Billions T6

 

No era pequeño el reto al que se enfrentaba Billions en su sexta temporada, que puede verse en Movistar. En realidad, ninguna serie que llega a su sexta temporada lo tiene sencillo para seguir sorprendiendo al espectador. Con frecuencia, cuando las series se alargan demasiado, más que ser fieles a sí mismas, terminan imitando lo que fueron, siendo fieles más a sus defectos que a sus virtudes. Además, Billions despidió al final de la quinta temporada a uno de sus principales protagonistas, Bobby Axelrod (Damian Lewis). La sexta tanda de episodios de la serie ha logrado superar el reto y la mejor prueba de ello es que habrá séptima temporada. 


Billions sigue manteniendo sus sellos de identidad: sus saltos temporales, el ritmo frenético, sus tramas enrevesadas en las que no hay buenos ni malos, sino sólo malos y peores. Sigo pillando menos del 10% de las referencias culturales que hacen los personajes y me sigue dando igual. ¿Se echa de menos al personaje de Damian Lewis? En parte sí, claro. Ha sido un protagonista fundamental a lo largo de la historia de la serie, pero la trama sigue atrayendo el interés de los espectadores y logra montar otra rivalidad llena de tensión, en este caso, la que enfrenta a Michael Prince (Corey Stoll), el inversor que batió a Axelrod en la temporada previa, y al fiscal Chuch Rhodes (Paul Giamatti), quien empieza la temporada alejado de la ciudad y del mundanal ruido, pero que pronto vuelve a las intrigas de siempre. 

Aunque la trama principal de Billions siempre ha sido el duelo entre el fiscal, que no es desde luego un fiscal honrado, impoluto y respetuoso escrupuloso de la ley precisamente, y un inversor multimillonario, esta vez, Michael Prince, ha contado desde el principio con un muy valioso elenco de secundarios. Son personajes bien construidos y que siempre han tenido mucho que decir. En esta sexta temporada no es una excepción. Por ejemplo, Wendy (Magie Siff), que afronta esta vez muchas dudas sobre su trabajo al lado de Prince. Se ve a una Wendy más atormentada y reflexiva que nunca. O la mano derecha del fiscal, Kate Sacker (Condola Rashad), que da un paso adelante y adquiere más protagonismo en la serie. Además, esta temporada llegan a Billions dos nuevos personajes que dan también mucho juego. 

Si Bobby Axelrod era un millonario orgulloso de serlo sin excesiva necesidad de aparentar lo que no era o de dar una buena imagen al exterior, Michael Prince es igual de rico que él, pero vive casi obsesionado por ser querido, cuida hasta el extremo su imagen. Pronto se perciben incluso ciertos delirios de grandeza. Quiere organizar los Juegos Olímpicos en Nueva York y quiere que todo el mundo sepa que ha sido gracias a él. Aspira a ser poderoso e influyente y por eso es un obstáculo en sus planes que el fiscal Rhoades le investigue. 

De nuevo, la serie plantea inesperados giros de guión, choques verbales brillantes, disputas e intrigas, luchas de poder, traiciones y sorpresas. Imposible aburrirse en los diez capítulos de esta temporada, que deja abierta la puerta a una séptima, ya confirmada, en la que volverá ese duelo descarnado entre el fiscal y el millonario. De fondo, maldades, debates sobre la obsesión por el dinero y el poder, reflexiones y mucho, mucho ritmo. No es fácil que uno espere con expectación la séptima temporada de una serie. Billions lo consigue. 

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