City for Sale

 

Es recurrente, inevitable y muy complejo el debate sobre la masificación turística y sus riesgos. Lamentablemente, como es tradición en este país, más que un debate suele ser una polémica estéril y polarizada con sólo dos posturas muy ruidosas: de un lado, quienes consideran que dado que en España la principal industria es el turismo no es legítima la más mínima crítica a este sector, ni siquiera pedir abrir un debate sosegado; de otro lado, quienes abominan del turismo, niegan el impacto económico de este sector y sólo se fijan en los males del turismo, incluido un cierto discurso algo clasista y conflictivo. Por supuesto, entre medias hay un debate necesario y muchos, muchísimos matices.


El documental City for Sale, de Laura Álvarez Soler, aporta la mirada de los vecinos de lugares de Barcelona cuya vida diaria se ha visto perjudicada de forma directa por la enorme atracción turística de la ciudad catalana. Es una voz que, naturalmente, se debe escuchar, y no se le puede culpar al documental, que se puede ver en Filmin, de no haber dado espacio a otras voces, pero sí reconozco que me resulta algo extraño el modo en el que aparecen los turistas en este trabajo. Siempre son seres molestos sin rostro ni voz. No hubiera estado mal, creo, escuchar también a los turistas y a las personas que viven de este sector o a los políticos (sólo se recogen fragmentos sueltos de declaraciones de algunos de ellos al final del documental). 

Creo que a este documental le faltan matices, porque ahonda en la idea de que los turistas siempre son los otros, como si nosotros no fuéramos turistas cuando viajamos a otras ciudades que no son la nuestra. En todo caso, pese a esa mirada incompleta del complejo fenómeno del turismo masivo y sus amenazas, el documental es muy interesante porque, en efecto, revela el impacto real en la vida de los vecinos de esta gigantesca afluencia de turistas

Se muestran realidades impresionantes, como la de un  hombre que vive en un piso que han convertido en un hotel y es el único antiguo vecino que sigue, tras una resistencia numantina frente al propietario del edficio, que le hizo la vida imposible. O la de un matrimonio anciano al que intentan expulsar con artimañas y con obras constantes en su edificio. O muchos vecinos hartos del ruido y las molestias de los pisos turísticos en La Barceloneta. "Esto ya no es barrio, aquí todo el mundo vive por y para el turismo" cuenta una vecina de toda la vida que vive cerca de La Rambla. 

Es un hecho que la gentrificación, sobre todo por su forma de destrozar el tejido social del barrio, llevar al cierre de comercios y disparar losprecios del alquiler, es muy dañino para cualquier ciudad y  debe ser convenientemente combatido mediante la regulación. Es importante que las ciudades reciban a los turistas, entre otras cosas por el peso económico de ese sector, pero no a costa de que las ciudades, o partes de ellas, dejen de ser habitables para sus vecinos. En los últimos años en Barcelona ha habido intentos reales de mejorar este problema, con proyectos como la prevista reforma de la Via Laietana o las supermanzanas. El documental deja clara la necesidad de un turismo más sostenible y de que las ciudades estén pensadas para las personas. El problema es que este asunto es de una enorme complejidad y no es nada sencillo de regular. Faltan matices, pero el documental muestra algunas de las consecuencias de un turismo masivo sin control que, paradójicamente, amenaza con reducir el atractivo de esas ciudades que más llaman la atención a los turistas. 

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