Marina

 

Las personas que más me quieren saben bien la pasión que siento por Sant Jordi, así que desde hace unos años me regalan siempre algún libro el día más bello y especial del año. Otra razón más, claro, para adorar al 23 de abril. Gracias a la cosecha de Sant Jordi casi estiro la lista de lecturas hasta verano. Uno de esos regalos fue Marina, de Carlos Ruiz Zafón, de quien confieso que no había leído nada hasta ahora. El libro, una historia de aventuras muy bien narrada y, encima, ambientada en Barcelona, qué más puedo pedir, me ha resultado muy entretenido y comprendo ahora lo mucho y bien que me habían hablado de él. 


Cuenta el autor en el prólogo de la novela que, inevitablemente, los autores siempre tienen algunos libros preferidos de entre los suyos, aunque se nieguen a reconocerlo, un poco como los padres con sus hijos. Y afirma que Marina es una de sus obras a la que más cariño le tiene. Fue la última novela juvenil que escribió y lo hizo, afirma, en Los Ángeles, entre 1996 y 1997, cuando tenía casi treinta y tres años. Por cierto, me intriga lo que explica el autor en el prólogo de la edición de Planeta que tengo, en la que afirma que “la novela ha sobrevivido diez años de ediciones pésimas y a menudo fraudulentas”.

También dice Ruiz Zafón, y dice bien, que Marina no es una obra fácilmente catalogable. ¿Novela de aventuras? Sin duda. ¿De misterio? También, sí. ¿Ciencia ficción, incluso? Pues un poco, también. ¿Relato costumbrista? Algo de eso hay, ya que Barcelona está muy presente en la novela, hay constantes alusiones a calles y espacios de la ciudad. El protagonista y narrador de la historia, Óscar Drai, es un chico que estudia en un internado de Barcelona y que, de forma casual, como suelen ocurrir los encuentros más importantes de la vida, conoce a Marina, la joven que da título a la novela. Juntos descubrirán, también por azar, un oscuro secreto del pasado de la ciudad, en el que se verán envueltos un poco sin querer y otro poco por su afán de aventuras. 

Con buen pulso narrativo, poco a poco se va desentrañando esa intriga, a medida que Óscar conoce un poco mejor a Marina y a su padre, quien dedica su vida a cuidar de Marina y a recordar a la madre de ésta, fallecida hace años. La novela, que terminará hablando incluso de la medicina y los límites de la ciencia, tiene como principales argumentos la memoria y la necesidad de disfrutar de la vida, de tomar conciencia de que es finita, de que no estamos aquí para siempre, y de actuar en consecuencia. 

Por cierto, Marina es un buen ejemplo de lo importantes que son siempre los comienzos de las novelas. El libro empieza así: “Marina me dijo una vez que sólo recordamos lo que nunca sucedió”. La aventura de Óscar y Marina sirve para reflexionar sobre la vida, de la que uno de los personajes afirma en un momento del libro que "creía que la vida nos concede a cada uno de nosotros unos escasos momentos de pura felicidad". Esos momentos de felicidad pura como, por ejemplo, los que nos proporciona la lectura, esa que se celebra como en ningún otro lugar cada 23 de abril en Barcelona, el escenario de este libro tan entretenido y emocionante. 

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