El inocente

 

Si el objetivo de un trhiller es sorprender a los espectadores con constantes giros de guión y mantener la intriga hasta el final, El inocente, la serie de Oriol Paulo que puede verse en Netflix, sin duda, lo consigue con creces. Cosa distinta es que su guión sea perfecto o que no haya errores o aspectos que chirrían un poco. Durante mucho tiempo he pensado que no me gustaban los trhillers, porque casi siempre les encontraba defectos, y ahora creo que lo que sucede más bien es que me gustan bastante y es precisamente por eso por lo que necesito que nada me saque de la historia, que no vea algo demasiado casual, o demasiado inconsistente. Que,por ejemplo, el hecho crucial que desentraña la investigación sea endeble o poco verosímil. ¿Es perfecta El inocente? No. ¿La recomendaría? Sin duda. 
De entrada, creo que la serie va de más a menos. Sus dos primeros capítulos, de un total de ocho, son extraordinariamente prometedores. Sobre todo, porque se ven muchos cabos sueltos y personajes e historias sin aparente relación entre sí. El planteamiento, pues, es excelente. También me gusta la estructura de la serie, en la que cada capítulo comienza con la voz en off de uno de los personajes, contando su pasado. Es cierto que este recurso anticipa uno de los aspectos que me gusta algo menos de la serie, y es que quiere explicarlo y subrayarlo todo demasiado. 

Uno de los puntos fuertes de la serie, más allá de esa capacidad de ser adictiva y conseguir mantener la tensión y la intriga hasta el final, es su elenco. Aura Garrido, Alexandra Jiménez, José Coronado, Juana Acosta, Miki Esparbé, Ana Wagener, Gonzalo de Castro... Es un nutrido y talentoso grupo de intérpretes, de los mejores de nuestro país, sin duda. Todos ellos cumplen con nota. Mucho menos me convence la interpretación de Mario Casas, a quien aquí encuentro demasiado inexpresivo, siempre con la misma cara, independientemente de lo que le ocurra a su personaje, demasiado encorsetado. Al principio, parecía una interpretación contenida, por el pasado traumático de su personaje, pero a medida que avanza la historia y le ocurren más y más cosas terribles a su personaje, menos se comprende esa falta de expresividad. 

Por lo demás, El inocente cumple a la perfección con lo que se espera del género. Para mi gusto, es todo demasiado casual, hay demasiadas coincidencias. La forma de conseguir que miremos hacia otro lado durante toda la trama es hacer confluir dos pasados de lo más conflictivos en los dos protagonistas principales. No diré que la serie es tramposa, no lo es, creo de hecho que la mayor parte de la historia se sostiene muy bien, pero a veces tengo la sensación de que el director se está sacando demasiados conejos de la chistera. En cualquier caso, la serie funciona y la recomendaría. Con sus virtudes y sus defectos, consigue atrapar, igual que hace, por cierto, la película Contratiempo, del mismo director y también con Mario Casas como protagonista, también en el papel de alguien atormentado y empeñado en demostrar su inocencia. 

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