Aunque el final de la primera temporada de Hunters dejaba la puerta más que abierta a una continuación, el tiempo transcurrido desde entonces hacía pensar que Amazon se había olvidado de esta serie. Finalmente, hace unos meses, estrenó la segunda y definitiva tanda de episodios de esta serie tan irregular como entretenida que cuenta la historia de unos cazadores de nazis. El final de la primera temporada (spoiler) nos desvelaba que Hitler estaba en realidad vivo, así que el hilo conductor de la segunda no podía ser otro más que la caza del dictador responsable del exterminio de seis millones de judíos.
Creo que la serie corrige algunos de los defectos de la primera temporada, en especial, su tono efectista, que fue criticado por asociaciones de víctimas del Holocausto. Ese aire de serie fallida que, de un modo u otro, acompaña al espectador durante casi toda la primera temporada de la serie se desvanece en la segunda. Sin ser perfecta, creo que es bastante mejor a la primera, aunque desbarra con algunas decisiones narrativas cuestionables.
La acción da un salto temporal de dos años desde el final de la segunda temporada. La banda está entonces desperdigada por algo que sucedió en una misión en España. Jonah (Logan Lerman) vive en París, donde está prometido y parece llevar una vida feliz. Lo cierto es que sigue cazando a nazis y será en una de esas misiones en las que reciba la noticia que le llevará a volver a juntar al grupo una última vez: Hitler está vivo en una finca en Argentina. Pese a los recelos iniciales, claro, todo el grupo se junta para capturarlo.
Uno de los principales alicientes de la serie era la presencia de Al Pacino. En esta segunda temporada siguen recurriendo a él por medio de unos flashback que, por momentos, ralentizan demasiado el avance de la historia. Es una subtrama que en parte comprendo (además, si tienes a Al Pacino en el elenco, cómo no vas a inventarte mil y un motivos para tirar de él), pero que a veces sobra un poco. Sobreexplica el final de la primera temporada, incide sobre él y reconstruye un poco lo ya contado ahí, algo que, ya digo, ofrece algunos momentos interesantes, pero también algún que otro obstáculo para la trama central.
Los dilemas éticos, la importancia de la memoria, la relación con la familia... La serie vuelve a abordar cuestiones interesantes y, en general, con acierto, sin juzgar ni sentar cátedra. Hay buenas escenas de acción, giros de guión y sorpresas. La serie sigue siendo muy entretenida y el final que plantea es muy potente, aunque creo que también es algo fallido e incluso incoherente con el tono general de la serie y con la forma de proceder de los cazadores. En definitiva, ni sí ni no, sino todo lo contrario. Hunters no es una serie que recomendaría con los ojos cerrados, pero tampoco una serie que desaconseje. Tiene aciertos y errores, pero también suficientes alicientes (ucronía, personajes potentes, cazadores de nazis...) como para mantener la atención del espectador.
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