Contratiempo

Mientras seguimos a la espera de que por fin abran los cines y podamos descubrir nuevas historias más allá de la pantalla de nuestra televisión, toca seguir manteniendo viva la llama gracias a las plataformas. En Netflix, por ejemplo, se puede ver Contratiempo, de Oriol Paulo, un thriller de 2016 que cumple a la perfección con lo que exigen los cánones del género. Intriga, personajes misteriosos, medias verdades, un escenario inquietante que forma parte de la trama, sorpresas y giros de guión hasta el final. No le falta nada de lo que se puede pedir a una película de este género, sin que eso signifique necesariamente que es perfecta. Ofrece exactamente lo que promete, que ya es mucho. 


En principio, la historia se presenta como la lucha desesperada de Adrián (Mario Casas) por demostrar su inocencia en la muerte de su amante, una famosa fotógrafa a quien da vida Bárbara Lennie. Él es el único acusado del crimen. Se encontró el cuerpo de ella en una habitación de un hotel sin pistas que demuestren que nadie más estuvo allí. Pero él asegura que fue agredido por alguien y que, después de ello, encontró muerta a su amante. Para ayudarle en su defensa, Virginia Goodman (Anna Wagener) acude a su casa con la intención de conocer la verdad. 

Eso es lo que parece, claro. Luego nada es exactamente como parece. En una larga conversación nocturna, porque el tiempo corre en su contra, Adrián le contará a la abogada todo lo que ocurrió. Entraremos así en un juego de mentiras y medias verdades, en el que cuesta saber qué es realidad y qué no. La abogada necesita saber toda la verdad para poder ayudar a Adrián, y comenzará un duelo dialéctico entre ambos muy teatral, absolutamente fascinante, de alta tensión. 

La colosal interpretación de Anna Wagener está entre lo mejor de una película que también cuenta en su reparto con José Coronado, en un papel del que nada se puede decir sin contar más de lo necesario. El guión funciona con una precisión extraordinaria. Todo está en su sitio. La información se va dosificando a cuentagotas a lo largo de los 104 minutos de metraje. Creo que Contratiempo es una de esas pocas películas a las que dan su aprobación hasta los más exigentes con los trhillers, los que examinan y cuestionan cada prueba, cada plano, en busca de un error. A mí personalmente me chirría mucho cuando encuentro algo inverosímil o demasiado casual en la resolución de un caso. Aquí todo tiene justificación, todo se aclara, todo encaja. Contratiempo no es una película perfecta, pero se le parece mucho. 

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