La teoría sueca del amor

 

La inmensa mayoría de los países europeos decidió establecer confinamientos cuando se desató la pandemia del Covid-19 hace justo un año. Suecia fue una de las pocas excepciones. Allí la vida siguió igual, el gobierno renunció a imponer restricción alguna a sus ciudadanos. Que cada cual se protegiera como considerara. El experimento sueco no salió bien y, meses después, el gobierno rectificó en parte esa posición inicial tan laxa. Resultaba difícil entender cómo, pese a que todos los países de su alrededor adoptaban una política muy parecida contra el coronavirus, en Suecia seguían un camino totalmente distinto, centrado en la libertad individual, que renunciaba a imponer medidas duras para contener la pandemia. La teoría sueca del amor, de Erik Gandini, se estrenó en 2015, pero también ayuda en parte a entender el porqué de esta anomalía sueca en la lucha contra el Covid-19. El documental refleja el rol central del individualismo en la sociedad sueca. Medidas como el confinamiento, que consisten en que toda la sociedad haga esfuerzos en pro del resto de sus conciudadanos, se antoja más difícil en sociedades extremadamente individualistas como la que muestra este documental. 
La película, que se puede ver en Filmin, me ha sorprendido mucho. El espectador va de asombro en asombro a lo largo de los 90 minutos de metraje. Intuyo que el documental cae en algunos excesos y que tiene una tesis muy clara y pone todo al servicio de la misma, por lo que la imagen general que muestra del país está deformada posiblemente. Doy eso por hecho, pero aun así, le perdono esos excesos y esa intención demasiado clara, que a veces juega en su contra, como ocurre siempre cuando a un documental se le ve el plumero. 

Me sorprende descubrir, por ejemplo, que en Suecia hay una agencia gubernamental dedicada a rastrear los posibles herederos de las personas que se suicidan en su casa sin que nadie reclame el cuerpo ni dé la voz de alarma, sin que nadie los eche de menos. Al parecer, es algo bastante más frecuente que en otros países. También es sorprendente que en Suecia casi la mitad de la población viva sola. Según el documental, el país ha llevado a la práctica una teoría formulada en los años 70 consistente en defender la autonomía y la independencia de todas las personas, ya sea los padres y los hijos o las relaciones de pareja. Cada uno debe ser libre y autónomo, pensar en su bienestar personal y no atender a demandas colectivas. 

El documental también se recrea mostrando un modelo de inseminación artificial que consiste en enviar el esperma congelado a las mujeres, directamente a su casa, como llega un paquete de Amazon, después de que ella haya podido elegir algunas características del donante. El director de la empresa cuenta que en el futuro se podría desarrollar un sistema que incluyera relaciones personales entre la mujer y el donante, pero de forma virtual. La tesis del documental es clara: la sociedad sueca es muy individualista, tanto, que a pesar de nadar en la abundancia hay muchas personas solas que no desarrollan relaciones personales de confianza real con nadie. Este individualismo provoca también situaciones de rechazo a los inmigrantes. Puede que la parte más interesante del documental sea aquella en la que vemos a una mujer siria ayudar a otras familias procedentes de otros países a adaptarse a la sociedad sueca, enseñándoles el idioma y dándoles algunas claves sobre cómo funcionan las relaciones sociales en aquel país. 

La teoría sueca del amor, en fin, es interesante, pero no puedo dejar de pensar que se le ven demasiado las intenciones y que es demasiado sesgado. Ayuda a hacerme esa idea ver que pone como ejemplo de "resistencia" a esa forma de ser a un grupo de jóvenes que se van al campo a abrazarse y a compartir vivencias espirituales (e intuyo que sustancias químicas también) o un profesor sueco que vive en Etiopía. Digamos que va demasiado a los extremos. Termino de ver la película pensando cómo sería un documental sobre la sociedad española y cuánto horrorizaría en Suecia, pero seguro que también en España, porque las generalizaciones las carga el diablo. 

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