El principal objetivo de un documental debe ser atraer a todo tipo de público, también a aquel al que el tema abordado no le importe demasiado. El caso Figo, el documental de Netflix obre el fichaje del futbolista portugués Luis Figo por el Real Madrid en el año 2000, cuando jugaba en el Barcelona, lo consigue. No soy precisamente muy futbolero y, sin embargo, he seguido con mucha atención, boquiabierto en ocasiones, este documental dirigido por David Tryhorn y Ben Nicholas, en el que hablan todos los protagonistas de aquel culebrón.
Recuerdo el revuelo que despertó entonces el fichaje, pero desconocía buena parte de los detalles que se cuentan en el documental. No sé, desde luego, cuánto de novedoso hay o deja de haber en el mismo, precisamente porque no es un asunto del que conociera demasiado, así que es posible que a quien siguiera entonces minuto a minuto el fichaje no le sorprenda tanto lo que vea en pantalla como a mí. El fichaje de Figo por el Madrid, la promesa de esa fichaje, permitió a Florentino Pérez convertirse en presidente del equipo blanco y derrotar en las elecciones a Lorenzo Sanz, bajo cuya presidencia el Madrid venía de ganar dos Champions en tres años. Además, ese verano también se celebraban elecciones en el Barcelona, donde ganó Joan Gaspart, que aparece en el documental y reconoce que fue uno de los peores presidentes del club blaugrana.
En el documental, ya digo, hablan todos. Por supuesto, el propio Figo. También Florentino Pérez y Gaspart, igual que periodistas que cubrieron el fichaje (como José Ramón de la Morena, entonces en la Ser, que no tiene problemas en reconocer que se inventó parte de la historia para adornar la noticia cuando la dio en la emisora), el agente del futbolista entonces, excompañeros de Figo en el Barcelona y en el Madrid (el más coherente y correcto de todos, con diferencia, Josep Guardiola) y Paulo Futre, que casi diría que es el personaje que más juego da en esta historia por su expresividad a la hora de contar su participación como intermediario en la operación.
La historia, en origen, era bastante sencilla. Figo quería cobrar más en el Barcelona, donde era el jugador estrella, porque no se sentía suficientemente valorado allí. La directiva se negó y surgió entonces la posibilidad de irse al Real Madrid. Pero, claro, la historia se va complicando más y más porque Florentino Pérez no era presidente del equipo blanco, sino sólo candidato. Un candidato, demás, poco conocido entonces. ¿Cómo comprometerse con un candidato a presidir el equipo rival sin ninguna garantía de que se terminaría yendo? El culebrón es tremendo. Entrevistas diciendo una cosa y la contraria en la prensa madrileña y catalana, desmentidos, declaraciones ambiguas, reuniones in extremis, precontratos, acuerdos verbales... Un carajal con mucho, muchísimo dinero de por medio. Quizá lo más interesante de lo que se cuenta en el documental es que después de la victoria de Pérez en las elecciones a presidir el Madrid, precisamente gracias a la promesa del fichaje de Figo, la operación estuvo a punto de naufragar. Figo llega a dar la impresión poco menos de que se fue a Madrid medio forzado por el precontrato que su representante había firmado con Pérez.
La estructura del documental, que sigue una cuenta atrás hacia el día de las elecciones en el Madrid, y las imágenes de archivo (alucinante la animadversión y el odio hacia Figo por parte de la afición del Barça, con escenas surrealistas, incluida la de un tipo siguiendo en moto al bus del Madrid) y las declaraciones de todos los interesados explican el interés de El caso Figo incluso para quienes, como yo, sepamos lo justo de fútbol y nos interese también lo justito este deporte.
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