado porque sigue una agenda perversa? Hay que apelar a la gente racional, a la capacidad de pensar, de aislarse de la estupidez de tanta gente ignorante feliz y orgullosa de exhibirla. Posiblemente sean menos estos tipos orgullosos de su ignorancia, pero son terriblemente ruidosos y acallan las voces sensatas. Otro día hablamos de que ni toda España es Madrid ni Madrid es sólo la M-30. En fin, lo dicho, ¿queda alguien ahí?

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