BAC Nord

 

Desconozco si la extrema derecha francesa comparte con sus homólogos españoles el desprecio sistemático al cine de su país, allí que el cine es una cuestión de Estado, pero parece que, al menos a veces sí van al cine. El problema es que lo hacen para utilizar las películas como herramienta de propaganda política. Es lo que ha ocurrido con BAC Nord, de Cédric Jiménez, que ha sido un gran éxito de taquilla en Francia, el primero después del parón del confinamiento, y que también ha generado un enorme debate político, a apenas seis meses de las elecciones presidenciales del próximo año. Marine Le Pen, líder de la extrema derecha del país, recomendó vivamente acudir al cine a ver esta película, basada en una historia real y ambientada en los barrios más deprimidos y conflictivos de Marsella. 
La película, pues, tiene un interés doble. De un lado, que es lo que de verdad importa, su mera calidad narrativa, en tanto que lo principal que se debe pedir a un filme es que cuente una historia atractiva y lo haga bien. Es el caso, desde luego. BAC Nord es un trhiller que ofrece todo lo que se le pide al género. Mucha acción, escenas bien rodadas, personajes que no son planos, sino que tienen aristas y vulnerabilidades, con buenas interpretaciones. Todo eso lo encontramos en la película, que sigue el día a día de tres policías de la brigada anticriminal (BAC) en su lucha contra el tráfico de drogas y la delincuencia en los barrios más degradados del norte de Marsella. 

El filme tiene, claro, otra vertiente, porque sirve de crítica a un sistema y de retrato de una realidad. Y ahí es donde comienzan los problemas o, más bien, la utilización política que algunos han querido dar a la película. Es algo que se escapa de la intención inicial de la película. El director del filme ha declarado que le desagrada el apoyo de Le Pen y que él no busca, en absoluto, fomentar un discurso antiinmigración, ni alentar el miedo en la población, ni mucho menos en apoyar a la extrema derecha en las elecciones del próximo año

Que una película genere debate es algo positivo, que enriquece su historia y va más allá. Otra cosa es que haya quien encuentre en todas partes, empezando por las películas, alpiste para alimentar sus prejuicios y su visión de la realidad. ¿Glorifica BAC Nord a la policía? No lo creo. Se muestra cómo se utiliza la droga incautada para pagar a confidentes, se deja claro que hay policías que cruzan los límites de la ética profesional, se refleja una enorme falta de medios y un cinismo en la organización de esos medios, ya que se premia a la policía por cumplir unos cupos, sin un interés real por abordar el problema de fondo. 

La película no tiene ninguna obligación de ser un tratado detallado y exhaustivo sobre la situación en ciertos barrios de Marsella y de otras ciudades francesas. ¿Puede ser utilizada por personas que lanzan discursos de odio contra la inmigración y que lo asocian directamente con la delincuencia? Sí. ¿Es verdad que la película se centra más en los policías que en las personas que habitan esos barrios? También. Pero es que ésa sería otra película, película que ya existe. Si el filme fuera una película social que intentara llegar al fondo de las razones por las que hay barrios inseguros, donde campean a sus anchas los narcotraficantes y delincuentes, sería una película fallida. Pero es que es una película de acción, una trama policíaca pura. Decide centrarse en los agentes, en concreto, esos tres, un poco al modo de Antidisturbios, la serie de Peña y Sorogoyen. Al igual que en aquella serie, no creo que BAC Nord juzgue a esos policías, ni para bien ni para mal

Desde un punto de vista meramente cinematográfico, la película francesa es muy entretenida y narra historias personales bien construidas, como esa amistad entre los tres agentes, la forma de entender su trabajo, el modo en el que se ven vendidos por sus superiores, los excesos que cometen, etc. Desde un punto de vista político o social, cada cual puede interpretar la película como considere. Estaría bien, eso sí, que se hiciera con madurez, sin ir por la vida con anteojeras que le impidan a uno ver la complejidad del mundo más allá de sus prejuicios. En cualquier caso, lo ocurrido con la película demuestra algo que ya sabíamos, pero que no está mal recordar de vez en cuando, que la cultura importa, que da lugar a debates, que sirve para entendernos, representarnos y analizarnos. 

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