El cuarto pasajero

 

El cuarto pasajero es una película de Álex de la Iglesia y con eso está todo dicho. Es una comedia romántica, pero de Álex de la Iglesia, es decir, completamente distinta a cualquier comedia romántica que hayamos visto, del todo delirante y con el sello inconfundible del director. En su cine, el exceso es la norma. Y, por eso, lo de los géneros no encaja bien con sus películas. Diríamos que El cuarto pasajero está a medio camino entre la comedia romántica y la road movie pero, ya digo, perderíamos el tiempo. Es una película de Álex de la Iglesia y, como todas, única en su especie, imposible de comparar con nada.

Como es habitual en el cine del director, la historia, que puede verse en Movistar, comienza con apariencia costumbrista, de lo más normal. Julián (Alberto San Juan) comparte su coche con desconocidos para sacarse algo de dinero. Desde hace un tiempo, va y viene de Madrid a Bilbao y de regreso a la capital con la misma pasajera, Lorena (Blanca Suárez), de quien sabemos desde la primera escena que está enamorado. En este viaje les acompañarán dos pasajeros, digamos, especiales, protagonizados por Ernesto Alterio (que se sale en una de las más frenéticas y portentosas interpretaciones de su carrera) y Rubén Cortada, con quien Lorena empieza a coquetear para disgusto de Julián. 

Lo dicho, en apariencia, todo normal. Conversaciones con desconocidos, que siempre pueden ser incómodas, pero que entra dentro de la normalidad de los usuarios de este tipo de aplicaciones. Pero, claro, todo empieza a enrarecerse más y más en una escalada delirante que conduce a una traca final divertidístima, un festín excesivo y desmesurado marca de la casa. Es una auténtica locura de película a la que es inútil pedirle coherencia o verosimilitud. La película requiere entregarse al puro disfrute que propone. Vale mucho la pena. 

La construcción de los personajes, en especial el caradura al que da vida Ernesto Alterio, vendeburras, conflictivo, desvergonzado, es uno de los puntos fuertes de la historia. Es magnífico ver al personaje al que interpreta Alberto San Juan, tan metódico y exhaustivo en todo, ir desatándose a medida que el delirio se adueña de todo alrededor. Mención especial merece también Carlos Areces, con un papel breve, pero divertidísimo. Las situaciones surrealistas, los diálogos hilarantes y las escenas memorables se suceden a lo largo de los brevísimos 99 minutos de metraje. 

La película, que tiene la mejor peor frase de ánimo de la historia del cine (“unas veces estamos mal y otras, mucho peor”), culmina como es habitual en el cine de Álex De la Iglesia con un festival disparatado y genial. El cine suele sacar partido de plantear situaciones cotidianas para darles la vuelta. ¿Recuerdan la escena del atasco en la apertura de La la Land? Pues El cuarto pasajero tiene su propia escena del atasco, completamente distinta a aquella, pero no menos icónica ni memorable. Es el culmen perfecto a una película delirante, divertida y muy loca, es decir, una película de Álex de la Iglesia.  

Comentarios