La catedral del mar

 

En una de mis últimas visitas a Barcelona, que se siempre se me hacen cortas, escuché a una turista italiana hablar en detalle con su familia sobre La catedral del mar mientras paseaba frente a la Basílica de Santa María del Mar. La novela de Ildefonso Falcones, traducida a 15 idiomas y vendida en 32 países, cuenta con una legión de lectores no sólo en España y ha llegado a tal punto de reconocimiento que, en efecto, atrae turismo o aumenta todavía más el gigantesco interés que despierta Barcelona, con sus mil y un alicientes, en todo el mundo. La proyección internacional de esta historia ambientada en el siglo XIV ha subido un peldaño más tras la adaptación televisiva dirigida por Jordi Frades que estrenó Antena 3 en 2018 y que ahora puede verse en Netflix


Llegué tarde a la novela, que no leí hasta el confinamiento de 2020, después de muchos años postergada, y llegó a su versión en serie algo tarde también y, sobre todo, después de haber visto su continuación, Los herederos de la tierra, esta ya producida íntegramente por Netflix, y cuya acción se sitúa años después de la historia de La catedral del mar. Pese a haber invertido el orden natural de ambas historias, he disfrutado mucho con la adaptación televisiva de la obra original. La recreación de aquel periodo histórico es cuativadora y, al igual que sucede en el libro, la serie permite conocer mejor el modo de vida, las instituciones y las costumbres de la Barcelona del siglo XIV

Esta serie me ha recordado una vez más el enorme poder de la literatura. Por su capacidad para contar historias que conmueven y dejan huella. Recordaba buena parte del argumento de la historia, ya que leí la novela hace sólo dos años, pero me impactó especialmente el modo tan vívido en el que recordaba algunos de los pasajes. Sentí una emoción especial al verlos llevados a la pantalla. Son algunos de los momentos más duros de la historia de Arnau Estanyol, a quien aquí da vida en su edad adulta Aitor Luna

Al igual que sucede en su secuela, la serie puede presumir de un elenco de primer nivel. Entre otros,  Michelle Jenner, Silvia Abascal, Daniel Grao, Ginés García Millán, Nora Navas, Josep Maria Pou, Natalia de Molina, Sergio Peris-Mencheta, Pablo Derqui, Nathalie Poza y Tristán Ulloa. A lo largo de sus ocho capítulos la serie cuenta la historia ficticia de Arnau Estanyol desde su nacimiento hasta su consagración como cónsul de la mar y exitoso hombre de negocios en Barcelona, alérgico siempre a la nobleza y defensor de la libertad de todas las personas. A través de este personaje de ficción, la novela expone cómo era la sociedad de aquel tiempo, desde la situación de la mujer hasta el fanatismo religiosa y la ignorancia. 

La serie, ya digo, muy fiel a la novela, es más belicosa que su continuadora y también en ella se refleja el funcionamiento de la Inquisición, que era realmente diabólico para los detenidos, que no tenían escapatoria posible. Los abogados no podían defenderlos, porque la Inquisición nunca se equivocaba, así que nadie podía defender a un acusado por ese órgano religioso que existió en otros países, sí, y que hay que situar en los márgenes de aquel tiempo y no juzgar desde la óptica de hoy en día, de acuerdo, pero que fue realmente aberrante y no ninguna invención de la llamada leyenda negra, por más que ahora ciertas olas revisionistas busquen salvar no sé qué viejas glorias nacionales o menospreciar las salvajadas cometidas hace siglos en lo que hoy es España. 

Uno tiene sus debilidades y me atrae especialmente en La catedral del mar todo lo que tiene que ver con la historia de Barcelona, como el conocimiento que nos permite tener sobre sus instituciones y su funcionamiento. También, claro, la historia de la construcción de Santa María del Mar, que es el auténtico hilo conductor de esta historia, el que está de fondo en todo momento. Esa basílica levantada por los bastaixos, que trajeron piedras desde Montjuic para ponerla en pie, y no por iniciativa de los nobles o de la realeza, como sí ocurría con la catedral del barrio gótico. Los méritos de la serie, como los del inolvidable libro de Ildefonso Falcones, superan con creces a sus defectos. Muy recomendable. 

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