The White Lotus T1

 

The White Lotus, la miniserie de Mike White que emite HBO Max y de la que de momento he visto sólo la primera temporada, aunque hay una segunda ya en emisión y una tercera en camino, supera con éxito una dura prueba: resultar atractiva e interesante pese a sonar a algo ya visto y volver a temas que no son novedosos ni originales. Sí, la serie sigue en cierta forma la línea de Succession y otras producciones recientes que nos muestran las miserias de las clases altas acomodadas y los conflictos en familias disfuncionales. También juega con un tópico bastante habitual en la televisión y en el cine, eso de mostrar todo lo que esconde la cara aparentemente feliz y risueña de un escenario perfecto. Todo lo que parece idílico oculta en realidad partes mucho más oscuras y a eso juega con acierto The White Lotus. 
La serie está ambientada en un resort de lujo al que llegan distintas familias que han reservado muy lujosas suites. Parecen todos muy felices: unos recién casados, una familia de profesionales liberales con sus hijos y la mejor amiga de su hija, una mujer que viaja sola y es algo misteriosa. El personal del complejo, por supuesto, también parece en todo momento sonriente y servicial, dispuestos todos a ofrecer a los huéspedes una experiencia única. El lugar es maravilloso, paradisíaco, y todo está dispuesto para disfrutar de unas vacaciones idílicas, pero las vacaciones idílicas no atraen a nadie más que a quien goza de ellas en la vida real (y a veces, ni eso), así que la serie nos ofrece pronto el conflicto que necesita toda historia, los conflictos, las rendijas por las que hábilmente van apareciendo esos problemas en el paraíso que son la pimienta de la serie

Otro de los aciertos de la primera temporada de The White Lotus es que realmente consigue que todas las subtramas resulten atractivas. Interesan por igual las historias de la pareja de recién casados que forman un chico bien hijo de mamá bastante insoportable y una periodista indecisa que no sabe que hacer con su vida,; de la familia con la madre adicta al trabajo y el padre que teme estar enfermo y espera unos resultados, junto a su hijo raro y la pareja peculiar que forman su hija y su amiga; la mujer que llega con las cenizas de su madre para soltarlas en el océano; el director del hotel que será uno de los personajes que más juego dará a lo largo de la serie; la mujer que gestiona el spa con un aire espiritual que por alguna razón convence a los huéspedes ricos que acuden al resort; el chaval que trabaja en el hotel que ha expropiado las tierras que durante siglos pertenecieron a su familia... 

La serie se puede leer como una historia de enredos y líos familiares en ese no lugar que es siempre un hotel, en ese espacio en el que a la vez somos y no somos del todo nosotros mismos que son las vacaciones, pero también va más allá. Casi diría que quedan pocos temas de actualidad sin ser abordados, como las diferencias de clase, el feminismo y el Me Too, la apropiación cultural... Todo ello, naturalmente, sin sentar cátedra ni soltar panfletos. La serie ironiza, incluso satiriza, sobre esa clase alta adinerada, pero reparte un poco en todas direcciones. Si a esto sumamos unas interpretaciones fantásticas, una banda sonora excepcional (no sé cómo explicarlo, pero esa música ES la serie, es algo impresionante) y un misterio planteado en los primeros minutos del primer capítulo que añade la dosis de intriga necesaria hasta el final, The White Lotus es sin duda muy entretenida. Pienso ver la segunda temporada, centrada al parecer en otro complejo hotelero distinto. 

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