La verdad sobre el caso Harry Quebert

 

Confieso que tengo recuerdos algo difusos de La verdad sobre el caso Harry Quebert, que leí hace siete años. La crítica que escribí en su día en este blog me ayuda a refrescar la memoria. En resumen: el libro me pareció algo tramposo, pero adictivo. Ofrecía todo lo que se espera de una novela negra en la que se investiga un crimen. En 2018, años después del arrollador éxito de ventas del libro de Joël Dicker, se estrenó una serie basada en aquella obra, dirigida por Jean-Jacques Annaud y de la que fue también guionista el propio escritor. La serie, que ahora se puede vez en Amazon, cumple también con todo lo que se le puede pedir a una ficción de este tipo: intriga hasta el final, constantes giros de guión y mucha emoción. 

El presente narrativo de la historia es 2008, cuando encuentran el cadáver de una joven, Nola Kellergan (Kristine Froseth), en el jardín de la casa de un exitoso escritor neoyorquino que vive en un pueblito de Maine. Además, la joven está enterrada con el manuscrito de la novela más exitosa del autor, que es inmediatamente detenido y acusado del asesinato. La joven había desaparecido en 1975, con apenas 15 años, y pronto descubrimos que había mantenido una relación sentimental con Harry Quebert (Patrick Demsey), el escritor. Cuando conoce la noticia, Marcus Goldman (Ben Schnetzer), también escritor, que lo aprendió todo de Quebert, al que tiene como un maestro, se dirige a aquel pueblo e intentará descubrir la verdad del asesinato, porque no puede creerse que su profesor sea culpable. 

El punto de partida, sin duda, es atractivo. Todo indica que Harry Quebert es culpable. Su mutismo inicial y el reconocimiento de que mantenía una relación con la joven, menor de edad, juegan en su contra. De inmediato, los libros de Quebert dejan de venderse y se lee con otros ojos la historia de El origen del mal, la novela que encumbró al autor, que de pronto parece ser la descripción de aquella relación prohibida, de aquel amor imposible con Nola. 

A lo largo de diez capítulos, sin prisa y con el clásico recurso de recurrir a giros de guión casi en cada episodio, la serie desentraña poco a poco la trama de aquel lejano verano en el que Harry y Nola estuvieron juntos. Además de la presión por demostrar la inocencia de su amigo, Goldman también tiene la urgencia de enviar a su editorial su segunda obra, que le está costando horrores, porque no encuentra inspiración. No sale demasiado bien parado el sector editorial, por cierto, al que se presenta como ávido por generar ventas a cualquier precio. 

Por lo que recuerdo de la novela en la que se basa la serie, lo que más echo en falta es la relación entre Harry y Marcus en la universidad, cuando se conocieron. Hay alguna que otra escena, pero aquí los consejos del maestro a su joven alumno aparecen muy desdibujados, mientras que en la novela tenían más peso y el juego metaliterario estaba más conseguido. En cualquier caso, la serie es muy entretenida y ofrece justo lo que se espera de ella. Una buena historia de intriga que tiene, como le aconseja Harry a Marcus, una gran sorpresa final que lo cambia todo. 

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