Hunters

 

En bastantes momentos a lo largo de sus diez capítulos, Hunters me parece una serie fallida. Hay partes que chirrían, personajes que no funcionan del todo y decisiones narrativas cuestionables. Sin embargo, no dejo de verla hasta el final y lo celebro, porque el giro de guión de su último capítulo justifica casi por sí mismo la serie entera. Creada por David Weil para Amazon Prime Video, la serie plantea la historia ficticia de un grupo de cazadores de nazis en Nueva York en 1977, que descubre una fuerte presencia de exdirigentes del régimen de Hitler que plantean instituir un cuarto Reich en los Estados Unidos. 


Ese grupo, encabezado por un rico superviviente del Holocausto al que da vida Al Pacino, persigue a los nazis y los ejecuta, no los entrega a la justicia ni nada por el estilo. De hecho, una de la subtramas más interesantes de la serie es la que protagoniza una agente del FBI (Jerrika Hinton) que comienza a investigar muertes sospechosas de ciudadanos procedentes de Europa que cambiaron su identidad después de la Segunda Guerra Mundial. La investigación de esta agente del FBI, que además tiene que enfrentarse a la discriminación de la época por ser una mujer negra y lesbiana (esto último lo esconde por temor a recibir más odio del que ya recibe), termina cruzándose con la acción de este peculiar grupo de cazadores de nazis. 

Quizá está aquí, en el grupo de los cazadores, el primer punto débil de la serie. Es una opinión personal, claro, pero me da la sensación de que no tienen tanto carisma como quisieron darle sus creadores. En ese grupo hay una monja, un excombatiente en Vietnam, una pareja veterana de supervivientes del Holocausto, una madre soltera, un actor profesional venido a menos... Están concebidos para ser personajes muy potentes, el centro de la historia. Creo que se quedan un poco a medias. 

Más interesante resulta la relación del jefe del grupo con Jonah (Logan Lerman), un adolescente cuya abuela es asesinada y al que acogerán desde el principio entre los cazadores. Los dilemas éticos a los que se enfrenta el joven y su proceso en ese grupo es de lo mejor de la serie. Porque, ya digo, cuando hablamos de cazar nazis hablamos exactamente de eso, de encontrarlos, torturarlos, hacerlos confesar y eliminarnos. Hay escenas muy sangrientas, a lo Tarantino, y también hay un juego de mezcla de géneros y tonos muy arriesgado, como algunos gags televisivos frívolos sobre el antisemitismo o algunas escenas con toques de cómic. Es, ya digo, una decisión arriesgada. A mí en algunas partes me chirría mucho, aunque no le dejo de reconocer ciertos méritos. Entre los puntos a favor de la serie está la interpretación soberbia que hace Greg Austin de un matón sádico al servicio de los nazis. Entre sus puntos débiles, que los avances en las investigaciones del grupo son a veces demasiado casuales, no es una parte que esté demasiado cuidada. 

Por lo demás, la serie es entretenida por momentos y, ya digo su primera y, hasta la fecha, última temporada, aunque no se descarta que haya una segunda, tiene un final realmente asombroso. Aborda cuestiones importantes como la memoria, la justicia y la venganza. Y también despertó polémica por algunas imprecisiones históricas sobre el Holocausto como, por ejemplo, la invención de un juego de ajedrez humano, no documentado Cuando se estrenó la serie, el Memorial de Auschwitz emitió un contundente comunicado en el que dijo que "Auschwitz estaba lleno de dolores horribles y sufrimientos documentados en los relatos de los supervivientes. Inventar un juego falso de ajedrez humano para Hunters no solo es una tontería peligrosa y una caricatura, también da la bienvenida a futuros negadores. Honramos a las víctimas preservando la exactitud de los hechos". La representación del Holocausto es otro de los no pocos debates que despierta una serie fallida en algunos tramos, pero tampoco carente de méritos. 

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